Llamazares se baja en marcha
El l¨ªder de IU dimitir¨¢ una semana antes de que la organizaci¨®n encare una asamblea crucial
Un domingo de octubre de 2000, Gaspar Llamazares se convert¨ªa en coordinador de IU por un solo voto de diferencia despu¨¦s de una asamblea a cara de perro en la que sali¨® derrotado Francisco Frutos, del sector duro del PCE. El lunes, Llamazares y los suyos acudieron a la sede central de IU en Madrid, un desangelado edificio-mazacote de varias plantas. Trabajaron hasta tarde. A eso de las nueve, el guardia de la puerta subi¨® al despacho:
-Es que es mi hora.
-Pues v¨¢yase. Deje una llave y v¨¢yase.
-Ver¨¢: no hay m¨¢s llaves. Aqu¨ª se han ido los que estaban antes y no han dejado ninguna.
Llamazares y los suyos comprendieron entonces que gobernar aquella formaci¨®n heterog¨¦nea, proclive al harakiri, no iba a ser f¨¢cil, que nadie les iba a regalar nada (menos despu¨¦s de vencer por un margen tan estrecho) y que jugaban con el enemigo en casa. Lo de izquierda puede que s¨ª; lo de unida sonaba a broma.
"A pesar de todo ha sido el periodo m¨¢s feliz de mi vida", se?ala
"Siento una amargura enorme por irme en este momento", a?ade
-Bueno. ?Me voy o me quedo?, insisti¨® el guardia. La puerta hay que dejarla cerrada.
-No, no. Deje. Bajamos con usted. No se preocupe. Ya seguimos en un bar.
Ocho a?os despu¨¦s, tras dos batacazos electorales que han puesto a IU al borde de la desaparici¨®n, Llamazares ya tiene llaves, pero ha anunciado que renunciar¨¢ a ellas y a su cargo de coordinador d¨ªas antes de que se celebre el 15 de noviembre la crucial IX Asamblea Federal. Los afines sostienen que Llamazares se marcha ahora para no condicionar esa asamblea, para que los debates no se centren en ¨¦l, sino en el futuro (incierto) de la formaci¨®n; los cr¨ªticos replican que se va un minuto antes de lo debido para que no se examine y se enjuicie su nefasta gesti¨®n. Rosa Aguilar, alcaldesa de C¨®rdoba, y una de las referentes de IU, aporta otra clave: "A lo mejor no hay que mirar la dimisi¨®n en funci¨®n de su oportunidad. A lo mejor hay que mirar la dimisi¨®n de una persona que ya no puede m¨¢s, que dice 'aqu¨ª me quedo', como la canci¨®n".
En medio de la tormenta que se avecina y a¨²n al tim¨®n de una nave que zozobra, Llamazares asegura que no tiene sensaci¨®n de fracaso: "Pero s¨ª una amargura enorme por irme en este momento, por dejar IU en esta situaci¨®n tan mala". Admite que los resultados no le han acompa?ado. Esto es evidente: en 1996, con Julio Anguita al frente, IU consigui¨® 21 diputados. Cuatro a?os despu¨¦s, con Francisco Frutos, la formaci¨®n baj¨® hasta los ocho. Con Gaspar Llamazares, en 2004, baj¨® a¨²n m¨¢s, hasta los cinco. En las ¨²ltimas elecciones s¨®lo ha logrado dos. "Con Carrillo cab¨ªamos en un taxi, pero ahora cabemos en una moto", resumi¨® hace meses el presidente ejecutivo del PCE, Felipe Alcaraz. La cuesta abajo es patente. Y una sencilla cuenta de la vieja muestra que, de seguir la progresi¨®n, IU no ser¨¢ nada en 2012. Nada.
Gaspar Llamazares naci¨® en Logro?o en 1957, pero creci¨® en Asturias, en la localidad de Salinas de Castrill¨®n. Su padre era el m¨¦dico del pueblo. Y una persona liberal, tolerante, de aliento republicano. Su madre era una culta ama de casa. No procede de una familia obrera tipo, como otros l¨ªderes tradicionales de la izquierda asturiana.
Gerardo Iglesias, por ejemplo, coordinador general de IU desde 1982 hasta 1989, baj¨® a la mina por primera vez a los 14 a?os. Y eso imprime car¨¢cter y marca el futuro. Para lo bueno y para lo malo.
Llamazares no viene de ah¨ª: estudi¨® y aprob¨® medicina en Oviedo. All¨ª conoci¨® a la que ser¨ªa su novia y ahora es su mujer, una especialista en psiquiatr¨ªa. Desde el primer curso destac¨® por su capacidad organizativa, por su madera de l¨ªder estudiantil, por ser el que m¨¢s hablaba en las asambleas.
