La consejer¨ªa "m¨¢s delicada", en el punto de mira de todas las cr¨ªticas

No es casualidad que sea la Consejer¨ªa de Sanidad -y por tanto tambi¨¦n su titular, Juan Jos¨¦ G¨¹emes- la que estos d¨ªas est¨¢ en el ojo del hurac¨¢n de las cr¨ªticas al Gobierno regional. La sanidad no s¨®lo es una de las principales competencias auton¨®micas y la que m¨¢s devora (m¨¢s de un tercio) de los 18.900 millones de euros de los presupuestos regionales de este a?o. Es tambi¨¦n la vara con la que, ya desde su primer mandato, la propia Esperanza Aguirre eligi¨® que se midiera su gesti¨®n.

En la primera campa?a a la presidencia regional de 2003, la entonces candidata del PP prometi¨® que reducir¨ªa las listas de espera a menos de 30 d¨ªas y que, de incumplir la promesa, dimitir¨ªa. Para no tener que hacerlo invent¨® un sistema de recuento -s¨®lo empieza a contar desde que el paciente visita al anestesista- que le vali¨® a Madrid ser expulsada del sistema nacional de c¨®mputo. Aguirre no dimiti¨® ni tampoco el tambi¨¦n pol¨¦mico ex consejero Manuel Lamela.

En la campa?a siguiente, en mayo de 2007, tambi¨¦n fueron sanitarias algunas de las medidas estrella del PP, que a¨²n no se han puesto en marcha, como la libre elecci¨®n de m¨¦dico y hospital, la construcci¨®n de cuatro nuevos hospitales (tras los ocho que ya funcionan) o la reducci¨®n de la espera diagn¨®stica a 40 d¨ªas.

Pero la sanidad es tambi¨¦n la competencia donde m¨¢s claramente se ha plasmado la posici¨®n ideol¨®gica del PP, lo que la ha llevado al centro de la controversia pol¨ªtica. El liberalismo que abandera Esperanza Aguirre sostiene que la gesti¨®n privada de los servicios p¨²blicos es "la f¨®rmula m¨¢s efectiva" y por eso la ha elegido para poner en marcha los ocho nuevos hospitales.

G¨¹emes a?ade otra justificaci¨®n: "Sanidad y educaci¨®n, como pilares del Estado de bienestar, son las ¨¢reas m¨¢s delicadas". Por eso, el consejero ve en el ruidoso recibimiento que ha tenido a las puertas de los hospitales una "cuesti¨®n exclusivamente pol¨ªtica y promovida desde la izquierda". Hasta el punto de que echa en falta una "reivindicaci¨®n laboral" tras las cr¨ªticas, que se han centrado en la creciente privatizaci¨®n de la sanidad. "Ahora le toca a la sanidad y, dentro de unos meses, cuando estimen que ha dado fruto, volver¨¢n a atacar la educaci¨®n", concluye el consejero.

G¨¹emes, que estos d¨ªas se ha hartado de descalificar a los sindicalistas con iron¨ªa -"con el sueldo de los liberados, m¨¢s de 1.000, se podr¨ªa construir un hospital de 450 camas", dijo el 30 de septiembre-, fue ayer m¨¢s moderado en la conversaci¨®n con este peri¨®dico y recalc¨® el "alt¨ªsimo papel de representaci¨®n de los sindicatos y la importante misi¨®n en la defensa de los trabajadores". Pero agreg¨® que con su actitud ahora "est¨¢n muy alejados de la defensa de los intereses de los madrile?os".

A?adi¨® que el fondo del discurso antiprivatizaci¨®n "no es nuevo". Y se remont¨® hasta 1999. "El eje de la campa?a entonces ya era la supuesta privatizaci¨®n del hospital Fundaci¨®n Alcorc¨®n", recuerda. "Y los argumentos, milim¨¦tricos".

La diferencia es que entonces el PP no hab¨ªa osado aprobar una ponencia como en el congreso de hace dos semanas, elaborada entre otros por ¨¦l, en la que se tachara a los servicios p¨²blicos de "monopolio" que "restringe la libertad de los ciudadanos".