Dinero y votos
La ¨¢spera disputa con el Gobierno sobre la financiaci¨®n de la Generalitat se lleva a cabo con las ense?anzas adquiridas en la todav¨ªa reciente negociaci¨®n del nuevo Estatuto de Autonom¨ªa, de la que en realidad son continuaci¨®n. Quien parece m¨¢s decidido a sacar provecho de aquella experiencia es el PSOE.
El socialismo espa?ol atribuy¨® la mediocridad de sus resultados electorales de marzo de 2008, salvo en Catalu?a y Euskadi, al ¨¦xito de la feroz campa?a lanzada por el PP a lo largo y ancho de toda Espa?a contra el Estatuto catal¨¢n. Fue una campa?a contra el proyecto de Estatuto, pero sobre todo contra lo que el PP defin¨ªa como complicidad, cesiones, debilidad, renuncias del Gobierno de Espa?a ante el catalanismo, tanto da que se encarnara en el tripartito de izquierdas presidido por Pasqual Maragall.
El PSOE intenta recuperar los electores que el PP le ara?¨® con la campa?a contra el Estatuto catal¨¢n
Sacada esta conclusi¨®n poselectoral, el PSOE y su Gobierno han encarado esta segunda parte de la negociaci¨®n estatutaria como una oportunidad para recuperar lo perdido en la primera ante los segmentos de poblaci¨®n y los territorios que en la pasada legislatura fueron sensibles a la campa?a del PP.
De ah¨ª viene que el vicepresidente Pedro Solbes haya puesto tanto ¨¦nfasis al rechazar una y otra vez, sin contemplaciones y con la m¨¢xima publicidad posible, "el modelo catal¨¢n", las "exigencias" de la Generalitat. Ha partido de la premisa de que la propuesta catalana era mala para Espa?a y se ha esforzado en proclamar que, frente a ella, el Gobierno socialista est¨¢ presto a defender los intereses generales.
En esto ha consistido, en realidad, el primer round de la negociaci¨®n. Lo m¨¢s probable es que esta actitud se mantenga, dure lo que dure el proceso. Hasta ahora se ha discutido poco, por no decir nada, sobre los detalles de c¨®mo reformar la financiaci¨®n de la Generalitat. Ha habido dos a?os para prepararla, seg¨²n el plazo fijado en el Estatuto, y no cabe duda de que era tiempo suficiente para resolver el problema, o dejarlo a punto para las decisiones pol¨ªticas, si el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero as¨ª lo hubiera querido.
Pero no ha sido el caso. Recu¨¦rdese: Zapatero abord¨® inicialmente las reformas estatutarias, y en particular la de Catalu?a, como una aplicaci¨®n de la concepci¨®n plurinacional de Espa?a. Tuvo que ir repleg¨¢ndose a medida que el proceso avanzaba, cund¨ªa la campa?a del PP present¨¢ndose a s¨ª mismo como ¨²nico valladar "nacional" ante las insaciables exigencias de los catalanes, y en el interior del PSOE se levantaba una amenazadora fronda, de la que emergieron incluso las inquietantes advertencias de Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra.
Para rehacerse del desgaste sufrido a costa de Catalu?a en la segunda mitad de la legislatura anterior, el PSOE tiene ahora una nada desde?able circunstancia a su favor. Agazapados detr¨¢s de Jos¨¦ Montilla est¨¢n en este lance Esperanza Aguirre y Francisco Camps, porque los problemas de financiaci¨®n de los gobiernos regionales de Madrid y Valencia son iguales o muy parecidos a los de Catalu?a. Tarde, temprano o al mismo tiempo, lo que se haga para reformar la financiaci¨®n de la Generalitat ser¨¢ aplicado en otras comunidades. Esto significa, por lo tanto, que el PP no podr¨¢ lanzarse a una campa?a contra las demandas de Catalu?a como la que en 2005 le permiti¨® poner a costa del Estatuto la guinda "nacional" a la estrategia de la crispaci¨®n que a punto estuvo de retornarle al Gobierno en las elecciones legislativas.
Por lo que se ha visto desde entonces, a la c¨²pula del PSOE no le tranquiliza en absoluto forjar sus victorias electorales en Catalu?a. Cree que lo que le permite ganar en Catalu?a le hace perder terreno en Castilla, Andaluc¨ªa, etc¨¦tera. Y ahora quiere, necesita, recuperar espacio en la Espa?a interior, en la que el PP ha reavivado, y de qu¨¦ manera, la idea de la Catalu?a rica e insolidaria propia del nacionalismo espa?olista.
Adem¨¢s de una discusi¨®n sobre dinero, que por su propia naturaleza ser¨¢ siempre dura, de eso trata tambi¨¦n el debate sobre la financiaci¨®n de la Generalitat.
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