La era Aguirre como "verso suelto"
Los cercanos a la presidenta aseguran que ella est¨¢ a la espera de mejores tiempos gracias a su control de Madrid
Lo de los abrazos iba bien. Chapotear sin cambiar la mueca facial en el barro de un poblado chabolista, por ejemplo. Fundirse con los ciudadanos, enlazar mano tras mano, estar siempre cerca, ocurrente, campechana, sonriente y simp¨¢tica. Funcionaba y las ra¨ªces de la figura pol¨ªtica de Esperanza Aguirre (Madrid, 1952) cog¨ªan profundidad. Las verdades indubitables de su car¨¢cter, la espontaneidad, el desparpajo, la lealtad al partido, la ambici¨®n transparente, le hac¨ªan estar siempre recostada en el lado bueno de la balanza del PP. Hasta que se hizo p¨²blico su ¨®rdago a Mariano Rajoy para cercenar la entrada en el Congreso del alcalde, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, ese "pipiolo" con el que entr¨®, ambos licenciados en Derecho, casi de la manita, en el Ayuntamiento de Madrid en 1983. La rampa de despegue de dos pol¨ªticos que han ido corriendo siempre uno tras el otro, cargo a cargo, y que, seg¨²n los analistas, han hecho de su antagonismo la espita de casi todos sus errores estrat¨¦gicos.
Algo se torci¨® a principios de 2008 y descarril¨® en un enfrentamiento abierto tras la derrota popular en las elecciones de marzo. Aguirre, primero, movi¨® todas las piezas necesarias para frenar las ambiciones de Gallard¨®n. Despu¨¦s, se erigi¨® en voz de los descontentos con Rajoy. "Todos los implicados lo hicieron mal en lo de Alberto, fue un desastre. Todos perdieron y todos perdimos", resume un dirigente popular. La presidenta regional no perdona que el incidente con Gallard¨®n saliera de G¨¦nova en forma de un comunicado. "Las filtraciones duelen. Son traiciones", resume un responsable del PP. Aquella escueta nota para algunos desvelaba una cara oculta de Aguirre: estaba dispuesta a todo, incluido el abandonar un puesto que le hab¨ªa servido el partido, por laminar a un compa?ero. Su gran activo, la lealtad a su gente, quedaba entre corchetes, dicen.
Empezaba una etapa distinta. La de Aguirre como "verso suelto", seg¨²n se defini¨® ella misma. Intercambiaba, por unos meses, los papeles con su enemigo ¨ªntimo Gallard¨®n. Aguirre traspasaba la barrera y saltaba al rinc¨®n de los proscritos "con algunas heridas por el camino". Aunque, advierten: "Lo que no mata hace m¨¢s fuerte". Y Aguirre, aclamada ayer con el entusiasmo de mejores fechas, "parece que est¨¢ muy viva", precisa un cargo.
"Esperanza ha estado en una posici¨®n mala y puede que su imagen se haya deteriorado, pero hay que esperar. No ha tocado fondo y controla Madrid, donde ha tenido unos resultados espectaculares". Esto lo dice un diputado popular, que, como el resto, pide anonimato. Todos coinciden, pero tambi¨¦n todos dejan unos puntos suspensivos sobre el futuro de la l¨ªder. "Est¨¢ tocada, no hundida", se agita un colaborador de Esperanza Aguirre, que enmarca los puntos suspensivos en las pr¨®ximas citas electorales, europeas y gallegas.
Todo el PP de Madrid ha sufrido en los ¨²ltimos meses. Mucho, y sobre todo en el congreso nacional de Valencia en julio, donde Rajoy desoy¨® todas las recomendaciones de Aguirre y dej¨® fuera de su ejecutiva a los propuestos por la presidenta regional, sobre todo a Ignacio Gonz¨¢lez. Un sufrimiento que alg¨²n dirigente circunscribe a los cercanos a Aguirre: "No s¨¦ si los militantes sienten lo mismo". Por lo visto en los pasillos del palacio de congresos, m¨²sica de gaviotas, todos est¨¢n con Espe y sufren cuando ella sufre: "En Madrid nos gustaba Aguirre y nos sigue gustando", zanja un compromisario mayor vestido con un traje verde clarito.
Ayer Aguirre, embutida en su falda tubo gris y elevada sobre los tacones, recibi¨® el respaldo alborozado de los militantes, gente entregada que cree que "fuera de Madrid distorsionan la verdadera imagen de Espe porque la quieren machacar". Recuper¨® el control de la situaci¨®n y salud¨® casi distra¨ªda a Gallard¨®n, vecino de asiento, en medio de los aplausos. Nada que ver con su cara congestionada y sus gritos a una manifestante en un hospital hace unos meses. "Aquello fue horrible", concede alguien cercano al partido. Fue otro golpe a la imagen labrada "beso a beso" de la pol¨ªtica madrile?a desde sus tiempos en los a?os setenta en la Uni¨®n Liberal. La gente cercana a la l¨ªder augura muchos m¨¢s apretones de manos y comentarios fuera del protocolo. La marca de la casa Aguirre sigue en marcha, aunque sea en el nuevo formato de "verso suelto".
Las informaciones del congreso han sido elaboradas por Soledad Alcaide, Daniel Borasteros y Daniel Verd¨².
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