?Se acab¨® el capitalismo!
"La idea de un mercado todopoderoso sin reglas y sin intervenci¨®n pol¨ªtica es una locura... La era de la autorregulaci¨®n se acab¨®. El laissez-faire se acab¨®". Esto no lo dijo Fidel Castro. Son palabras del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, quien gan¨® las elecciones prometiendo m¨¢s mercado y menos Estado. Hank Paulson, el secretario del Tesoro de Estados Unidos y antes magnate de Wall Street, tambi¨¦n piensa as¨ª: "El capitalismo crudo lleg¨® a su final", dijo. La idea de que la actual cat¨¢strofe financiera es el comienzo del fin del capitalismo se ha popularizado y es aceptada tanto por quienes la celebran como por quienes la deploran.
No hay dudas de que esta crisis financiera ser¨¢ larga, dolorosa y mundial. El colapso de Wall Street da?ar¨¢ m¨¢s familias, en m¨¢s pa¨ªses y por m¨¢s tiempo que el colapso de las Torres Gemelas. Y tampoco hay dudas de que las leyes, reglas del juego e instituciones que definen al sistema financiero mundial cambiar¨¢n dr¨¢sticamente. Los Gobiernos adoptar¨¢n regulaciones y controles m¨¢s estrictos sobre las actividades financieras. Aumentar¨¢ la concentraci¨®n de las decisiones financieras y las m¨¢s importantes ser¨¢n moldeadas por un n¨²mero m¨¢s reducido de protagonistas. Muchos de estos importantes personajes ser¨¢n funcionarios p¨²blicos o jefes de los gigantescos bancos y fondos de inversi¨®n privados en los que se apilar¨¢n los capitales. Todo esto no har¨¢ desaparecer la especulaci¨®n financiera: la cambiar¨¢ y la har¨¢ m¨¢s compleja, lo que a su vez aumentar¨¢ las ganancias de quienes sepan c¨®mo hacerla o tengan buenos amigos en los Gobiernos y entes reguladores.
Esta crisis financiera cambiar¨¢ m¨¢s cosas que el 11-S. Pero no tantas como anuncian
?Marca todo esto el fin del capitalismo o una transformaci¨®n tan profunda que lo har¨¢ irreconocible? La respuesta es que las conversaciones y afirmaciones con ese nivel de generalidad son banales. Todos los sistemas son una combinaci¨®n de mercado y Estado. Las econom¨ªas comunistas de Corea del Norte o Cuba tienen ¨¢reas donde funciona el mercado y la econom¨ªa estadounidense incluye sectores donde el Estado es el actor dominante, si no el ¨²nico. Por ejemplo, Fannie Mae y Freddie Mac, las gigantescas empresas hipotecarias estadounidenses que fracasaron, eran en la pr¨¢ctica empresas p¨²blicas. Su fracaso se debi¨® m¨¢s a fallas del Gobierno que a fallas del mercado. A su vez, el mercado est¨¢ fallando de manera brutal y cruel no s¨®lo en el sector financiero. Tambi¨¦n falla en protegernos de alimentos o medicinas adulteradas que pueden hacernos enfermar o hasta matar. ?Qui¨¦n duda de que necesitamos mucha m¨¢s y mejor intervenci¨®n del Estado en el ¨¢rea de protecci¨®n al consumidor? ?O que los problemas del medio ambiente s¨®lo se resolver¨¢n con una creativa combinaci¨®n de Estado y mercado?
Por otro lado, ?qu¨¦ pensar¨¢n del anunciado ocaso del capitalismo los miles de millones de chinos, hind¨²es, brasile?os o indonesios cuya cotidianeidad -y supervivencia material- hoy en d¨ªa depende del mercado? Nunca antes ha habido tanta gente en el mundo tan dependiente de la econom¨ªa de mercado como ahora. El capitalismo puede estar acosado en Wall Street, pero no lo est¨¢ en Pek¨ªn, S?o Paolo o Bangkok ?Es realista adem¨¢s suponer que empresas privadas, de Seattle a Shangai y de Lyon a Taipei, que est¨¢n llenas de capital, de talento, de creatividad y de clientes ¨¢vidos de sus productos dejen de ser un basti¨®n del capitalismo global? Estas empresas seguramente se ver¨¢n afectadas por una crisis financiera que no va a dejar a nadie intocado y crecer¨¢n m¨¢s lentamente por un tiempo. Pero no desaparecer¨¢n.
"El mundo jam¨¢s ser¨¢ igual despu¨¦s de esta crisis", le anunci¨® hace poco el ministro de finanzas de Alemania a su Parlamento. Hace siete a?os, despu¨¦s del 11-S, frases como ¨¦sta se transformaron, a fuerza de ser repetidas, en un clich¨¦. Por supuesto que los ataques terroristas cambiaron muchas cosas, pero no tantas como nos pronosticaron los expertos. En efecto, esta crisis financiera tendr¨¢ un impacto global y cambiar¨¢ m¨¢s cosas que el 11-S. Pero no tantas como las que nos anuncian.
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