El cazador de rojos
Pedro Urraca dirigi¨® en Francia una red de agentes para perseguir a l¨ªderes republicanos huidos tras la Guerra Civil. ?l fue quien detuvo y traslad¨® a Llu¨ªs Companys a Espa?a, donde fue fusilado. Su hoja de servicios ser¨¢ inaccesible para los historiadores hasta el a?o 2021
No fue un simple polic¨ªa de la represi¨®n franquista. El agente Pedro Urraca Rendueles convirti¨® en una pesadilla el exilio de destacados dirigentes republicanos huidos a Francia despu¨¦s de la Guerra Civil. Con ayuda de la Gestapo, los hostig¨®, persigui¨® y termin¨® apresando. No se detuvo hasta detener al presidente de la Generalitat, Llu¨ªs Companys, y conducirlo a Espa?a para que fuera ejecutado tras un sumario consejo de guerra. La pista del agente Urraca se pierde a su regreso a Espa?a. Su historial posterior es un misterio que tardar¨¢ al menos 13 a?os m¨¢s en resolverse. Su hoja de servicios ser¨¢ inaccesible hasta el a?o 2021.
Su identidad tard¨® en ser conocida por aquellos historiadores que empezaron a investigar en las alcantarillas del franquismo. Nadie le molest¨®. Nadie llam¨® a su puerta. Nadie pudo interrogarle por su actuaci¨®n en Francia tras la Guerra Civil. Un historiador lleg¨® a localizar un tel¨¦fono a su nombre en una gu¨ªa telef¨®nica de Madrid en los a?os noventa, pero no lleg¨® a marcar ese n¨²mero. Ni siquiera en el archivo del Ministerio del Interior consta la fecha de su presunto fallecimiento (de seguir vivo tendr¨ªa 104 a?os), un dato que no es anecd¨®tico: la ley impide acceder a su historial hasta pasados 25 a?os de su muerte.
En Par¨ªs se apropi¨® del piso de su vecina, una mujer de origen jud¨ªo que hab¨ªa escapado de las garras de la Gestapo
El historial policial de Urraca es todav¨ªa secreto. ?Tiene alg¨²n sentido que la actuaci¨®n de este personaje y de los polic¨ªas a los que dirigi¨® est¨¦ vetada al escrutinio de los historiadores? Es un ejemplo m¨¢s de la memoria imperfecta de Espa?a. Este peri¨®dico intent¨® el acceso a su ficha personal, pero en aplicaci¨®n de la ley, su expediente no ser¨¢ accesible hasta octubre de 2021, dado que el ¨²ltimo documento (un reconocimiento de trienios) data de 1971 y han de pasar 50 a?os o 25 desde su muerte. Se jubil¨® en 1969. No consta fecha de su fallecimiento. Los datos m¨¢s elocuentes sobre sus actividades est¨¢n en los archivos franceses, entre ellos su condena a muerte en 1948 por el Gobierno democr¨¢tico acusado de colaboraci¨®n con los nazis y persecuci¨®n de exiliados espa?oles. Urraca pudo sortear esa condena. Desde los a?os cincuenta ha sido un funcionario especialmente escurridizo.
?De qu¨¦ fue responsable? Pedro Urraca fue el personaje central de una red de polic¨ªas que el r¨¦gimen de Franco distribuy¨® por Francia tras la guerra para perseguir, y en algunos casos detener, a las principales autoridades de la Rep¨²blica Espa?ola en el exilio. No fue una actividad secreta, sino una operaci¨®n de represi¨®n en territorio extranjero en colaboraci¨®n con la Gestapo y el r¨¦gimen de Vichy. Existe documentaci¨®n sobre el env¨ªo de agentes policiales, en diciembre de 1941, con destino a Marsella, Perpi?¨¢n y Toulouse para investigar y perseguir a "los jefes rojos". Paralela a esta operaci¨®n policial fue la actividad de la Comisi¨®n de Recuperaci¨®n de Bienes Espa?oles en el Extranjero, dirigida por el coronel Barroso, agregado militar en Par¨ªs. Esta red no se limit¨® a vigilar y perseguir a republicanos: se incaut¨® de dinero, joyas y documentos en los domicilios donde resid¨ªan los exiliados.