No ha ejercido jam¨¢s continuadamente como m¨¦dico: lo m¨¢s cerca que ha estado de la profesi¨®n han sido las clases de gesti¨®n sanitaria que impart¨ªa en la universidad. Por eso confiesa que si alg¨²n d¨ªa, en un mitin, a alguien le da un ataque al coraz¨®n, ¨¦l ser¨¢ el primero en gritar: "?Hay alg¨²n m¨¦dico por ah¨ª?".
Sus amigos le describen como un tipo culto, reservado, que propende a la timidez, seco, trabajador, austero, hiperpuntual, espartano y reflexivo. ?l mismo se ha definido como lo contrario del carisma. Y reconoce que su car¨¢cter retra¨ªdo ha constituido un cierto obst¨¢culo para su carrera pol¨ªtica. A veces ha tenido m¨¢s eco medi¨¢tico su mu?eco virtual en el cibern¨¦tico universo de mentira de Second Life que el serio Gaspar Llamazares de carne y hueso. A ¨¦l no le importa demasiado.
Ha sido secretario general del partido Comunista asturiano, diputado auton¨®mico y, tras mudarse a Madrid con su mujer y su hija, diputado nacional.
En 2000, tras ganar esa re?ida asamblea por un voto, se convirti¨® en un coordinador general de IU empe?ado en abrir el partido, en conectar con otras capas de la sociedad adem¨¢s de los trabajadores, en apelar no s¨®lo a los obreros, referentes hist¨®ricos del PCE: "No pelear s¨®lo por los derechos sociales, sino por los derechos civiles: el medioambiente, los matrimonios homosexuales, el aborto, la plena equiparaci¨®n de la mujer, el consumo", explica.
Esta postura le atrajo cr¨ªticas desde el principio, desde la misma tarde en que gan¨® por un voto el cargo de coordinador.
"Todo eso est¨¢ bien", objeta un dirigente de IU cr¨ªtico con el actual coordinador general. "Pero hay algo prioritario de lo que ¨¦l se ha olvidado: es la econom¨ªa. Hay que intervenir en la econom¨ªa. Nuestra fuerza pol¨ªtica est¨¢ ah¨ª para intervenir en la econom¨ªa, porque si no intervienes, pasa lo que est¨¢ pasando ahora con la crisis. Nosotros no nos movemos en los l¨ªmites del capitalismo. No somos el PSOE. Nosotros queremos superar el capitalismo, aunque sin echarnos al monte. Tampoco somos un grupo verde. No es nuestro discurso. Nuestro discurso gira todav¨ªa sobre eso de capital y trabajo".
A esta fractura ideol¨®gica que no ha soldado nunca hay que sumar los enconos personales en un grupo pol¨ªtico en el que, adem¨¢s, todo se airea y retransmite. "A veces confundimos la transparencia con el impudor", asegura Llamazares.
Un ejemplo: en medio de un Consejo Pol¨ªtico, m¨¢ximo ¨®rgano de direcci¨®n de IU, celebrado en abril, cuatro semanas despu¨¦s del descalabro electoral, Francisco Frutos, secretario general del PCE, tom¨® la palabra y solt¨® a Llamazares: "Te ped¨ª hace cuatro a?os que cogieras la maleta y te fueras a tu pueblo. Ojal¨¢ lo hubieras hecho, le habr¨ªas ahorrado mucho sufrimiento a IU".
Un seguidor de Llamazares se levant¨® entonces y le dedic¨® un ostensible corte de mangas a Frutos como respuesta.
"?sta es una organizaci¨®n neur¨®tica", explica Llamazares, "en la que las elecciones se viven siempre como una cuesti¨®n de vida y muerte, que siempre ha tenido resultados malos porque seguimos sin asumir nuestros l¨ªmites, que rondan el 5%-10%, que vive a¨²n con aquello de lo que pudo haber sido y no fue desde la Transici¨®n, desde la primera votaci¨®n democr¨¢tica (en la que el PSOE super¨® al PCE)".
No se arrepiente de haber dado el paso adelante hace ocho a?os: "Este periodo ha sido el m¨¢s feliz de mi vida, a pesar de haber sentido siempre el aliento de algunos en la nuca".
Acudir¨¢ el 15 de noviembre, sin ser coordinador, a la impredecible IX Asamblea de IU, que puede certificar tanto la refundaci¨®n de la agrupaci¨®n como su escisi¨®n. Despu¨¦s conservar¨¢ su acta de diputado hasta la pr¨®xima legislatura. "No tengo por qu¨¦ enterrarme pol¨ªticamente. Trabajar¨¦ de forma leal para la organizaci¨®n".
?Y despu¨¦s?
"Despu¨¦s volveremos a Asturias", dice convencido, de una tacada.
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