La noche infinita de Coco Ci?lo
Amigos repasan la vida del pinchadiscos asesinado el domingo en su casa
Decir Coco Ci?lo en Madrid puede no significar nada para muchos, pero significa mucho para otros. Ese nombre suena a pop electr¨®nico, a experimento, a performance, a extravagancia, a cultura de club, a un ser tan ambiguo como reactivo e inquieto, tan amado como odiado, a noches convertidas en largos d¨ªas de fiesta, a creaciones art¨ªsticas multidisciplinares, a drogas y a sexo, a un grupo llamado Ci?lo y a otro llamado Silvana. Suena a locales como el Maravillas de principios de los noventa, al Galax (ahora Nasti), al Coppelia 101 (ahora Lou) y, m¨¢s recientemente, al Soma (en la calle de Leganitos) y al StarDust de la sala Cool. Suena a sitios como el Oui (Cervantes, 7) y a una casa (la suya) convertida en after para no parar, un lugar para aquellos que confiaban en que la noche trae consigo siempre una oportunidad... Todos lugares de la cultura underground madrile?a, de m¨²sica independiente, de experimentaci¨®n y creaci¨®n conjunta. En todos ellos, y en el trasiego de uno a otro, se forjaron y se diluyeron la persona y el personaje, all¨ª y as¨ª el pinchadiscos peruano Jorge Revilla, de 40 a?os, se convirti¨® en el Coco Ci?lo que todos recuerdan hoy. As¨ª, un hombre convirti¨® su vida en su obra de arte perfecta, un hombre convencido de que pod¨ªa crear la realidad en la que ¨¦l cre¨ªa.
"No soportaba las medias tintas y no dejaba que nadie quedase indiferente"
"Han asesinado a un creador, a alguien con talento, a un ser libre y aut¨¦ntico"
El domingo, de madrugada, alguien acab¨® con todo eso y con esas tremendas ganas de comerse el mundo, que recuerdan ahora los que le conocieron de cerca. Fue en uno de sus sitios preferidos: su propia casa. Muchos se enteraron por los titulares de la prensa de ayer. Las llamadas y los mensajes incr¨¦dulos corrieron de un m¨®vil a otro de amigos y conocidos, entre la Cocopandi que llamaban algunos al grupo de gente que le acompa?aba. Algunos blogs dedicados a la escena cultural madrile?a estaban de luto. "Han asesinado a un creador, a alguien joven con talento, a un ser libre y aut¨¦ntico que convirti¨® su vida en un statement de coherencia en su carrera musical y trayectoria personal. Coco, un beso all¨¢ donde est¨¦s y hasta pronto", se le¨ªa en el blog del comisario de arte independiente Javier Duero. Nadie daba cr¨¦dito a una muerte tan repentina como violenta y sangrienta: "Cosido a pu?aladas", titulaban los diarios. Envidias, celos, delirios de un mal ¨¦xtasis...
Coco empez¨® su andadura en la escena musical peruana. Entonces lo llamaban "rock subterr¨¢neo" en Lima, su ciudad natal, y era algo as¨ª como el equivalente al punk de la ¨¦poca. "Eran unos adolescentes llenos de ganas", cuenta Jos¨¦ Salas, uno de sus mejores amigos en Madrid. Eran los tiempos en los que Coco y Mario, su socio y compa?ero de vida, se sentaban en la plaza de al lado de la casa de Coco a so?ar: "Pens¨¢bamos en ser m¨²sicos, en ser famosos, en huir de la dictadura que atenazaba nuestro pa¨ªs y nuestras ganas de triunfar", contaba ayer Mario, ya Mario Ci?lo, todav¨ªa en estado de shock y nada m¨¢s salir de prestar declaraci¨®n ante la polic¨ªa.