No hace mucho tiempo que se pudo verificar que fue Pedro Urraca el autor, el 13 de agosto de 1940, de la detenci¨®n de Llu¨ªs Companys, presidente de la Generalitat durante la guerra. Fue tambi¨¦n quien primero le interrog¨® en Par¨ªs y quien finalmente ejecut¨® su entrega en Ir¨²n a las autoridades espa?olas, que lo fusilaron semanas despu¨¦s (15 de octubre). El caso de Companys fue similar al de Juli¨¢n Zugazagoitia (ministro de la Gobernaci¨®n con Negr¨ªn, detenido en Par¨ªs, entregado y fusilado en Madrid). Detuvo e interrog¨® a decenas de personalidades relevantes de la Rep¨²blica, como Manuel Portela Valladares (ex presidente del Consejo de Ministros), Josep Tarradellas, Juan Morata (subsecretario de Gobernaci¨®n) o Mariano Ans¨® (ministro de Justicia). La lista de perseguidos es muy extensa.
Tambi¨¦n vigil¨® de cerca las actividades del presidente Manuel Aza?a, a quien no pudo detener por las presiones que ejerci¨® en aquel momento el Gobierno mexicano. Pero Aza?a estuvo entre sus objetivos: le vigil¨® hasta el mismo d¨ªa de su muerte (de hecho, fue quien inform¨® a Madrid de su fallecimiento y entierro en Montauban, en una nota que se guarda en el Ministerio de Asuntos Exteriores). La red que dirigi¨® este polic¨ªa despoj¨® de sus bienes y de documentos a muchos refugiados y trat¨® de impedir que algunos de ellos pudieran embarcar a M¨¦xico (entre ellos, la viuda de Aza?a).
Su nombre comenz¨® a salir a la luz en algunas memorias de refugiados espa?oles en Francia. Se trataba de referencias aisladas, carentes de apoyo documental. Posteriores investigaciones (las m¨¢s importantes arrancan del a?o 2000) fueron colocando en su lugar a este personaje y documentando su actividad. Pedro Urraca no ha dejado de ser, a¨²n hoy, un personaje un tanto enigm¨¢tico, insuficientemente estudiado porque sigue siendo dif¨ªcil el acceso a ciertos archivos espa?oles. El historiador Josep Benet lo cita de una forma expresa en su investigaci¨®n sobre Llu¨ªs Companys como el polic¨ªa que interviene en su detenci¨®n y su posterior traslado a Espa?a, pero es en 2006 cuando el c¨ªrculo se cierra con la tesis doctoral de Jordi Guix¨¦ Corominas (Diplomacia y represi¨®n: la persecuci¨®n hispano-francesa del exilio republicano), que a¨²n no tiene editor. Jordi Guix¨¦, formado en la Universidad de La Sorbona, tuvo la oportunidad de investigar durante varios a?os en los archivos franceses. Y all¨ª encontr¨®, entre numerosos documentos, el informe elaborado por Pedro Urraca sobre el primer interrogatorio de Llu¨ªs Companys en la prisi¨®n parisiense de La Sant¨¦, cuya direcci¨®n correspond¨ªa a la Gestapo. Urraca fue no s¨®lo quien le detuvo, sino quien le interrog¨® en primera instancia, quien le comunic¨® el funesto destino que le esperaba y quien le acompa?¨®, junto con un oficial alem¨¢n, a la frontera con Ir¨²n.
