El republicano no noquea
Con las encuestas a escala nacional en su contra, el veterano senador por Arizona y aspirante republicano a la Casa Blanca, John McCain, necesitaba una clara victoria -un KO decisivo por utilizar los t¨¦rminos box¨ªsticos a los que tan aficionados son los comentaristas pol¨ªticos estadouni-denses- en la segunda confrontaci¨®n con su oponente, el dem¨®crata Barack Obama, que tuvo como escenario en la madrugada del mi¨¦rcoles (hora espa?ola) en Nashville, capital de Tennessee, el Estado natal de Al Gore, Aretha Franklin y Tina Turner. Claramente, el KO no se produjo, a pesar de que el combate dial¨¦ctico entre los dos contendientes se desarroll¨® en un formato te¨®ricamente favorable a McCain. No un debate tradicional donde el moderador formula las preguntas, sino un townhall meeting o asamblea de ciudadanos donde un p¨²blico, compuesto ¨ªntegramente por votantes independientes sin afiliaci¨®n a ninguno de los dos partidos, interroga directamente a los candidatos. El aspirante republicano, consciente de su inferioridad dial¨¦ctica ante la elocuencia de Obama, ha preferido siempre en sus actos electorales este tipo de formato de contacto directo con los votantes a los cl¨¢sicos debates. Incluso lleg¨® a proponer, tras las primarias, la celebraci¨®n de 10 debates de este tipo, en los que se siente como pez en el agua, propuesta que fue rechazada por la campa?a de Obama.
El pacifismo que algunos pol¨ªticos europeos atribuyen a Obama no corresponde a la realidad
McCain ten¨ªa que obtener una victoria decisiva para tratar de equilibrar unas encuestas hasta ahora negativas. A Obama le bastaba con mantener el tipo y no cometer ning¨²n error de bulto. El dem¨®crata lo consigui¨®; el republicano, no, a pesar de que su actuaci¨®n fue superior en todo momento a la de su primer debate en Misisipi hace dos semanas. Tampoco ayud¨® a McCain la actuaci¨®n del moderador, la estrella de la cadena de televisi¨®n NBC, Tom Brokaw, que se sinti¨® obligado a complementar las preguntas del p¨²blico con las suyas, algo que no estaba previsto en el formato aceptado por ambas campa?as. Incluso, el senador por Arizona sorprendi¨® al respetable con el anuncio de un plan por valor de 300.000 millones de d¨®lares destinado a ayudar a las familias que se encuentren en situaci¨®n precaria para pagar sus hipotecas. Por cierto, la ¨²nica novedad escuchada en 90 minutos de intercambio dial¨¦ctico, en los que los candidatos se aferraron una y otra vez a la repetici¨®n de sus programas.
La realidad es que el terremoto provocado en la sociedad norteamericana por la crisis financiera ha dado la vuelta a una campa?a presidencial en la que hace tan s¨®lo dos semanas los aspirantes a la Casa Blanca estaban pr¨¢cticamente empatados en intenci¨®n de voto con algunos sondeos indicando una ligera ventaja para el republicano. En tiempos de penuria, el electorado tiende a culpar de sus males al partido que ocupa la Casa Blanca. Y, para desgracia de McCain, ese partido es el suyo, a pesar de todos sus esfuerzos dial¨¦cticos para marcar distancias con el t¨¢ndem Bush-Cheney. Aunque Obama no ha explicado suficientemente de d¨®nde piensa sacar los fondos para financiar sus ambiciosos programas en tiempos de carencia como los actuales, los sondeos indican que, a menos de un mes para el 4 de noviembre, los electores conf¨ªan m¨¢s en su liderazgo que en el de McCain para sacar al pa¨ªs del pozo donde est¨¢ sumido.
?Est¨¢ todo perdido para el republicano? Ni mucho menos. Como dec¨ªa Harold Wilson, en pol¨ªtica una semana equivale a una eternidad. Quedan todav¨ªa 26 d¨ªas y un tercer y ¨²ltimo debate. A prop¨®sito de los debates conviene recordar que coadyuvan a la victoria, pero no son decisorios per se. Sin remontarnos demasiado, baste recordar que en 2004 John Kerry gan¨® los tres debates, pero perdi¨® las elecciones ante George W. Bush. Pero, el tiempo se le acaba a McCain y la cuesta arriba es cada vez m¨¢s empinada.
Como es natural, los candidatos tuvieron pocos puntos de coincidencia. Representan dos concepciones de la pol¨ªtica y de los problemas perfectamente diferenciados. Esperanza frente a experiencia. Pero, en un punto, coincidieron al 100%. Ninguno de los dos esperar¨ªa la autorizaci¨®n de la ONU para defender a Israel, si el Estado jud¨ªo fuese atacado. Y ninguno de los dos aceptar¨¢ un Ir¨¢n nuclear. Incluso Obama reiter¨® que, en el caso de contar con informaci¨®n fiable sobre el paradero de Osama Bin Laden, violar¨ªa la soberan¨ªa paquistan¨ª para acabar con el l¨ªder de Al Qaeda, si Pakist¨¢n no pod¨ªa o no quer¨ªa hacerlo. O sea, multilateralismo y la v¨ªa de la negociaci¨®n siempre que los intereses de Estados Unidos no est¨¦n en juego. El pacifismo que algunos pol¨ªticos europeos atribuyen a Obama para arropar su propio inmovilismo no corresponde en absoluto a la realidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.