Bush y Corea del Norte
La rehabilitaci¨®n parcial de Pyongyang quiere salvar 'in extremis' el acuerdo de desnuclearizaci¨®n
El r¨¦gimen comunista norcoreano es maestro en el arte del chantaje pol¨ªtico. Su condici¨®n de reducto imprevisible y personalista, extremadamente peligroso tanto hacia dentro como hacia fuera, le permite explotar con ¨¦xito el temor internacional a su nuclearizaci¨®n. Corea del Norte nunca ha dudado en ense?ar los dientes a Occidente cada vez que las cosas se han puesto mal, la ¨²ltima y alarmante ocasi¨®n en 2006, cuando deton¨® un artefacto at¨®mico.
Esta destreza en la amenaza ha conseguido ahora que el presidente Bush acabe de apear a Corea del Norte, despu¨¦s de 20 a?os y seis despu¨¦s de incluirla en el eje del mal, de la lista de Gobiernos que patrocinan el terrorismo, algo prometido en junio, pero bloqueado por el insuficiente cumplimiento norcoreano de los protocolos de fiscalizaci¨®n at¨®mica acordados. A Pyongyang le ha bastado con interrumpir el desmantelamiento de su a?oso complejo nuclear de Yongbyon, al norte de la capital, iniciado en noviembre pasado, y vetar la entrada a los inspectores de la ONU. Conseguido su objetivo, la dictadura vuelve a cooperar con EE UU y sus aliados regionales, y promete de nuevo acceso sin restricciones a sus instalaciones.
La decisi¨®n estadounidense -recibida con reticencias por surcoreanos y japoneses, temerosos vecinos del arsenal norcoreano- es una notable victoria para Pyongyang, que se libra de un golpe de su mayor y m¨¢s duradero estigma pol¨ªtico y conseguir¨¢ as¨ª acceso a los circuitos bancarios internacionales, ahora vetados. Todo ello mientras se especula con el estado de salud del dictador Kim Jong-il, cuando se teme una nueva hambruna y en el herm¨¦tico y petrificado pa¨ªs estalinista surgen signos incipientes de movimiento econ¨®mico, con proliferaci¨®n de mercados informales y multiplicaci¨®n de los intercambios fronterizos con China, su ¨²nico valedor.
Un Bush en horas baj¨ªsimas no puede permitirse abandonar la Casa Blanca acumulando tambi¨¦n el bald¨®n de haber fracasado en uno de sus m¨¢s pregonados proyectos, el de desarmar nuclearmente a la enemiga Corea del Norte, encarrilado tras a?os de diplomacia multibanda en la que son determinantes China, Rusia, Jap¨®n y Corea del Sur. Pero ni siquiera esta medida de rehabilitar parcialmente a Pyongyang le va a ser f¨¢cil de vender a sus correligionarios republicanos, a juzgar por la frialdad con que ha sido acogida por el candidato a la sucesi¨®n, John McCain.
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