Donnellan tropieza, cae, se recupera, uf
Los estudiantes del antiguo bachillerato franc¨¦s sol¨ªan memorizar la trama (y el sentido) de Andromaque con una frase muy certera: "Oreste aime Hermione qui aime Pyrrhus qui aime Andromaque qui aime Hector qui est mort". Aprend¨ªan tambi¨¦n la extra?eza esencial del teatro de Racine: el contraste delirante entre una forma (aparentemente) "racional", ce?ida y matem¨¢tica, y el torbellino de pasiones que zarandea a unos personajes psic¨®ticos, atormentados, incapaces de liberarse de una azarosa red de sentimientos contradictorios. Llega uno a pensar que el alejandrino mismo es su condena, su cepo supremo: la ret¨®rica empuja (lo podr¨ªan decir clarito, pero el endecas¨ªlabo manda), una rima genera la siguiente como un algoritmo iterativo, y as¨ª se mienten en voz alta, a los otros y a s¨ª mismos, monologan, dudan, se justifican, dicen lo contrario de lo que sienten, se exponen en largu¨ªsimas tiradas. Veo el juego, claro, pero todo lo que tiene de hipn¨®tico lo tiene de pomposo y pelmazo, como si te estuvieran vertiendo plomo derretido en la oreja, plomo con ocasionales vetas de oro. Si me dan a elegir me quedo, siempre, con Shakespeare: el pent¨¢metro y¨¢mbico es mucho m¨¢s fluido (y m¨¢s humano: irregular, inesperado) a la hora de plasmar acci¨®n y reflexi¨®n en un mismo vuelo. Y ya no hablemos de su visi¨®n del asunto central (cada uno est¨¢ enamorado de quien no debe y casi nadie puede conseguir lo que desea), infinitamente m¨¢s porosa, ligera, perceptiva. Para m¨ª que Racine hizo much¨ªsima pupa a la literatura y la escena francesa (de Salamb¨® a Kolt¨¦s) y en cierto modo dir¨ªa que se le representa por lo que tiene de tour de force, de alt¨ªsima estatua, de divinas palabras, pero hay algo en sus obras que sigue atrapando. No s¨®lo ese contraste entre hielo y fuego: puede aburrir el patr¨®n r¨ªtmico pero seducen las tramas sofisticadamente perversas y la disposici¨®n de los conflictos.
Declan Donnellan se sabe de memoria la funci¨®n; la tradujo al ingl¨¦s cuando empezaba, la mont¨®, y ahora ha vuelto a ella con actores franceses
Declan Donnellan se sabe de memoria la funci¨®n; la tradujo al ingl¨¦s (sin rima, claro) cuando empezaba, la mont¨® y ahora ha vuelto a ella, con actores franceses, en producci¨®n de Bouffes du Nord, que se ha visto en Almagro y ha estado cuatro d¨ªas en el Nacional catal¨¢n, abriendo temporada. Parece que los grandes hallazgos de Donnellan, dicen, han sido "coloquializar el verso" y poner en el centro de la escena a Astyanax (Sylvain Levitte), el hijo de Andromaque, que no "sal¨ªa" en el original, convirti¨¦ndolo en "objeto de deseo". Lo del verso me parece una sinsorgada. En la primera escena no hay quien entienda a Oreste (Xavier Boiffier) y Pylade (Romain Cottard): susurran, trocean por donde no deben, y lo mismo hace luego Pyrrhus (Christophe Gr¨¦goire), aunque con m¨¢s poder¨ªo. Unas declaman (C¨¦phise: B¨¦n¨¦dicte Wenders), otras cacarean y chillan (Hermione: Camille Jappy), y la ¨²nica que lo dice por derecho, con sentido, con fuerza y con emoci¨®n, es Andromaque, la formidable Camille Cayol. ?Por qu¨¦ estas disparidades? No lo comprendo. Y me parece banal convertir a Astyanax en visible nudo de la trama porque es un objeto de deseo secundario: la obstinada negativa de Andromaque a encamarse con Pyrrhus es lo que detona todas las pasiones, el aut¨¦ntico agujero negro, hasta el punto de que la berroque?a esclava desaparece de escena a media funci¨®n y sigue siendo el eje de la rueda. En la segunda parte, la tragedia se centra, suculenta y sorprendentemente, en Oreste y Hermione, que protagonizan una versi¨®n anticipada de El cartero siempre llama dos veces: mujer fatal empuja a inocente al crimen. Ah¨ª es donde Donnellan tiene m¨¢s tela que cortar y se luce a modo. La primera parte est¨¢ llena de trivialidades indignas de un director de su talla. Nos frotamos las manos al ver el espacio: desnudo, diez o doce sillas, penumbra. Estupendo: esto va a ser como The Changeling. Pero, ya digo, empiezan a hablar y no se les entiende un grijo, y se suceden las preguntas. ?Por qu¨¦ Oreste se mueve como un tontiloco y Pylade tiene el perfil y las maneras de un joven De Gaulle? ?Por qu¨¦ Pyrrhus parece un cruce entre un mafioso y Sarkozy? ?Y para qu¨¦ instala en el centro a Astyanax, cuando lo ¨²nico que hace es saltar a los brazos de todo quisque como una mascotita? Lo peor es el "tratamiento" de Hermione, una descomunal loca de amor a la que Donnellan degrada, caricaturiza, entre preciosa rid¨ªcula y arp¨ªa de dibujos animados. ?Y por qu¨¦ anda a saltitos Cl¨¦one (C¨¦cile Leterme), su confidente? A punto estuve de salir zumbando; s¨®lo me reten¨ªa Camille Cayol, tan feroz, tan pantera herida como la joven Casares en Les dames du Bois de Boulogne, pero me qued¨¦ y obtuve premio. En la segunda parte, Donnellan 'filma' lo que Racine no muestra, la boda de Pyrrhus y Andromaque con un suspense que es puro Coppola en el primer Padrino, una escena admirablemente pautada, mientras Oreste narra el asesinato. Y es de antolog¨ªa la met¨¢fora de la muerte de Pyrrhus: cae confeti blanco sobre su testa y de pronto se convierte en rojo, en p¨¦talos de sangre. Por el contrario, Donnellan no nos hace ver el suicidio de Hermione, que se inmola junto al rey (y tambi¨¦n hay que decir que en toda esta parte Camille Japy crece y logra escapar, con extremo vigor, de la degradaci¨®n), ni los fantasmas de ambos: el confeti sangriento engloba toda la violencia. En ese tramo final el escenario se vac¨ªa, y Oreste, que hab¨ªa mutado en personaje de James Cain y en Lorenzaccio hel¨¦nico, act¨²a como un Hamlet son¨¢mbulo, rodeado de humo y de nada, con Pylade mitad Osric mitad Horacio a su lado, y abrillanta maniacamente los botones de su uniforme mientras recita: "Est-ce Pyrrhus qui meurt? Et suis-je Oreste enfin?", perdid¨ªsimo, y aparece, otra gran imagen, Andromaque con su vestido de novia, impoluta, reina por carambola o por plan secreto, sonriente, pavorosa, menos hero¨ªna que arma de destrucci¨®n masiva, y con el heredero a su lado. Nunca imagin¨¦ que un campe¨®n como Donnellan morder¨ªa la lona, pero tambi¨¦n ha sido emocionante verle recuperarse del KO para pelear de nuevo, salvar el ¨²ltimo round y ganar por puntos. -
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