Anudar rascacielos
La tipolog¨ªa predilecta de los operadores inmobiliarios son los rascacielos; con ellos se pretende conseguir un m¨¢ximo aprovechamiento del suelo y un m¨ªnimo compromiso con el contexto. Desde el punto de vista especulativo, puede ser la mejor inversi¨®n; pero si se utiliza como objeto que vampiriza las mejores ¨¢reas, para las ciudades es nefasto. En Barcelona siguen coloniz¨¢ndonos con rascacielos aislados, como la Torre Agbar y el hotel Vela, que est¨¢n all¨ª solos y tristes, pidiendo como ni?os caprichosos que contemplen su prepotencia y sus m¨²sculos, unas piruetas que podr¨ªan haber hecho en cualquier sitio; anacr¨®nicos objetos que alardean de sus conquistas y de su dominio.
Sin embargo, hace ya muchas d¨¦cadas que los rascacielos evolucionan para adaptarse mejor a la ciudad, como el Ministerio de Educaci¨®n en R¨ªo de Janeiro y el Rockefeller Center en Nueva York. Y la ciudad compacta ha demostrado que la superposici¨®n, la mezcla y la multifuncionalidad tienen gran capacidad para hacer tejido urbano. El arquitecto Rem Koolhaas lo ha probado en ejemplos como Euralille (Francia) y Almere (Holanda): la mejor soluci¨®n para potenciar las relaciones y la vida urbana est¨¢ en anudar y superponer torres sobre distintas capas. Es decir, no renunciar a los rascacielos, pero aprender bien la lecci¨®n de Manhattan y otros contextos en los que ¨¦stos est¨¢n entre medianeras, se relacionan entre ellos y forman ciudad, tienen bases y espacios intermedios para ser atravesados. Hoy, el urbanismo deber¨ªa plantear alternativas de media altura, con subsuelos complejos para infraestructuras, redes de transporte p¨²blico, aparcamientos, carga y descarga, supermercados o entidades bancarias; encima, niveles de calles peatonales, con paseos, tiendas, restaurantes, servicios y edificios p¨²blicos, y sobre estos cuerpos de la base, torres, bloques y manzanas dedicadas a oficinas, hoteles y viviendas que puedan disfrutar de cubiertas verdes, dep¨®sitos de agua de lluvia y espacios comunitarios. El futuro de las ciudades est¨¢ en la complejidad en vertical.
Algunos arquitectos estrella se resisten a incorporar la complejidad y la contextualidad
En Barcelona, en octubre se inaugura oficialmente el hotel Sky, proyectado por Dominique Perrault. Aunque lo consiga poco, intenta alejarse del rascacielos excluyente, con un juego de dos grandes prismas que se deslizan y una base que se abre hacia la ciudad con plataformas y vest¨ªbulos. Sin embargo, los pasillos de acceso a las habitaciones son l¨²gubres y las fachadas, sin relaci¨®n con la orientaci¨®n, tienen ventanas repetitivas y no practicables, recubiertas con una absurda red que pretende embellecer, pero que entorpece la posibilidad de disfrutar de las vistas desde habitaciones y terrazas.
Tambi¨¦n se ha inaugurado en la Diagonal, junto a Ca l'Ara?¨®, la nueva sede del grupo Imagina, obra del equipo de Carlos Ferrater, con intenciones hacia esta combinatoria de formas geom¨¦tricas puras que se giran para orientarse mejor y que se desplazan para crear espacios urbanos y dejar pasar calles.
De hecho, ya tenemos un rascacielos que se?ala hacia esta nueva tipolog¨ªa h¨ªbrida y anudada: la torre de Gas Natural. Es una de las herencias de Enric Miralles, realizada y terminada por el equipo EMBT, que dirige Benedetta Tagliabue. El rascacielos interpreta los flujos del lugar, se despliega dialogando con el entorno, danza sobre el solar con voladizos y se abre para crear un pasaje urbano p¨²blico entre sus dos torres. Sus mejores cualidades est¨¢n en la entrega con el nivel de la calle: se enrosca en su base con el edificio bajo preexistente, en un evidente homenaje a Jos¨¦ Antonio Coderch y los edificios Trade, y, desde el suelo, se encarama un cuidadoso trenzado de perfiles que se despliegan en las fachadas, con cristales artesanales rugosos, cuyos tonos c¨¢lidos van variando con la luz del d¨ªa.
El siguiente paso imprescindible ser¨ªa proyectar rascacielos m¨¢s porosos y permeables, sostenibles, sanos y llenos de vegetaci¨®n. Desde las im¨¢genes urbanas de Leonardo da Vinci hasta la ciudad sostenible que ha propuesto Salvador Rueda para el ensanche del Poblenou, pasando por la imaginaciones de los futuristas italianos o los proyectos holandeses de Bakema y Van den Broek, se ha pensado en una ciudad viva hecha de superposiciones e intersecciones, de suma de sinergias, de diversidad de funciones y de anudamientos. Pero muchos operadores inmobiliarios y algunos arquitectos estrella se resisten a incorporar la complejidad y la contextualidad: una mentalidad simple y el formalismo de las esculturas aisladas son m¨¢s rentables para sus intereses comerciales, aunque vayan contra las ciudades.
Josep Maria Montaner es arquitecto.
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