Cuatro mil
Primero, examinemos brevemente los antecedentes del caso. Desde hace casi tres d¨¦cadas -m¨¢s de una generaci¨®n-, las prudentes pol¨ªticas p¨²blicas con que los sucesivos gobiernos democr¨¢ticos han tratado de restituir al catal¨¢n, al menos en parte, el estatus de lengua nacional moderna (de lengua escolar, de lengua institucional...) que habr¨ªa adquirido por evoluci¨®n natural, de no mediar un sinn¨²mero de prohibiciones legales y represiones manu militari desde Felipe V hasta Franco, esas pol¨ªticas que hemos dado en llamar "de normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica" han sido objeto de un acoso y un hostigamiento pol¨ªtico-medi¨¢ticos casi permanentes.
Alrededor de la tesis de que, al potenciar el catal¨¢n, se estaba persiguiendo el castellano y discriminando a sus hablantes, han circulado ruidosos manifiestos, se han constituido foros y plataformas, se han publicado miles de art¨ªculos tanto sesudos como banales, se han recogido firmas y celebrado m¨ªtines, e incluso se ha presentado una iniciativa legislativa popular. Entre 1993 y 1996, una campa?a perfectamente planeada y con poderos¨ªsimos apoyos pol¨ªticos trat¨® de sublevar a las familias contra la inmersi¨®n escolar en catal¨¢n, un m¨¦todo que, adem¨¢s, fue denunciado en los juzgados y lleg¨® hasta el Tribunal Constitucional. Al mismo tiempo, el por entonces l¨ªder de uno de los principales partidos pol¨ªticos catalanes comparaba la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica de la Generalitat con el apartheid surafricano, y las escuelas de Catalu?a, con el sistema concentracionario nazi. M¨¢s adelante, ese mismo personaje traslad¨® la agitaci¨®n contra el "totalitarismo" ling¨¹¨ªstico catal¨¢n incluso a la Comisi¨®n y al Parlamento europeos...
A la manifestaci¨®n de Ciutadans contra la 'tiran¨ªa idiom¨¢tica' asistieron el 0,05% de los catalanes
En estos ¨²ltimos a?os, denunciar el car¨¢cter supuestamente coactivo de las pol¨ªticas ling¨¹¨ªsticas catalana, vasca y gallega se ha convertido en uno de los temas favoritos del think tank de la derecha espa?ola, la FAES, que ha dedicado a ello conferencias, coloquios y libros. Diversos medios de comunicaci¨®n audivisuales y escritos que suman en Catalu?a cientos de miles de oyentes o lectores han abrazado la misma causa con empe?o cotidiano y hasta extremos grotescos: verbigracia, uno de ellos lleg¨® a erigir en noticia de portada la "huelga de hambre de un d¨ªa" (sic) de un padre que exig¨ªa para su v¨¢stago la escolarizaci¨®n en castellano. En fin, alrededor de la cuesti¨®n de las lenguas se constituy¨® a mediados de 2006 un partido tem¨¢tico, Ciutadans.
Ha sido justamente esta formaci¨®n -que, aun no viviendo sus mejores momentos, recogi¨® 27.512 papeletas el pasado 9 de marzo- la que, con ¨¢nimo de recuperar protagonismo, tom¨® la iniciativa de convocar el pasado domingo 28, en Barcelona, una manifestaci¨®n contra (cito del manifiesto final) "la imposici¨®n ling¨¹¨ªstica que padecemos" y "el totalitarismo ling¨¹¨ªstico" de la Generalitat. Pero, para confirmar que la suya es, en palabras de Albert Rivera, "una reivindicaci¨®n abierta y transversal", pronto se sumaron a la cita otras y variadas siglas, desde la derecha a la extrema izquierda: Uni¨®n, Progreso y Democracia (UPD, 6.252 votos catalanes el 9 de marzo), el Partido Popular (610.473 votos) y Unificaci¨®n Comunista de Espa?a (UCE).
Tal vez convenga aclarar, para el com¨²n de los lectores, que UCE era un partido marxista-leninista surgido en 1975 que a principios de los ochenta se ilustr¨® en impactantes campa?as contra la OTAN, que en 1993 imprim¨ªa a¨²n esl¨®ganes del tipo "el PSOE es la derecha, el PP la reacci¨®n"... y que, de 10 a?os a esta parte, parece haber sustituido el pensamiento de Mao Zedong por el de Aznar, Mayor Oreja y la FAES. Al menos, coincide absolutamente con ellos en sus ataques al "nacionalismo ¨¦tnico e insolidario", con particular obsesi¨®n contra el Partido Nacionalista Vasco y contra el tripartito catal¨¢n, en "la defensa de la unidad de Espa?a" o en el apoyo a las teor¨ªas conspirativas sobre el 11-M. En Catalu?a act¨²a, desde 2006, como una suerte de ap¨¦ndice ex¨®tico de Ciutadans.
O sea, y en resumen: con un precalentamiento ambiental largo de casi 30 a?os, con la colaboraci¨®n entusiasta de al menos dos diarios y otros influyentes medios, cuatro partidos pol¨ªticos que totalizan una base electoral de casi 650.000 votantes convocan para una soleada ma?ana dominical, en el centro de Barcelona, una manifestaci¨®n contra quienes quieren "liquidar" el castellano. No lo hacen solos, pues se han adherido a la protesta una veintena de asociaciones de todo el Estado, entre ellas Foro de Ermua, Convivencia C¨ªvica Catalana, Asociaci¨®n por la Tolerancia, Uni¨®n de Guardias Civiles, Juventudes Liberales, Galicia Biling¨¹e y Foro Espa?a Hoy. Adem¨¢s no son adhesiones de boquilla: el Partido Popular catal¨¢n, en concreto, envi¨® 5.000 e-mails a sus militantes m¨¢s esforzados, para instarles a acudir en apoyo de tan noble causa.
Y bien, si hacemos la media entre los "apenas 3.000" de unas fuentes y los "cerca de 5.000" de otras, resulta que concurrieron a la manifestaci¨®n unas 4.000 personas, muchas de ellas acarreadas por el acomplejamiento del PP. Se trataba, a juicio de los convocantes, de exigir una libertad b¨¢sica, de rechazar la tiran¨ªa idiom¨¢tica que aplasta nuestras aulas y oprime a nuestros escolares. Sin embargo, ello moviliz¨® apenas al 0,05% de la poblaci¨®n catalana, al 0,07% del censo electoral, al 0,1% de los votantes en las ¨²ltimas elecciones. Ni siquiera el probado sex appeal del actor Toni Cant¨® pudo engrosar la afluencia al cortejo de los soi-disant biling¨¹istas. Quiz¨¢ una actuaci¨®n de Albert Boadella hubiese salvado la taquilla, pero el c¨®mico ya dijo "adi¨®s a Catalu?a", y con motivo: estaba haciendo m¨¦ritos ante el PP de Esperanza Aguirre, porque el de Rajoy le resulta demasiado light.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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