La Ibiza tranquila
De San Antonio a las calas, los pueblos silenciosos y los acantilados con Walter Benjamin como referencia
A la hora en la que el ferry se aproxima al puerto de Ibiza tras una noche navegando, el sol ya ha salido lo bastante para que el calor se sienta intensamente pese a la fuerte brisa. La gente se api?a en los laterales de la cubierta y en la proa, y hay perros atados, parejas haci¨¦ndose fotos con la isla al fondo agrand¨¢ndose, y chiquillos explorando el laberinto de pasillos y escaleras que llevan a las cinco plantas.
Es una estampa com¨²n que llama la atenci¨®n al viajero, que piensa un instante que, por m¨¢s que est¨¦ acostumbrado a todo tipo de transportes, hay un ¨¢nimo rom¨¢ntico en toda traves¨ªa mar¨ªtima, de ¨¦pica contenida, al arribar en barco a alg¨²n lugar. Le pasaba, saliendo del muelle de Ibiza hacia Barcelona, al ¨¢lter ego del escritor ibicenco Antoni Mar¨ª, en su novela Entspringen (2000).
Con tono intimista, Mar¨ª recreaba la isla balear de los ¨²ltimos a?os del franquismo, tan diferente de la Ibiza actual, urbanizada y tur¨ªstica, y tan similar a la vez al conservar recodos salvajes y el aspecto rural de anta?o en muchos rincones de su territorio, como se advierte al divisar las t¨ªpicas casas campesinas blancas, de estructura cuadrada y ventanas peque?as.
En aquellas primeras d¨¦cadas de la centuria, ir a Ibiza era descubrir una tierra primitiva. Lo explic¨® otro autor ibicenco, Vicente Valero, siguiendo los pasos del intelectual Walter Benjamin en los a?os treinta, en Experiencia y pobreza (2001), ¨¦poca en la que la isla se convirti¨® en "un mito basado en la posibilidad de vivir una vida diferente, en el marco de una naturaleza privilegiada, (...) apostando por una nueva comunidad en la que tuvieran protagonismo el ocio creativo y la libertad individual".
Una mirada idealizada esta que, en cierto modo, se mantiene. Est¨¢, por supuesto, la Ibiza de la juventud trasnochadora y los bares junto al puerto; la Ibiza de Dalt Vila, con sus murallas medievales, la catedral, la Almudaina y el castillo. Todos ellos son atractivos magn¨ªficos para distintas clases de visitantes, pero lo ideal es dejarse guiar por un lugare?o para adentrarse bien en el terreno que se pisa. Javier E., un barcelon¨¦s que lleva all¨ª m¨¢s de 10 a?os, me habla de muchas Ibizas: la nocturna -callejera, discotequera, la de los yates y fiestas privadas-, la Ibiza en la que los ni?os aprenden a bucear, pescar y bailar el ball pag¨¨s, la Ibiza serena de pueblos como Sant Mateu, en el centro silencioso de la isla, con su encantadora ermita.
Juegos y bailes
Es justo por Es Pla de Sant Mateu por donde mi gu¨ªa me lleva en coche hacia lo alto de una monta?a, durante un kil¨®metro por un estrecho camino polvoriento, hasta alcanzar una planicie donde se celebra la anual ballada de Pou, llena de juegos y bailes populares. Desde ah¨ª se otean unos acantilados de aspecto irland¨¦s, por as¨ª decirlo -uno no puede evitar compararlos con los Moher del oeste de la isla celta-, que rodean la cala Aubarca, adonde se accede bajando, no sin cierto peligro, entre una selva de matorrales.
Ese rinc¨®n, que apenas tiene la compa?¨ªa de algunas barcas que se acercan para disfrutar de su tranquilidad, contrasta con las playas tumultuosas; por ejemplo, Ses Salines, en la punta m¨¢s sure?a de la isla, que hasta cuenta con un grandioso aparcamiento para recibir a sus numerosos visitantes. De arenas blancas y fin¨ªsimas, y aguas transparentes, es un lugar ideal para los ni?os, pues hay que adentrarse mucho para que el mar llegue a cubrir.
M¨¢s rec¨®ndita, y en el lado norte, pero igualmente atestada de gente, se muestra la cala Salada, a la que se llega desde San Antonio, localidad en la que Benjamin contribuy¨® al mito internacional de Ibiza con sus escritos, seg¨²n Valero, poco antes de verse obligado a huir de los nazis. Se trata de una peque?a playa, de orilla pedregosa, una hilera de casetas de pescadores a modo de cuevas, y un enclave que esconde una curiosidad: las aguas templadas se hacen g¨¦lidas cuando uno se acerca al saliente de la roca que queda a la derecha, cual si alguna corriente de fr¨ªa agua subterr¨¢nea buscara liberarse en el mar.
La delicia de nadar en la cala Salada se complementa con la suntuosa vegetaci¨®n de sus alrededores. Un buen lugar desde donde acercarse al c¨¦lebre caf¨¦ del Mar, en San Antonio, para acabar el d¨ªa viendo c¨®mo se pone el sol al comp¨¢s de la m¨²sica chill out. Tal vez sentado en la arena, tal vez pensando en los viajeros que, en la Europa de entreguerras, llegaron en barco a una Ibiza que convirtieron en un ideal de vida, esto es, de libertad.
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? Toni Montesinos (Barcelona, 1972) es autor de Solos en los bares de noche (Mondadori).
Gu¨ªa
C¨®mo ir
? Spanair (www.spanair.com; 902 13 14 15) tiene vuelos directos de ida y vuelta entre Madrid e Ibiza a partir de 118,42 euros, tasas y suplementos incluidos. Desde Barcelona, a partir de 90,42 euros.
? Balearia (www.balearia.com; 902 16 01 80) tiene ferrys diarios desde Denia y desde Barcelona (ida, los lunes, mi¨¦rcoles y viernes; vuelta, los mi¨¦rcoles, jueves y domingos) a partir de 103.75 euros ida y vuelta, precio final.
? Acciona Transmediterr¨¢nea (www.transmediterr¨¢nea.es; 902 45 46 45) tiene ferrys a Ibiza con salidas de Valencia y Barcelona. Desde Valencia (salida los viernes, y vuelta los s¨¢bados), a partir de 90 euros el billete ida y vuelta, precio final. Desde Barcelona (salidas los martes, jueves, viernes y s¨¢bados y vuelta los mi¨¦rcoles, viernes, s¨¢bados y domingos), a partir de 86 euros, ida y vuelta.
? Isomar (www.isomar.com; 902 11 91 28) tiene ferrys diarios entre Denia e Ibiza. Billetes de ida y vuelta a partir de 78 euros, precio final.
Informaci¨®n
? Oficina de turismo de Ibiza (www.ibiza.travel; 971 30 19 00). Paseo de Vara de Rey, 1.
? Concejal¨ªa de turismo de San Antonio de Portmany (www.santantoni.net; 971 34 01 11).
? www.illesbalears.es
? 'Entspringen', de Antoni Mar¨ª, est¨¢ editado por Tusquets (www.tusquets-editores.es) y cuesta 10,58 euros m¨¢s IVA.
? 'Experiencia y pobreza. Walter Benjamin en Ibiza, 1932-1933', de Vicente Valero, est¨¢ publicado por Ediciones Pen¨ªnsula (www.edicionespeninsula.com) y cuesta 14,50 euros.
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