Enrique Morente se reinventa
En un momento cumbre de su carrera y de vuelta de muchas batallas, Morente goza de una serenidad envidiable para acometer la propuesta de revisarse a s¨ª mismo, si hace falta, como para clausurar una bienal. Puede que s¨®lo sea necesario regresar junto a Pepe Habichuela, un seguro con el que viajar a un pasado com¨²n con la garant¨ªa de que cualquier vuelo que pase por su garganta encontrar¨¢ la r¨¦plica en un guitarrista que tiene la virtud de sonar antiguo siendo tan moderno. Junto a ¨¦l, Morente es capaz de construir un recital igual de variado que completo, revisitando a sus viejos maestros, recordando a sus poetas de cabecera (Lorca mayormente), haciendo los mismos cantes que le acompa?an de tiempo atr¨¢s, y a los que renueva con la libertad que el tiempo y la experiencia le otorgan.
GALA DE CLAUSURA. FLASBACK
Cante: Enrique Morente. Guitarras: Pepe Habichuela, Paquete, David Cerreduela. Percusi¨®n: Bandolero. Bater¨ªa: Eric Jim¨¦nez
Teatro de la Maestranza, 11 de octubre.
Se podr¨ªa decir que el cantaor se sirvi¨® del esquema de sus ¨²ltimos conciertos con Omega, en los que, antes de la explosi¨®n el¨¦ctrica, nunca falt¨® cante cl¨¢sico. En el Maestranza, conjug¨® sus dos vertientes, pero en sobrio y de una forma radicalmente distinta: reinventando siempre los cantes a su imagen y semejanza. En el arranque, sorprendi¨® una sonorizaci¨®n con exceso de reverberaci¨®n, aunque puede que todos termin¨¢ramos por acostumbrarnos, atentos como est¨¢bamos a tan apabullante sucesi¨®n de cantes y estilos. El toque de Habichuela, pre?ado de hermosos ligados, lo llev¨® por la galer¨ªa de la sol¨¦a, para depositarlo a continuaci¨®n en una tanda de cabales con Silverio en su centro. En las alegr¨ªas, se circunscribe al canon cl¨¢sico explotando todos sus recursos y, por malague?as, ay, un brillante surtido rematado por la de El Mellizo y con una lectura de su legado que es paradigma de todo su hacer. En ella estaba el alma de C¨¢diz, pero llevaba superpuesto el esp¨ªritu de Morente. Antes hab¨ªa templado unos tientos de referencia sevillana y, como colof¨®n, el cantaor se rompi¨® literalmente por seguiriyas. Cuarenta y cinco minutos de intensidad y satisfacci¨®n. Pero habr¨ªa m¨¢s.
En una segunda parte, fueron Paquete y Cerraduela, junto a Bandolero y el bater¨ªa Eric Jim¨¦nez (Lagartija Nick, Los Planetas), los que lo guiaron por el camino de su b¨²squeda particular del futuro del cante, con un tema de Pablo de M¨¢laga y dos procedentes de Omega. Siempre emociona la crudeza de los versos lorquianos en La Aurora de Nueva York, pero, en su versi¨®n ac¨²stica, cobran una mayor emoci¨®n. La misma que se multiplic¨® en Aleluya, de Leonard Cohen. Como si de un tema tradicional se tratara, se sirvi¨® de su estructura para entonar el r¨¦quiem por su amigo Mario Maya. En los bises, la faena ya estaba resuelta, pero aprovech¨® la ocasi¨®n para condesar una breve antolog¨ªa propia por tangos y buler¨ªas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.