Dos candidatos y medio
Los restos del naufragio socialista valenciano se comprimieron ayer en el vest¨ªbulo del Palacio de Congresos de Valencia. El camino hasta aqu¨ª es conocido. Una generaci¨®n que con poco m¨¢s de veinte a?os lleg¨® al poder desplazando a la anterior, que es a la que correspond¨ªa pilotar la transici¨®n. Convirti¨® la poltrona y su culo en un todo indivisible y no s¨®lo no permiti¨® que la generaci¨®n siguiente se incorporara al proyecto, sino que evit¨® que lo hicieran las posteriores. Durante muchos a?os, el PSPV no fue partido para j¨®venes. Los pocos que ten¨ªan la edad de serlo no pensaban distinto de sus antecesores. Todo lo dem¨¢s fue consecuencia de esto y de la imperiosidad de cubrir el tramo de este parapeto administrativo hasta la jubilaci¨®n. El inter¨¦s particular se sobrepuso al colectivo y sobre ese abono prosper¨® el PP, que acab¨® sac¨¢ndole el suelo de debajo de los zapatos.
Sin embargo, ayer los restos del naufragio daban s¨ªntomas de tener consciencia de haber naufragado. De pasar p¨¢gina y levantar un palo mayor con el mosaico de escombros. Muchos delegados estaban deseando un nuevo l¨ªder para cerrar filas y retomar el impulso. Otros, ve¨ªan el congreso "abierto", "bien" o simplemente no lo ve¨ªan, aunque todos coincid¨ªan en que si ahora no sal¨ªa bien lo pagar¨ªan. Los fragmentos ya se hab¨ªan agrupado en torno a "dos candidatos y medio", por decirlo con palabras de uno de los principales referentes del socialismo valenciano, y la prueba fue la alfombra de aplausos que los recibi¨®.
Ximo Puig lleg¨® con pantal¨®n vaquero, tratando de zafarse de su propia etiqueta de socialista remoto. Los suyos abundaron en el prop¨®sito repartiendo un pasqu¨ªn de reminiscencias teatrales titulado ?Qui¨¦n teme a Ximo Puig? El favorito Jorge Alarte irrumpi¨® con barba de d¨ªas y cazadora con capucha por si hab¨ªa chaparr¨®n. Y lo habr¨ªa.
El mercado no estaba en el vest¨ªbulo dise?ado por Norman Foster sino en el hotel Hilton, donde se hab¨ªan trazado distintas porciones sobre la tarta sin llegar a un acuerdo. Los "dos y medio", en consecuencia, ir¨¢n a por la tarta entera. Puig y Francesc Romeu contra Alarte o viceversa. Los dos primeros manejan universos demasiado distintos como para empaquetarlos en un mismo envase, aunque sea como revoluci¨®n silenciosa o alianza de civilizaciones. Pero ¨¦se s¨®lo ser¨ªa el primer inconveniente. El siguiente ser¨ªan los fiadores de los avales, algunos de los cuales dif¨ªcilmente podr¨¢n deglutir hacer este viaje de la mano del lermismo. Sin embargo, Romeu, que trabaja en su desactivaci¨®n, computa este impacto como m¨ªnimo y muy localizado.
Pero a menudo los mercados son impredecibles. Los avales s¨®lo garantizaban las candidaturas y la incertidumbre del voto secreto de los delegados proyecta una p¨¢tina de terror en quienes tratan de controlar el proceso. En esa irresoluci¨®n, que deja todo abierto, incluso Joan Lerma hizo una broma macabra cuando dijo tener casi la tentaci¨®n de volverse a presentar. Ahora, tras la t¨ªpica madrug¨¤ socialista, s¨®lo queda por despejar qu¨¦ candidato es el medio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.