"Me dar¨ªa mucho miedo escribir un 'best seller"
L'¨¦clat dans l'abyme (El resplandor en el abismo, subtitulada Memorias de un auto de fe, en traducci¨®n de Serge Mestre, Editorial Gallimard) fue tambi¨¦n una de las diez obras seleccionadas por Radio France, que emiti¨® fragmentos a lo largo de una semana. L'¨¦clat, la traducci¨®n al franc¨¦s de Os libros arden mal, ha sido portada en el diario Lib¨¦ration y Rivas objeto de entrevistas en Le Monde y Le Figaro. Para celebrar el 80? aniversario de la colecci¨®n Du monde entiere, Gallimard ("entrar en su sede fue como entrar en el primer c¨ªrculo de la literatura") escogi¨® uno de los relatos de A l¨ªngua das bolboretas para difundirlo por todo el mundo. Un ¨¦xito que atribuye a "una simetr¨ªa de lo casual y de la causalidad. La literatura es como el andar de Charlot, y yo fui a Par¨ªs como ¨¦l, como un vagabundo que anda te¨®ricamente sin rumbo".
"Vivo a la inversa lo de ser revolucionario de joven y conservador de viejo"
"En A Coru?a 'Os libros' fue casi una novela clandestina, le¨ªda en secreto"
"Escribo por obligaci¨®n ante una injusticia cada vez m¨¢s esperp¨¦ntica"
Pregunta. Sus obras han sido traducidas a una veintena de idiomas, incluidos algunos tan ex¨®ticos para nosotros como el japon¨¦s. ?Pero esperaba esta reacci¨®n en Francia?
Respuesta. Siempre pens¨¦ que esta novela tendr¨ªa una vida m¨¢s oculta, por su propia naturaleza. Cioran dec¨ªa que toda obra deb¨ªa de ser un peligro y ¨¦sta lo era en cierta forma, cre¨ªa que tendr¨ªa un discurrir m¨¢s clandestino, de boca a boca. Pero la literatura en Francia es un ecosistema distinto, hay una cierta apuesta por los libros peligrosos.
P. ?Tendr¨ªa que ver la tradicional pasi¨®n francesa por la Guerra Civil Espa?ola?
R. Os libros transcurre desde el siglo XIX hasta nuestros d¨ªas, y de lo que trata es de la historia dram¨¢tica de la cultura, es como el pan, una masa de lenguaje que fermenta por el deseo y es corro¨ªda por la muerte. Las cosas que aparecen en el libro son experiencias sufridas por muchos pa¨ªses, y a los franceses les pas¨® lo mismo, pero lo resolvieron de forma m¨¢s honorable. All¨ª a nadie se le ocurre plantear una equidistancia entre P¨¦tain y la Resistencia. Aqu¨ª la anomal¨ªa es que parte de las ¨¦lites, de periodistas e intelectuales, sufren el s¨ªndrome de Creonte, que conden¨® a Ant¨ªgona porque le recrimin¨® el castigo que hab¨ªa impuesto a sus enemigos m¨¢s all¨¢ de la muerte, impidiendo que fuesen enterrados dignamente.
P. En Galicia la acogida fue buena, pero m¨¢s discreta medi¨¢ticamente.
R. En A Coru?a fue casi una novela clandestina, a pesar de que hace de la ciudad el centro del mundo, y su primer c¨ªrculo conc¨¦ntrico es la Torre de H¨¦rcules, tan reivindicada ahora. Fue bastante le¨ªda, pero secretamente, como una obra a silenciar. El otro d¨ªa, entr¨® en la Real Academia Galega un sabio brit¨¢nico, John Rutherford, un fil¨®logo de nivel mundial, premio nacional de traducci¨®n en su pa¨ªs, y aqu¨ª m¨¢s de un peri¨®dico ni dio la noticia. Cuando Vargas Llosa entr¨® en la Academia Espa?ola fue portada en todos.
P. ?Os libros est¨¢ cumpliendo la encomienda que una vez le hizo Torrente Ballester de que usted era el llamado a escribir El Quijote en gallego?
R. Siempre tom¨¦ eso como una iron¨ªa de ese mirlo burl¨®n que era Torrente. Est¨¢ bien provocar a los escritores. La cuesti¨®n de fondo en este momento no es un desaf¨ªo exterior, sino interior. No tiene que ver con el resultado, sino con el camino, en ese andar de vagabundo para abrirse paso contra la estupidez, la propia y la de la ¨¦poca.