?C¨®mo era Pedro Urraca? ?Cu¨¢l es el origen de este personaje? ?Qu¨¦ otras actividades realiz¨® en Francia durante la guerra y con posterioridad? A falta de la documentaci¨®n protegida, de Pedro Urraca Rendueles existe al menos una imagen fotogr¨¢fica. La foto pertenece a una ficha del Ministerio de Exteriores. Es una pose de perfil; el rostro de un hombre de frente ancha, pelo corto cepillado hacia la nuca, mirada al frente y gesto relajado, seguro de s¨ª mismo. En otros documentos consta su fecha de nacimiento (22 de febrero de 1904, en Valladolid). Est¨¢n sin verificar datos anexos, como su trabajo en un banco antes de formar parte de la polic¨ªa de la Rep¨²blica, funci¨®n que abandon¨® en fecha indeterminada para incorporarse al bando de Franco y trasladarse a Francia antes de acabar la guerra.
De sus funciones en Francia consta su cargo como "agregado policial" en la Embajada de Espa?a en Par¨ªs. Buena parte de sus actividades est¨¢n documentadas; pero la pista se pierde, casi irremediablemente, meses antes de que Francia comience a ser liberada por los aliados. Es evidente que regres¨® a Espa?a (entre otras cuestiones, para evitar que se ejecutara su condena a muerte), pero se desconoce en qu¨¦ otras actividades estuvo involucrado desde entonces. El historiador Jordi Guix¨¦ sospecha que trabaj¨® en Bruselas para la Embajada espa?ola durante los a?os sesenta; tambi¨¦n pudo documentar las gestiones realizadas, ya en 1974, para que el expediente de Urraca fuera incorporado a los beneficiarios de la ley de amnist¨ªa promulgada por el Gobierno franc¨¦s el 6 de agosto de 1953. Un ¨²ltimo documento aparece en los archivos franceses el 5 de noviembre de 1982 referente a la concesi¨®n de un permiso para entrar en Francia que no pod¨ªa exceder de los tres meses de estancia.
"Las actuaciones de Urraca y otros agentes franquistas destinados a Francia han supuesto un escollo dif¨ªcil de investigar", escribe Jordi Guix¨¦ en su tesis doctoral. "La documentaci¨®n policial y secreta todav¨ªa est¨¢ mal localizada (voluntaria o involuntariamente, dependiendo de los casos) en los archivos espa?oles. La identidad de represores y torturadores todav¨ªa nos es camuflada bajo leyes de protecci¨®n, a falta de una regulaci¨®n legal de los archivos espa?oles y una necesidad de democratizar los archivos de ministerios como Interior y Exteriores".
Un polic¨ªa franc¨¦s del r¨¦gimen de Vichy describi¨® a Pedro Urraca en un informe como "un polic¨ªa de gran clase, lleno de habilidades e incisivo, que nos ha sido de gran utilidad". Alguna otra referencia personal sobre Urraca (¨¦sta procedente de un exiliado espa?ol) le describe como una persona que "maltrataba" el franc¨¦s. Sea como fuere, el polic¨ªa en cuesti¨®n tampoco desaprovech¨® el tiempo para enriquecerse. Resid¨ªa en Par¨ªs y se apropi¨® del piso de su vecina, una mujer de origen jud¨ªo que hab¨ªa escapado de las garras de la Gestapo. Urraca actuaba para la Gestapo con el alias de Unamuno. Tambi¨¦n actu¨® para el r¨¦gimen de Vichy.
Este episodio consta en el expediente que determin¨® su condena a muerte en 1948. Otros espa?oles fueron igualmente condenados. ?Qui¨¦nes? Quiz¨¢ algunos colaboradores de Urraca: sus nombres est¨¢n en los archivos policiales franceses.
El personaje ha salido a la luz. Fue un funcionario protegido durante d¨¦cadas por el Estado espa?ol. Es posible que disfrutara de una c¨®moda jubilaci¨®n. Nadie le molest¨® en su vejez. No ha estado obligado a escuchar preguntas inc¨®modas. No parece justo que la Espa?a democr¨¢tica deba esperar hasta 2021 para conocer respuestas sobre hechos sucedidos 80 a?os antes.
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