Feij¨®o, el gallego y el franquismo
La gravedad de la crisis que afecta a Espa?a y su influencia en el partido del Gobierno ha devuelto cierto protagonismo al PP de Galicia, a pocos meses de las elecciones auton¨®micas. El que parec¨ªa ser un convidado de piedra en el fest¨ªn de socialistas y nacionalistas resurge e inquieta a los partidos de un bipartito que, por si acaso, cierran filas como primera medida. La gran batalla parece estar servida con los papeles cada vez m¨¢s definidos.
Alberto N¨²?ez Feij¨®o hered¨® de Manuel Fraga un partido con muchos votos pero poco poder. En un primer momento se vio rodeado de dirigentes a los que el paso del tiempo hab¨ªa robado su brillo e incluso el ¨¦xito electoral. Por ello, fue deshaci¨¦ndose de los que pudo y colocando a hombres de su generaci¨®n, como el emergente Carlos Negreira, sin que ese trabajo pueda darse por concluido mientras siga por ah¨ª un personaje como el orensano Jos¨¦ Luis Baltar, cuyas formas de hacer pol¨ªtica son propias del pasado. Pero aun as¨ª, no puede neg¨¢rsele a Feij¨®o una decidida voluntad de renovar el partido de los conservadores gallegos, que con Fraga al frente tambi¨¦n pas¨® por ser el partido de los galleguistas moderados.
Hay que reconocer al l¨ªder del PP gallego la valent¨ªa de condenar la dictadura franquista
M¨¢s complicaciones ha tenido el l¨ªder del PPdeG a la hora de articular un discurso coherente con el de su partido en Madrid y, a la vez, adaptado a las peculiaridades de Galicia, cuyo car¨¢cter nacional, reconocido por la Constituci¨®n y pendiente de reflejarse en un nuevo Estatuto, hace que este peque?o pa¨ªs no pueda ser considerado desde la calle G¨¦nova como si fuera una regi¨®n m¨¢s.
A los j¨®venes que ahora mandan en el PP, inspirados por Romay Beccar¨ªa, suelen importarle m¨¢s los medios urbanos que las zonas rurales que tantos ¨¦xitos le garantizaron a don Manuel. En parte, le sucede eso por afinidad cultural -no provienen de las aldeas, sino de las ciudades-, e incluso por comodidad. Y quiz¨¢ por eso mismo, algunos chicos de Feij¨®o se han dejado llevar por los cantos de sirena de organizaciones como Galicia Biling¨¹e, cuyo nivel intelectual es propio del partido de Rosa D¨ªez, pero no de una fuerza pol¨ªtica que mantiene viva la llama de Alfredo Bra?as.
El alejamiento del PPdeG del desarrollo de la ley de normalizaci¨®n del gallego, en busca de los votos de un pu?ado de radicales espa?olistas, puede engordar el granero electoral del PSdeG y, sobre todo, del BNG, pero por encima de todo es una mala noticia para el idioma propio de Galicia, necesitado de un decreto que arrope su uso en las aulas. Si algo hizo bien Fraga fue respetar el galleguismo que impregna esta comunidad, de ah¨ª que sorprenda tanto el giro que est¨¢ dando el PPdeG, presionado desde G¨¦nova y el partido de Rosa D¨ªez. Dicho lo cual, si la normalizaci¨®n no avanza m¨¢s en Galicia tampoco ser¨¢ por culpa de Feij¨®o, que no gobierna, sino del Ejecutivo que preside Touri?o.
El recelo frente al gallego es, por tanto, un riesgo para el PP, muchos de cuyos militantes y votantes s¨®lo se expresan en ese idioma, aunque entre algunos de ellos tambi¨¦n lata el autoodio. Lo ha visto enseguida Anxo Quintana, que tiene en la desconsideraci¨®n popular con el gallego una llave maestra para entrar en el rico caladero electoral del PP. En definitiva, los velados ataques de Feij¨®o al gallego pueden meterle en un buen l¨ªo, ya que lo poco que pueda ganar en algunas ciudades lo puede perder con creces en el medio rural, donde la estrategia del nuevo PPdeG podr¨ªa derivar en un bal¨®n de ox¨ªgeno para el BNG, cada d¨ªa mejor posicionado en pueblos y villas. S¨®lo falta ahora que en las listas prescinda de dirigentes galleguistas a los que Fraga condujo a trabajar el voto sobre el terreno, aunque hubiera barro.
Hay que reconocerle, por el contrario, a Feij¨®o la valent¨ªa que supuso condenar la dictadura franquista, algo impensable en los tiempos de Fraga, quien esta vez ya terci¨® sin ¨¦xito. Gracias al PP hubo unanimidad para que el Parlamento instase a la Xunta a proseguir con las acciones dirigidas a recuperar y dignificar la memoria de las v¨ªctimas de la represi¨®n franquista y de la Guerra Civil, a eliminar los s¨ªmbolos franquistas y a colaborar en la identificaci¨®n de los desaparecidos y enterrados en fosas comunes durante la dictadura. Eso s¨ª que no est¨¢ mal.
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