P. ?Es su obra m¨¢s redonda?
R. Me gusta escribir hablando, y hay momentos en que dices: esta s¨ª es la boca de la literatura, cuando lees algo que produce una sensaci¨®n mental y f¨ªsica, como escuchar una fuente. Mi padre hac¨ªa pozos, y el ¨²nico en el que no encontr¨® agua fue en el de casa, por mucho que cavara. Vas en busca de agua, pero la literatura es el pozo. Comenc¨¦ la novela con mucha decisi¨®n, y a la mitad estuve a punto de dejarla as¨ª. Ten¨ªa muchas notas y estaba horrorizado, lo que ve¨ªa era demasiado duro, "mejor salir de este pozo" me dije. Lo que me hizo seguir fueron los personajes, como la ¨²ltima lavandera coru?esa, que me reprochaba: "Yo con este lote en la cabeza, ?y t¨² te quedas parado?". Y segu¨ª a los personajes, porque ellos s¨ª ten¨ªan energ¨ªa.
P. ?En qu¨¦ anda ahora?
R. Al acabar la novela me qued¨¦ con ganas de escribir, con esa "mirada f¨¦rtil" que dec¨ªan los pintores flamencos. Estoy escribiendo mucha poes¨ªa, en la l¨ªnea de ir m¨¢s all¨¢ de Mohicania y Libro de Antroido. Estoy tambi¨¦n con otra novela, diferente, cuyo trazo principal ser¨¢ el humor, una especie de conjuro. Tengo la cabeza hecha un bombo, porque tambi¨¦n me gustar¨ªa hacer algo en el campo dram¨¢tico, pero no tengo valor suficiente. Como dec¨ªa Kafka, est¨¢ bien tener valor, pero a veces hay que saber esperar por las cosas. Pero estoy haciendo lo que quiero, y en un camino de continua transgresi¨®n. Como dec¨ªa un cr¨ªtico norteamericano del siglo XIX, creo que hay escritores rostros p¨¢lidos y pieles rojas, os conformistas e os que arriscan...
P. Hay un libro que est¨¢ a punto de salir...
R. A corpo aberto (unha ollada indie) saldr¨¢ el mes que viene. Son algunos textos conocidos y otros desconocidos, un viaje en el tiempo desde el periodismo de As Encrobas a hoy. Comienza con un viaje a la Espa?a apocal¨ªptica, que llamo la del ?ltimo D¨ªa; pasa por un cap¨ªtulo que es A amnesia retr¨®grada, otro, A revoluci¨®n do mar, donde doy mi visi¨®n m¨¢s personal de Nunca M¨¢is, de la expedici¨®n de O Xurelo [contra los vertidos radioactivos en el mar] y sigue con Reexistencia, como cuentos period¨ªsticos sobre la naturaleza. El ¨²ltimo trabajo es una mezcla de relato-manifiesto-ensayo, Hai vida antes da morte?, sobre el burn out, el s¨ªndrome del quemado, el infarto del alma, el s¨ªmbolo de este tiempo, del capitalismo impaciente, o delincuente...
P. ?C¨®mo sobrelleva el Jeckill literato y el Hyde periodista?
R. En ocasiones escucho eso de que hay que saberse retirar a tiempo del periodismo. La literatura es un espacio de gozo y el periodismo, el del ring. Cuando el demonio me dice al o¨ªdo "s¨¦ bueno y ret¨ªrate", me rebelo contra esa idea, todav¨ªa estoy en una fase de adicci¨®n. Ahora tengo un viaje a Estados Unidos, voy a cinco plazas, y a ver c¨®mo dejo resuelto lo de los art¨ªculos.
P. Sus art¨ªculos revelan ahora una beligerancia que antes antes era m¨¢s soterrada.
R. Vivo a la inversa ese proceso de ser revolucionario de joven y conservador de viejo. Escribo como siguiendo una extra?a obligaci¨®n ante un mundo que cada vez muestra de forma m¨¢s esperp¨¦ntica la injusticia. Cada vez formo m¨¢s parte del Partido del Hombre Rebelde. Hoy decir un no es la forma m¨¢s urgente de decir un s¨ª, una especie de reacci¨®n ante el acomodo del periodismo. Cada vez es m¨¢s necesario un periodismo indie, una mirada independiente y cr¨ªtica.
P. ?Siente las mordeduras del ¨¦xito?
R. La verdad es que no. Ese concepto est¨¢ desplazado del mundo de la literatura. Uno de los vagabundos de la plaza [San Agust¨ªn, cerca de su casa] me dice: "No te preocupes, alg¨²n d¨ªa escribir¨¢s un best seller!" Me dar¨ªa mucho miedo. Hubo temporadas en las que sent¨ª m¨¢s v¨¦rtigo que ahora.
P. Tiene una fama de "santo laico" que por una parte seduce, pero por otra puede irritar.
R. Eso me recuerda lo que le dijo un cura de O Carballi?o a Mariqui?a, una feligresa tan devota como guapa, para sacarla de su inocencia: "Mariqui?a, todos los santos tienen picha".
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