"?l decidi¨® primero irse a Italia, donde ten¨ªa familia, pero no cuaj¨®. Yo me fui a Ginebra, porque yo hac¨ªa fotos, y, al final, me convenci¨® para que empez¨¢semos juntos en Valencia", recuerda su socio. Corr¨ªa 1988, y Coco hab¨ªa llegado a Espa?a tras un fugaz paso por Alemania: "Siempre con ganas de ampliar horizontes", asegura su amigo y compatriota, Aldo Linares. Berl¨ªn ser¨ªa una ciudad donde siempre tendr¨ªa una gran acogida.
Ya en Valencia, Coco y Mario compraron sus primeros instrumentos y sus primeras pistas. Y crearon Silvania. En 1991 ya ten¨ªan su primer disco de la mano de la discogr¨¢fica de Luis Calvo (Elephant), uno de sus padrinos. "Se convirti¨® en primer disco del mes en Cadena 100", recuerda Mario, emocionado. "Era lo m¨¢s, ¨¦ramos tan j¨®venes y nuestro sue?o se hac¨ªa realidad...".
El director del Festival de Benic¨¤ssim (FIB), Jos¨¦ Mor¨¢n (luego tambi¨¦n un gran amigo de Coco), les dio la oportunidad de participar en la primera carpa chill out que mont¨® en el FIB. Despu¨¦s dieron el salto a Madrid. "Est¨¢bamos cansados de Valencia, se nos quedaba chico y, adem¨¢s, no nos gustaba el bakalao".
En 2000 vuelven al pop y crean Ci?lo, el grupo que les dar¨¢ su apellido. Un nombre que viene de una versi¨®n de un grupo muy popular peruano de la conocida canci¨®n Sunny. Y as¨ª fue como se hicieron un hueco en el panorama musical madrile?o: una extensa discograf¨ªa de m¨¢s de diez ¨¢lbumes que abarca desde el shoegazing pop hasta el ruidismo experimental, pasando por el minimal techno, el ambient y, finalmente, el pop. En todo ese tiempo, Coco nunca dej¨® de pinchar. La semana pr¨®xima le esperaban en Tarragona.
Ahora, de hecho, entre sus proyectos, como uno unipersonal llamado Ant¨¢rtica, prevalec¨ªa la idea de hacer una gira latinoamericana, seg¨²n asegura Mario. "Fue de eso de lo que estuvimos hablando el ¨²ltimo d¨ªa que le vi con vida", cuenta. "Yo, que hace a?o y medio que no hago m¨²sica porque ando peleado con las discogr¨¢ficas que no nos pagan, le dije que ten¨ªa un nuevo disco en la cabeza, mientras le ayudaba a colocar unas cosas en el estudio de casa, y ¨¦l, como siempre, potenciando la ilusi¨®n de los que est¨¢bamos de su lado, r¨¢pidamente coment¨® lo de la gira".
Y, s¨ª, hab¨ªa bandos. Estaban los que estaban de su lado y los que estaban en el otro lado. "Era una persona muy visceral, tan coherente como estricta, por eso se le amaba o se le odiaba", asegura su amigo Jos¨¦ Salas. "No soportaba las medias tintas ni la indiferencia, y no dejaba que nadie quedase indiferente. Jam¨¢s quiso entrar en los canales de distribuci¨®n musical. Su personalidad no ten¨ªa mucho tir¨®n comercial", explica. "Esa manera de ser ha cultivado amistades tan profundas como enemistades", asegura.
Algunos de los que empezaron con ¨¦l el viernes pasado se fueron de su casa el s¨¢bado a las ocho de la tarde, cuando todav¨ªa quedaba all¨ª gente. Su asesinato se produjo unas horas m¨¢s tarde, en la madrugada del domingo.
Los de "su bando" aseguran que Madrid ha perdido color y belleza. Creen que se ha ido un promotor de la ilusi¨®n, un catalizador de muchos m¨²sicos. El viernes ya no actuar¨¢ en el StarDust del Cool y ya no habr¨¢ m¨¢s fiestas, mensuales e itinerantes, con el nombre de su canci¨®n Vu¨¦lvete underground. La del domingo fue la noche infinita de Coco Ci?lo.
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