Un obispo thuquista en la Gran V¨ªa
Pablo de Rojas dirige desde Bilbao una comunidad cristiana que mantiene los ritos preconciliares al margen de una Iglesia que juzga demasiado moderna
Un sacerdote reza en lat¨ªn de espaldas a sus feligreses, ellas cubiertas con velos y mantillas. La estampa recuerda a las misas de comienzos del siglo XX, pero se puede ver todav¨ªa en pleno a?o 2008 y en el coraz¨®n de la Gran V¨ªa de Bilbao. El oficiante es Pablo de Rojas (Ja¨¦n, 1979), que se presenta como el obispo m¨¢s joven desde el Renacimiento. Seguidor del obispo cism¨¢tico vietnamita Ngo Dinh Thuc, que conden¨® las reformas que introdujo el Concilio Vaticano II en 1965, De Rojas estableci¨® en agosto su sede en Bilbao -para estar cerca de Francia, donde m¨¢s auge tiene la corriente Societas Filiorum Auxilii Chritianorum- con tres sacerdotes y ocho monjas, en la que ofrece los sacramentos seg¨²n los ritos preconciliares.
Desde peque?o sinti¨® la vocaci¨®n sacerdotal, aunque no le agradaba la actual liturgia cat¨®lica. "Me hice con un misal preconciliar y empec¨¦ a investigar", relata. A partir de los 17 a?os curs¨® sus estudios eclesi¨¢sticos en diversas ciudades, hasta recalar en un instituto de "¨ªndole tradicional" en Alemania. Licenciado en Filosof¨ªa y Derecho, en junio pasado fue ordenado sacerdote en M¨¦xico y, dos meses despu¨¦s, elevado a su actual rango por el sucesor de uno de los varios obispos que consagr¨® Thuc, responsable tambi¨¦n de las consagraciones del Palmar de Troya.
De familia acaudalada, posee varios inmuebles en Bilbao: su vivienda, la casa sacerdotal en la Gran V¨ªa y la residencia de las monjas en el Casco Viejo. Sus sacerdotes celebran misa cada domingo y se desplazan por toda Espa?a para atender a sus seguidores. De Rojas empieza el d¨ªa con una misa privada en su oratorio y dedica el resto de su jornada al estudio, la meditaci¨®n y la gesti¨®n de las actividades. El proyecto se financia gracias a su patrimonio personal, la caridad de los fieles y el apoyo de una asociaci¨®n af¨ªn que regenta un colegio mayor. El obispo planea crear pronto una residencia de ancianos.
De Rojas critica la "democratizaci¨®n" y la "falta de disciplina" que propici¨® el Concilio II, y considera "her¨¦tico" que en ¨¦l se reconociera la libertad religiosa. "La Iglesia tiene que velar por el bien com¨²n. No puede permitir lo malo y dar libertad para lo falso", argumenta. Por lo tanto, rechaza que el Papa acepte que otras comunidades cristianas recojan "parte de la semilla de Dios", que entre a mezquitas y sinagogas y bese sus libros santos. A su vez, defiende que una lengua muerta como el lat¨ªn "permite que el significado de las palabras sagradas permanezca inmutable". "Adem¨¢s, a Dios no se le puede hablar en el mismo idioma que a los hombres", se?ala.
Esa f¨¦rrea defensa de las tradiciones no le lleva a simpatizar con el ala m¨¢s conservadora de la Iglesia espa?ola. De hecho, es muy beligerante con el cardenal Rouco Varela: "Un obispo no est¨¢ para ir a manifestaciones en contra de nadie. Tiene que limitarse a gobernar, santificar y educar, dejando a un lado sus tendencias personales. [Rouco] Carece de diplomacia, al contrario que Ricardo Bl¨¢zquez, que es acogedor y amable", opina.
El joven obispo acude a la entrevista con la vestimenta de un prelado de antes del ¨²ltimo concilio. Emplea expresiones arcaicas y muestra con orgullo su barroca vivienda, en la que no faltan la sirvienta y el mayordomo. Sin embargo, asegura que no vive de espaldas a la sociedad moderna. "Un servidor tiene amigos. Me relaciono con matrimonios j¨®venes y el otro d¨ªa sal¨ª de noche con mis t¨ªos. No tengo ning¨²n problema con los j¨®venes, aunque soy conocido por el centro por mi vestimenta", admite.
"Para nosotros el Vaticano est¨¢ vacante"
El obispo Ngo Dinh Thuc decret¨® en 1982 que la sede del Vaticano est¨¢ materialmente vacante (aunque formalmente tenga un Papa) desde el Concilio Vaticano II, expresando as¨ª su condena a los cambios que ¨¦ste introdujo para adaptar la instituci¨®n milenaria a los nuevos tiempos. Al contrario que los lefebvristas, que tambo¨¦n siguen los ritos preconciliares, los obispos thuquistas no est¨¢n excomulgados, pero se encuentran al margen de la que califican de Iglesia "material", que exige que los obispos sean consagrados con la autorizaci¨®n del Papa. De Rojas defiende por tanto que su nombramiento es "l¨ªcito y v¨¢lido", porque el Vaticano est¨¢ vacante. Adem¨¢s, recuerda que P¨ªo XI permiti¨® a Thuc y sus sucesores consagrar obispos para esquivar la represi¨®n comunista en Vietnam. "Pero a la Iglesia espa?ola le inquietamos, porque ve que se le abre otro frente", asegura De Rojas.
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