La crisis financiera hace peligrar la mayor adjudicaci¨®n de Abertis, en Pensilvania
El grupo sopesa retirar su oferta si en cinco d¨ªas no se aprueba la privatizaci¨®n
La tormenta financiera, que tiene a EE UU como epicentro, complica el desembarco de la espa?ola Abertis en ese pa¨ªs, donde en mayo se adjudic¨® la Pensilvania Turnpike, en la mayor privatizaci¨®n de una autopista de peaje por valor de 12.801 millones de d¨®lares (8.721 millones de euros). El consorcio ganador (Abertis, Criteria y Citi) se plantea tirar la toalla si la C¨¢mara de Representantes de Pensilvania no da luz verde al proyecto en los pr¨®ximos cinco d¨ªas.
El 30 de septiembre caduca la oferta presentada por el consorcio en sus t¨¦rminos actuales, un plazo que ya fue ampliado una vez, el pasado junio. El respaldo financiero de la operaci¨®n tambi¨¦n tiene una fecha l¨ªmite -finales de a?o-, y los parlamentarios pensilvanos s¨®lo tienen hasta principios de octubre. Si no, la votaci¨®n se retrasar¨¢ hasta enero, por la interrupci¨®n del periodo de sesiones y en plenas elecciones a la presidencia. El consorcio ganador teme m¨¢s un retraso que un no en la C¨¢mara de Representantes, por el contexto actual de crisis y por la pol¨¦mica desatada en Pensilvania por la privatizaci¨®n. Ayer no estaba claro si el pronunciamiento sobre la Pensilvania Turnpike ser¨¢ abordada por los legisladores en los pr¨®ximos d¨ªas.
"No est¨¢ decidido que nos retiremos. Nuestra voluntad es seguir adelante con la operaci¨®n, pero todo est¨¢ abierto", comentaron fuentes de Abertis, tras reconocer que "la financiaci¨®n no est¨¢ pactada sine die y el entorno financiero internacional no es el mismo que el de mayo".
Pero existe peligro de retirada. Un portavoz del gobernador de Pensilvania, Ed Rendell (dem¨®crata), se?al¨® en conversaci¨®n telef¨®nica con este diario que la oferta ayudar¨¢ a enjugar el d¨¦ficit de 450 millones de d¨®lares del presupuesto de transporte pensilvano y, si los legisladores la rechazan, "tendr¨¢n que buscar otra fuente de ingresos". Para Rendell, esperar puede significar "que la oferta de Abertis ya no est¨¦ ah¨ª" y "jugar a la ruleta rusa con el futuro del transporte".
La operaci¨®n, que sumando los 12.801 millones de la oferta y un fondo de garant¨ªa asciende a un total de 14.500 millones de d¨®lares (m¨¢s de 9.900 millones de euros), deb¨ªa financiarse as¨ª: el consorcio acord¨® poner el 41,4% del dinero necesario en capital. Y el 58,6% restante pensaban pagarlo mediante deuda bancaria contra¨ªda con entidades como JPMorgan, hoy en pleno torbellino; el grupo bancario helv¨¦tico UBS, golpeado en sus cuentas por las hipotecas t¨®xicas; Royal Bank of Scotland, Banesto y La Caixa, entre otros.
El retraso en la luz verde a una operaci¨®n de gran envergadura bloquea al grupo espa?ol para llevar a cabo otros proyectos, ya que entre las brumas de la crisis pueden pasarle por delante oportunidades de comprar barato.
Ya no hay plan B
En este delicado contexto, acaba de ocurrir un hecho clave. Los detractores de la privatizaci¨®n, entre los cuales se encuentra la entidad semip¨²blica que gestiona la v¨ªa, se han llevado un chasco. La propuesta alternativa a la privatizaci¨®n de la Pensilvania Turnpike -que consist¨ªa en introducir peajes en otra v¨ªa, la carretera Interestatal 80, hasta ahora gratuita, como una manera de lograr ingresos para el Estado- ha recibido el varapalo de la autoridad federal de EE UU responsable de las autopistas, la US Federal Highway Administration. Considera que no se ajusta a los requisitos de la legislaci¨®n federal en la materia. ?sta no proh¨ªbe la introducci¨®n de peajes en s¨ª, pero s¨ª establece que el dinero recaudado con ellos debe destinarse a financiar el mantenimiento de la nueva v¨ªa de pago. Los partidarios del plan alternativo quer¨ªan que la recaudaci¨®n de los peajes de la Interestatal 80 sirviera, adem¨¢s, para cubrir otras necesidades de las infraestructuras de Pensilvania.
Abertis, que en mayo gan¨® la partida a gigantes financieros como Goldman Sachs o el fondo australiano Macquarie, choca en esta operaci¨®n con un sistema en el que primero se decide la adjudicaci¨®n de la v¨ªa y despu¨¦s, si se privatiza. EE UU es la gran asignatura pendiente del grupo controlado por la constructora ACS y La Caixa, que pilota Salvador Alemany.
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