Laberinto de 'riads'

La ciudad canela ha sido im¨¢n de ¨¦lites, bohemios y mochileros durante generaciones. Ilustres como Edith Wharton y Winston Churchill se encandilaron con sus paisajes y arquitectura isl¨¢mica; a los hippies y trotamundos de los a?os sesenta, les cautivaron los encantadores de serpientes, el borboteo del narguile (pipa de agua) y tal vez el hach¨ªs. Hoy, la ciudad milenaria seduce a la jet-set y al turista medio por igual con sus espectaculares hoteles boutique, los llamados riads.

El riad, que en ¨¢rabe significa jard¨ªn, era un palacete privado solariego, patrimonio de sultanes y familias nobles de la aristocracia marroqu¨ª. Anta?o, mujeres y hombres ten¨ªan compartimentos separados, unidos en torno a un patio ajardinado, el wast-et dar, que era el foco de la vida social y familiar. Actualmente, Marraquech ofrece una pl¨¦tora de riads renovados como alternativa a los hoteles. Sus recias fachadas sin ventanas a¨ªslan del bullicio ca¨®tico de la marea humana y del c¨®ctel de aromas y especias que exhalan los zocos de la medina. Su interior se caracteriza por tener una o varias plantas, con balcones y ventanales abiertos. Pero, ?c¨®mo elegir entre tanta variedad? Recorremos estos palacetes adaptados a las necesidades y tendencias en boga, destacando algunas opciones que se ajustan a la calidad-precio dentro de tres categor¨ªas.

'Chill out'

De estilo simple y aut¨¦ntico, son la gama m¨¢s copiosa y barata dentro de la medina. A cinco minutos de la palpitante plaza de Yemaa el Fna se ubica el Riad Majali, perteneciente a un espa?ol de origen mallorqu¨ªn. El encanto del pasado pervive en cada detalle. Los colores, texturas y fragancias del mundo isl¨¢mico desfilan por los recibidores, las habitaciones y su patio gr¨¢cil de mosaicos, estucos y gasas en pasteles multicolor. En su azotea, abierta al cielo, hay una gran terraza con hamacas, sillones, mesitas y tapices; ideal para escuchar la oraci¨®n del muec¨ªn y sentir el vibrar de la m¨²sica bereber.

Tiene cuatro habitaciones, ubicadas entre el recibidor y la segunda planta, cada una con su estilo singular. Pero lo mejor es el trato de Radovan, que adem¨¢s de atender con entusiasmo es un cocinero excepcional que puede preparar cusc¨²s, pastela, sopa harira u otras delicias marroqu¨ªes por encargo.

Dise?o actual

En esta gama m¨¢s exclusiva destacan los de la pareja italiana que ha convertido su cadena de Riads Due -el 12 y el 72- en regazos de calma, relax y placer. El Riad 12, por ejemplo, est¨¢ oculto en un pasadizo del barrio de Dar el Bacha. Su puerta de madera carece de letrero, pero cuando se abre uno se adentra en un oasis de frescor y sutileza con aroma a p¨¦talos de rosa. Un mayordomo sirve agua de jazm¨ªn para lavarse las manos y t¨¦ a la menta, dej¨¢ndole a uno absorber el entorno embriagador al ritmo del agua que gotea en la piscina. El recibidor, cercado por plantas y bananeros, es un espacio di¨¢fano de pasillos sim¨¦tricos, con cuatro salas de estar anexas ba?adas por el sol. Con su armon¨ªa tradicional y moderna, fusiona un estilo minimalista de muebles y formas sobrias en colores neutros -el blanco, el verde hierba o el beis- que se blanden con el cedro labrado de sus puertas y tabiques, l¨¢mparas de cobre con velas, y el estuco n¨ªveo de sus columnas talladas y balaustradas arqueadas.

Los m¨¢s exquisitos

Scarlet Johansson, Angelina Jolie y Russel Crowe tienen en com¨²n su apego por el sofisticado Riad Farnatchi. Este basti¨®n del siglo XIV re¨²ne la fuerza de cinco riads ancestrales remodelados por el notorio hotelero anglosaj¨®n Jonathan Wix. Consta de nueve suites -con dormitorios, salones y ba?os- exquisitamente iluminadas entre tabiques de tadlekt originales. Las camas, hechas a medida y con s¨¢banas de algod¨®n suave, se acoplan a una odisea de tonos refulgentes elegantemente conjugados -rojos bermell¨®n, plateados, dorados, negros, cremas y blancos- sobre tapices o alfombras de seda. Las suites 1 y 7 tienen las rom¨¢nticas camas de cuatro columnas, ideales para una luna de miel. La 9, con su balc¨®n y solar privado, tumbonas y techos arqueados, parece una Alhambra en miniatura. Muros y escaleras est¨¢n cubiertos con azulejos en mosaico constituidos por pedazos de cer¨¢mica quebrada, yeso esculpido y maderas pintadas. Otro rinc¨®n delicioso en este Riad es su hammam de m¨¢rmol blanco y su piscina esmeralda. Este relajante espacio ofrece un programa de belleza tradicional que se concluye con el milagroso aceite de arg¨¢n; todo tipo de masajes, as¨ª como tratamientos faciales, de pies y manos.

En esta gama de lujo tambi¨¦n entran los tres Riads de la cadena Lotus. El Ambre, el m¨¢s coqueto, con su talante de arte pop warholesco mezclado con g¨¦neros indo-sirios, cobija cuatro dobles y una suite, todas con nombres de personajes c¨¦lebres: Mao, Goethe, Marilyn, Arabie y la suite Kennedy. Cada habitaci¨®n goza de un sistema digital de vanguardia (televisi¨®n, DVD, Internet), aire acondicionado/calefacci¨®n y minibar. La de Mao luce muebles chinos lacados en negro y jade, y la del poeta y fil¨®sofo alem¨¢n presume de chimenea de ladrillo y le?a con una chaise longue en terciopelo fucsia.

La suite Kennedy, con retrato de Jackie O. incluido, es la m¨¢s decadente, con matices negros, ocres y el m¨¢rmol rojo de su enorme ba?o. Todas las chambres tienen miradores al patio central, con su jard¨ªn floreado, su fuente en forma de loto y su frondoso y perfumado naranjo. Al atardecer, uno puede disfrutar del hammam, deleitarse en su sala de lectura o subir a la terraza para broncearse en sus camastros de bamb¨², tomar un jacuzzi o beber un t¨¦ bajo la jaima mientras absorbe un horizonte purp¨²reo con vistas a la mezquita de la Kutubiya y a los picos nevados de la cordillera del Atlas.