Las inmortales bailarinas de Degas en tres dimensiones
90 obras del artista franc¨¦s inauguran un nuevo centro cultural en Madrid
Un Degas poco o nada visto. Lejos de las bailarinas, de las mujeres que se asean, de los caballos y del resto de las pinturas que hicieron de ¨¦l un grande del impresionismo. Con la exposici¨®n de 90 obras de Degas (Par¨ªs 1834-1917) echa a andar el nuevo espacio de la Fundaci¨®n Mapfre en Madrid -mil metros cuadrados en pleno centro-, que enriquecen la ya preciosa milla del arte de la ciudad.
En efecto, existi¨® un Degas escultor. Esculp¨ªa todo lo que observaba mientras se dedicaba a la creaci¨®n pict¨®rica. Se ayudaba de las formas. Moldeaba a su antojo las tres dimensiones. Queda bien claro en Degas. El proceso de la creaci¨®n, que incluye alrededor de 90 obras. Entre ellas, la colecci¨®n completa de sus 73 esculturas, procedentes del Museo de Arte de S?o Paulo (Brasil).
Pablo Jim¨¦nez Burillo, comisario de la exposici¨®n y responsable art¨ªstico de la fundaci¨®n, ha querido destacar el papel de observador "de lo que no se ve" que adopt¨® Degas frente a su propia obra. Algo nada extra?o al creador, si se piensa en sus pinturas, donde las mujeres no miran de frente, sino m¨¢s bien parecen absortas, centradas en su baile o en sus labores de aseo. "Retrata a esas mujeres con frialdad cient¨ªfica", explica el comisario. "Parece como si tomara apuntes de lo que ellas hacen. Como si le diera verg¨¹enza que le contemplaran observ¨¢ndolas. El resultado se asemeja a la obra de un mir¨®n", agrega. Como sucede en Matisse y en cierto modo en Picasso, la escultura era para el artista franc¨¦s una forma de llegar a la pintura. En el Degas escultor se puede ver c¨®mo el artista piensa primero en un movimiento para despu¨¦s llevarlo al lienzo. Pero debe ensayarlo antes en las corp¨®reas tres dimensiones. Para ello hace series de peque?as figuras que manipula hasta conseguir el efecto buscado. Los bronces permiten ver c¨®mo trabaja el cuerpo de la modelo. Como si ¨¦ste fuera un objeto m¨¢s de un bodeg¨®n universal. Un claro ejemplo es la obra titulada El barre?o, firmada en 1886 y en la que se ve a una mujer en disposici¨®n de entrar en la ba?era. Ella es pura carne, un objeto m¨¢s, como lo son las jarras de agua y las toallas que despu¨¦s utilizar¨¢.
Las peque?as bailarinas no deslumbran tampoco por la gracia de sus movimientos ni la elegancia de sus pasos. A Degas le interesaba crear estas piezas para comprender c¨®mo la luz se proyectar¨ªa sobre las cabezas y envolver¨ªa los cuerpos para poder as¨ª reproducirla en las dos dimensiones. As¨ª entend¨ªa ¨¦l el arte. Y as¨ª se vislumbra en esta exposici¨®n deslumbrante.El pintor creaba piezas escult¨®ricas para observar el efecto de la luz
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