La belleza es tu cabeza
Recuerdo que uno de los signos m¨¢s claros del paso de la d¨¦cada de 1970 -y sus revoluciones- a los narcisistas a?os ochenta fue la desaparici¨®n de las pintadas con significado pol¨ªtico, sustituidas por los grafitis, con sus colores chillones y su est¨¦tica futurista. En 1989 -un a?o antes de morir de sida- el famoso pintor estadounidense Keith Haring realiz¨® uno de ellos en la intersecci¨®n de las calles de Sant Pau y Robadors, hoy conservado en el Macba. Haring hab¨ªa comenzado pintando los muros del metro, desde donde hab¨ªa llegado a las mejores galer¨ªas de Nueva York; y quiso dejar uno de sus ¨²ltimos alegatos contra la enfermedad que le mat¨® en las paredes del Raval. Esta clase de gestos -de s¨²bitas intervenciones en el espacio- fueron muy frecuentes entre los miembros de su generaci¨®n. Un trompetista amigo m¨ªo -norteamericano ¨¦l- hosped¨® temporalmente a un joven creador, que una noche de farra le pintarraje¨® la nevera. Poco despu¨¦s, en una mudanza, lanz¨® el electrodom¨¦stico al contenedor. S¨®lo al cabo de unos a?os supo que el desconocido era Jean Michel Basquiat y que hab¨ªa tirado una peque?a fortuna a la basura.
El Ayuntamiento edit¨® un libro que recoge miles de 'grafitis' a pesar de que desde el a?o 2006 los prohib¨ªa
Siguiendo la estela de estos artistas, en los primeros compases de la d¨¦cada de 1980 comienzan a abundar los grafiteros. Colectivos como Mafia, que pintaban los vagones del metropolitano barcelon¨¦s, o el an¨®nimo que dibujaba con plantilla la silueta en negro -de tama?o natural- de una persona, siempre situada en una esquina oscura. Hasta que lleg¨® el Xupet negre, que -entre 1991 y 1999- inund¨® las calles con su peculiar graf¨ªa. Poco despu¨¦s supimos que su mentor era un joven publicista, que convirti¨® su famoso chupete en logotipo para una marca de ropa. La idea se le ocurri¨® -dicho sea de paso- en un lugar m¨ªtico, desgraciadamente desaparecido, como fue el bar Oro Negro -en la calle de la Diputaci¨® esquina con Aribau-, que vio nacer algunas de las iniciativas m¨¢s sorprendentes de la ciudad.
En esas mismas fechas aparece otro logotipo famoso, el de la Percha. O el dise?o policromo de la Mano. Y, por supuesto, el Pez Sonriente, copiado hasta la saciedad en infinidad de ciudades por todo el planeta. As¨ª que, en reconocimiento a sus m¨¦ritos, a este colectivo se le cedi¨® un espacio exclusivo en el F¨®rum de 2004, para demostrar al mundo el buen rollito de un lugar que desbordaba creatividad. Aunque, poco despu¨¦s, en 2006, la nueva ordenanza de civismo sancionaba la realizaci¨®n de todo mural no autorizado. Eso s¨ª, el Ayuntamiento edit¨® un libro que recog¨ªa 1.000 de estas obras que, te¨®ricamente, hab¨ªa prohibido. Y hace unos meses -mientras un juez dictaba c¨¢rcel y multa de 2.400 euros a un joven por pintar en el metro-, el Raimon Llull subvencionaba a un grupo de grafiteros para decorar varias paredes de Berl¨ªn, y el badalon¨¦s Sergio Hidalgo -alias Sixe- era contratado por la Tate Modern de Londres para cubrir el museo con un dibujo de 35 metros de longitud. Ya se sabe que estos andurriales son dados a las contradicciones. As¨ª, no es extra?o que en las paredes aparezcan frases sorprendentes o evocadoras. Como aquella que, pintada en algunas puertas de garaje, reza: "Entra a tu interior". O la omnipresente: "La belleza es tu cabeza".
Por cierto, al shoefiti -zapatillas colgadas de un cable- le ha salido competidor. El nuevo modelo a¨²n no tiene nombre, pero consiste en un molinillo de viento hecho con material reciclado -concretamente un CD-, colgado del tendido el¨¦ctrico. Hay varios, como uno muy visible en la calle de Sant Pau, casi en la esquina con la Rambla del Raval. Ya estoy deseando o¨ªr los diferentes significados que cada ciudadano preguntado le va a dar. Sociolog¨ªa de estar por casa en estado puro.
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