Propuesta arriesgada
La opci¨®n por el juez D¨ªvar para presidir el CGPJ causa perplejidad. A pesar de sus virtudes
Con la propuesta del juez Carlos D¨ªvar, presidente de la Audiencia Nacional desde hace siete a?os, para presidir el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Supremo, Zapatero se ha saltado las pautas seguidas hasta ahora por los anteriores presidentes en la designaci¨®n del candidato a ocupar tan importantes cargos institucionales. D¨ªvar no es magistrado del Tribunal Supremo; no pasa por ser un jurista de reconocida competencia y no se le conoce afinidad alguna con las opciones de pol¨ªtica judicial del partido gobernante; aunque tampoco se le conoce afinidad de signo contrario. La propuesta ha causado perplejidad y no s¨®lo en sectores judiciales pr¨®ximos a los socialistas. Quienes la han acogido con mayor satisfacci¨®n han sido Rajoy y la plana mayor del PP.
A D¨ªvar se le reconocen virtudes que adornan al buen juez: prudencia, discreci¨®n y distanciamiento de opciones pol¨ªticas concretas. Y como presidente de la Audiencia Nacional, cargo al que fue promovido en 2001 por los vocales afines al PP del anterior Consejo, ha dado pruebas de sentido institucional. Son quiz¨¢s estas virtudes las que han inclinado a Zapatero a hacerle su candidato. Pero adem¨¢s de preguntarse si esas virtudes bastan para ejercer la presidencia del Tribunal Supremo y del Consejo del Poder Judicial, no puede ocultarse que Zapatero ha optado por un juez ideol¨®gicamente conservador y caracterizado por su religiosidad.
Las opciones de gobierno deben guardar cierta l¨®gica y la de Zapatero es chocante, incluso recurriendo a la llamada laicidad positiva que ¨²ltimamente defiende Sarkozy. Puede ser incluso imprudente promover a la m¨¢xima instancia jurisdiccional del Estado a un juez que ha realizado manifestaciones p¨²blicas en las que vincula sus creencias religiosas a un ideal de justicia -la justicia divina como paradigma de la humana- m¨¢s propio de una teocracia que del Estado de derecho que consagra la Constituci¨®n.
Es posible que Zapatero haya pretendido contrarrestar el fuerte perfil partidista del renovado Consejo del Poder Judicial proponiendo como presidente a un juez que, por la independencia que se le reconoce, realce el papel institucional del cargo. Lo primero que cabe decir es que Rajoy no le ha seguido en el intento, pese al aparente pacto alcanzado por ambos en julio pasado: el vocal Fernando de Rosa, propuesto por el PP para vicepresidente del Consejo, llega a este ¨®rgano directamente desde el Gobierno de la Generalitat valenciana. Hay motivos para temer que ese desequilibrio entre presidente y vicepresidente marque la trayectoria del nuevo ¨®rgano de gobierno de los jueces.
Los 20 vocales del Consejo Judicial asumen una gran responsabilidad al elegir hoy a su presidente y vicepresidente. Deben hacerlo con la convicci¨®n de que ejercer¨¢n la funci¨®n de intermediaci¨®n y arbitraje que les corresponde y no la de ponerse al frente de bloques antag¨®nicos. El nuevo Consejo podr¨¢ as¨ª ser ¨²til a la justicia, al contrario del anterior.
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