Muerte digna, pura literatura

El 25 de septiembre, la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial (OMC) hizo p¨²blico un comunicado de condena del Anteproyecto de Ley de Muerte Digna de Andaluc¨ªa. Pero la sociedad espa?ola es mucho m¨¢s inteligente y madura de lo que ellos suponen. La aspiraci¨®n a morir dignamente, acto final del ideal de una vida digna, ha ido calando con fuerza en los ¨²ltimos 10 a?os. Ahora ya sabemos qu¨¦ significa. Significa morir con el m¨ªnimo sufrimiento f¨ªsico, ps¨ªquico o espiritual. Morir acompa?ado de los seres queridos. Morir bien informado si se desea y no en la mentira falsamente compasiva. Morir pudiendo rechazar los tratamientos que no se quieren. Morir habi¨¦ndolo preparado mediante un Testamento Vital. Morir en la intimidad personal y familiar. Morir sin que el profesional, con buena intenci¨®n pero errado, se obstine en mantener tratamientos que ya no son ¨²tiles y s¨®lo alargan el fin. Morir en casa si se puede. Morir dormido si uno lo solicita. Morir bien cuidado. Morir a tiempo. Morir en paz.

El anteproyecto andaluz no es una ley de eutanasia ni de suicidio asistido

Todo esto es lo que quiere garantizar el Anteproyecto de Ley de Andaluc¨ªa. Es "pura literatura", seg¨²n l¨²cida expresi¨®n del secretario general de la OMC. Ojal¨¢ as¨ª fuera, pues es en la pura literatura donde m¨¢s hemos aprendido sobre la dignidad de la vida y la muerte. Basta leer a Tolst¨®i en La muerte de Ivan Ilich para entenderlo.

Dicen que este proyecto es innecesario porque las leyes actuales son suficientes. La memoria es fr¨¢gil: ya se han olvidado de Inmaculada Echevarr¨ªa o de las sedaciones de Legan¨¦s. Pero los dem¨¢s s¨ª recordamos el calvario que pasaron sus protagonistas para ver si eran legales, mientras soportaban la inquina de los que susurraban "?eutanasia!, ?eutanasia!". Evitar que esto se repita, esto es lo que pretende este anteproyecto.

La extensi¨®n de los derechos de los pacientes siempre resulta amenazante para alg¨²n sector minoritario de la profesi¨®n m¨¦dica que produce esta mala y da?ina literatura plagada de prejuicios e intereses ideol¨®gicos ocultos. Se escandalizan porque la ley incluya un r¨¦gimen sancionador. Obviamente, no saben que una ley que regula derechos y deberes no puede no tenerlo. Dicen que ya con la ¨¦tica profesional basta, que los m¨¦dicos se autorregulan por su C¨®digo Deontol¨®gico. No saben que eso dej¨® de ser cierto a comienzos del siglo XX porque las sociedades democr¨¢ticas y modernas no pueden tolerar la impunidad jur¨ªdica. No aguantan que la sociedad les exija el respeto de valores clave para una ¨¦tica ciudadana, como el de la informaci¨®n transparente. Incluso se atreven a amenazar a los ciudadanos con que har¨¢n "medicina defensiva". Parad¨®jicamente, terminan exigiendo m¨¢s cuidados paliativos y testamentos vitales, precisamente lo que este anteproyecto quiere garantizar jur¨ªdicamente.

Afortunadamente, los redactores de este engendro literario ni siquiera representan a toda la OMC, organizaci¨®n que, por cierto, cada vez representa a menos m¨¦dicos, al menos moralmente. M¨¢s importante es saber lo que piensan las sociedades cient¨ªfico-m¨¦dicas. Muchas de ellas ya han hecho una lectura cr¨ªtica, pero en conjunto positiva, de la ley. Lo mismo puede decirse de las organizaciones de consumidores, usuarios y pacientes. Incluso la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica ha sido prudente, pues es obvio que los valores que subyacen a este anteproyecto no son contrarios a los de su propia moral religiosa.

Otra cosa diferente son la eutanasia y el suicidio asistido. En la eutanasia, las personas piden voluntariamente que el profesional ponga fin a su vida administr¨¢ndole alguna sustancia letal, porque su enfermedad le produce un sufrimiento inaguantable. En el suicidio asistido los profesionales se limitan a facilitar dichas sustancias, pero es el propio paciente el que decide libremente cu¨¢ndo tomarlas. El anteproyecto andaluz, a pesar de lo que dicen err¨®neamente algunos, no es una ley de eutanasia ni de suicidio asistido. Primero, porque jur¨ªdicamente no puede serlo. ?sta es una materia regulada por el C¨®digo Penal. S¨®lo el Parlamento espa?ol puede decidir sobre ella. Pero es que, adem¨¢s, ¨¦ste es un contenido del ideal de "muerte digna" que, a diferencia de los incluidos en el anteproyecto, no todas las personas aceptan.

Por eso, si vamos a discutirlo, conviene hacerlo con exquisita delicadeza, con tiempo, mesura y responsabilidad. No se puede lanzar al aire sin tener bien pensado c¨®mo y cu¨¢ndo ser¨¢ abordado. De lo contrario puede no ser tomado en serio. O peor, que lo que se afirma un d¨ªa en la prensa a bombo y platillo, sea recortado y rectificado a los pocos d¨ªas en las ondas, no generando con ello m¨¢s que descr¨¦dito y confusi¨®n. (El anteproyecto de ley puede consultarse en www.juntadeandalucia.es/salud. El comunicado de la OMC en www.medicosypacientes.com/noticias/2008/09/ 08_09_26_muertedigna).

Pablo Sim¨®n Lorda es m¨¦dico y profesor de la Escuela Andaluza de Salud P¨²blica.