Silvania son¨® en el Tanatorio Norte
Los amigos del pinchadiscos asesinado Coco Ci?lo le despiden con un homenaje
La m¨²sica techno se oye desde el pasillo del tanatorio. Suena Sue?o aerost¨¢tico de Silvania en la sala seis, y luego Space Oddity de David Bowie. "Jorge Luis Revilla. Salida de Tanatorio Norte: 23.00; Llegada a crematorio de Colmenar Viejo: 23.30. (Coco Ci?lo-Silvania)", pone en la plaquita de la puerta. La voz susurrante de Coc¨® se escucha de nuevo, vuelve a sonar Silvania. La gente entra y pincha lo que quiere en el port¨¢til que hay sobre una mesa de la habitaci¨®n, justo al lado del cuaderno y de los l¨¢pices de colores. Frases multicolor.
Hay flequillos cortos y largos, con y sin horquillas. Pelos de colores, tup¨¦s y peinados de Mar¨ªa Antonieta. Estrechas chupas de cuero, pantalones de pitillo y muchas zapatillas. Hay medias de colores, gafas de pasta y muchos tacones. Pasos que se acercan y se alejan, envasados al vac¨ªo.
Zapatos de charol y botas de piel arrugadas de color rojo, negro, verde... Hay sombreros italianos de fieltro, collares y pa?uelos. En esa sexta sala de paredes de madera y cristal resuena la voz de Coc¨® ahora con Vu¨¦lvete underground. Y hay abrazos, besos en la boca, en la mejilla, besos rojo pasi¨®n, besos con piercing... Hay l¨¢grimas, risas y llantos. Hay una madre, un hermano y un socio y compa?ero de vida. Todos peruanos. El aire se llena de murmullos de recuerdos. Pensamientos de muerte cruenta de hace s¨®lo 10 d¨ªas. Oscuro asesinato sin resolver.
Hay trajes y corbatas, faldas y minifaldas, vestidos vintage, gente sentada en los sof¨¢s y gente de pie. Un continuo entrar, ir, salir porque en esa habitaci¨®n ya no cabe un alma. Est¨¢ all¨ª toda la fauna de los clubs underground de la ciudad, los cultivadores de la cultura de noche. Los del Stardust de la sala Cool, los del Oui, los del Soma y los del Nasti. M¨¢s de un centenar de personas y las colillas de los cigarros, liados y sin liar, en el suelo, a la entrada de la morgue. Hay brindis en el bar. Ca?as y vinos. An¨¦cdotas de noches infinitas.
Un coraz¨®n en el suelo de la sala hecho con piedras de cristal de colores ¨¢cidos, casi el¨¦ctricos. Y dentro de ¨¦se, otro coraz¨®n, y dentro, otro: lleno de piedras. Hay pajaritos de papel en el suelo y un sombrero con una nota: "Si no llego a tiempo, dale el gorro a Coc¨®". Y fotos: ¨¦l con esa ni?a, ¨¦l en Roma, en la playa... Huele a flores: margaritas, girasoles, rosas. Y, al levantar la vista, ese enorme cristal que separa dos mundos. Al otro lado, en su sue?o aerost¨¢tico, espera Coco Ci?lo para hacer su ¨²ltimo viaje. ?ltima parada: Lima. Ayer pincharon Silvania en el Tanatorio Norte y le despidieron para siempre.
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