"Hay directores de escena muy 'racistas' con el peso"
Ante un buen plato de huevos fritos con patatas y jam¨®n, Jos¨¦ Manuel Zapata te canta un aria de Rossini y lo que haga falta. Tambi¨¦n un tango, que es m¨²sica golfa y pasional. Puro vicio para el que ha hecho una alianza con una cantante de raza como Pasi¨®n Vega. Con ella ha montado un espect¨¢culo fuera de norma. Lo estrenan el lunes en el Teatro Real. Se titula Tango mano a mano. Son dos portentos de la m¨²sica atados a un sue?o con dos cabezas.
?A qu¨¦ se meten una amante de la copla y un experto en Rossini en el terreno de Carlos Gardel? "Porque me apetece un huevo", suelta Zapata, valga la redundancia, mientras unta las patatas entre yema y yema. Coraje y arrojo tambi¨¦n es lo que le ha echado a la cosa este tenor granadino en una carrera que le viene de cara. Todo explot¨® para ¨¦l en la cantera del festival de Pesaro, en Italia, donde tambi¨¦n rompi¨® aguas Juan Diego Fl¨®rez, ambos alumbrados por ese ginec¨®logo de la voz que es Alberto Zedda: "A ¨¦l le debo todo". Despu¨¦s, Zapata ha triunfado en el Metropolitan de Nueva York con El barbero de Sevilla. ?Qu¨¦ pas¨® para que retumbara tanto triunfo? "Que estuve iluminao...", salta.
El tenor que fue camarero se al¨ªa con Pasi¨®n Vega para cantar tangos
Lo de los tangos ha sido un arrebato. Adoraba a Pasi¨®n Vega y quer¨ªa cantar con ella. Sencillamente, y con permiso de sus mujeres, sobre todo su ni?a de 19 meses. "He regalado sus discos a cantantes de ¨®pera de todo el mundo. Para m¨ª resulta peligroso cantar con ella; me quedo mir¨¢ndola y se me olvidan mis partes". Para Zapata, la m¨²sica es un regalo del que vive y se pellizca. Debut¨® tarde, con 30 a?os -hoy tiene 35-, es decir, maduro y sin ¨ªnfulas. Tuvo mucho tiempo antes de vivir el triunfo. Por eso ha aparcado el divismo en una cuneta. Si tiene que ser protagonista, lo es. Si tiene que cantar en el coro, canta. "?Qu¨¦ tiene de malo? Un coro es un sitio en el que se hace m¨²sica y te pagan".
Dice que tiene suerte. "Muchas veces, estoy sonriendo en los ensayos de una ¨®pera y los compa?eros me dicen: '?A ti qu¨¦ te pasa?'. Yo es que a veces no me creo que pueda estar viviendo esto".
Tambi¨¦n sue?a cuando llega el postre. Con esa transici¨®n que se produce de la mirada a la boca. Pesta?ea sin decoro ante la tarta invertida de coco y pi?a caramelizada, se relame delante del pudin de pl¨¢tano, cae rendido despu¨¦s de la primera cucharada de la tarta de chocolate con granizado de coco. "Mariola Cantarero [soprano granadina y amiga suya] y yo somos del cast Botero", comenta identific¨¢ndose con las figuras orondas del pintor colombiano. Y advierte: "Hay directores de escena muy racistas con el asunto del peso".
No puede evitar entonces recordar su ¨¦poca dorada de camarero. En el restaurante de su padre, el Pepe Toro de Granada, "con un rabo de toro que no se lo salta un galgo". All¨ª s¨ª que ha vivido el ¨¦xito y el fracaso: "Una vez le tir¨¦ encima una bandeja de anchoas con pimientos a unos enamorados. Me puse a llorar". Pero aprendi¨® cosas. "Si no me dedicara a la ¨®pera, ser¨ªa relaciones p¨²blicas".
Y a fe que habr¨ªa triunfado. As¨ª o imitando los doblajes de Robert de Niro y Chiquito de la Calzada. Tambi¨¦n tiene otras facetas: "Soy frikie. Hago vuelo virtual. Formo parte de un escuadr¨®n internacional. Bombardeamos ciudades de todo el mundo". Mejor que se dedique a relaciones p¨²blicas. Mejor que cante tangos. "Eso lo hac¨ªa ya con tres a?os, en el patio de mi casa, delante de todas las vecinas".
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