Tempura

Dicen que la labor misionera de los jesuitas en las lejanas tierras del Jap¨®n no solo se concret¨® en las cuestiones propias de su ciencia teol¨®gica, sino que se extendi¨® a ¨¢mbitos de lo m¨¢s mundano, entre los cuales se encontraba lo culinario. Los contundentes rebozados de la madre patria los ense?aron a sus fieles del Oriente, que los reformaron y convirtieron en sutiles y ligeros, dando lugar con ello a la tempura, modalidad que en la actualidad inunda nuestras mesas con mayor o menor fortuna.

En ¨¢mbito tan distinto del original como la playa de Daim¨²s ejecutan una tempura de primera calidad, con la que recubren las verduras que en el entorno se cr¨ªan, consiguiendo el milagro -no pod¨ªa ser por menos, viniendo el invento de donde viene- de que a la vez que se crea la crujiente cubierta de pasta propia del rebozo, se produce en su justo t¨¦rmino la cocci¨®n de lo recubierto, con lo que el placer de comer el conjunto se duplica.

Lo que comenz¨® como simple pasatiempo ha devenido en plato principal en Casa Manolo, lo cual no empece para que en nuestra visita debamos sumergirnos en el mundo que siempre fue propio del restaurante, y nos brindemos una comida en la que no deben faltar los arroces y los pescados, ¨¦stos con ajustados puntos de cocci¨®n, muy lejanos de aquellos que los convert¨ªan en estropajo propio para otras funciones distintas de la gastron¨®mica; los mariscos de las cercanas lonjas, y alg¨²n otro plato, ex¨®tico tambi¨¦n para el entorno, como el cochinillo o las perdices, y que aqu¨ª alcanzan un grado de dignidad que los hace recomendables.

Cuidada y completa bodega de vinos y champa?as, atemperada a la perfecci¨®n y con a?adas que nos permiten la enso?aci¨®n.