Jacques Verg¨¨s, defensor legal del horror ilegal
Se llama Jacques Verg¨¨s. Su imagen, su comportamiento, lo que ha hecho y lo que pudo hacer, sus transparencias y sus enigmas, su militancia y sus trapicheos, sus luces y sus tinieblas, representan para mucha gente al diablo en la Tierra y al rastrear su probable edad descubres que como m¨ªnimo ha establecido alg¨²n pacto f¨¢ustico, ya que forzosamente debe de tener m¨¢s de ochenta a?os, aunque por su apariencia f¨ªsica y mental no le calcules m¨¢s de sesenta. Fuma puros con gesto de bon vivant, habla con tono pausado, le apasionan los manjares, el burdeos a?ejo y las mujeres, parece encantado consigo mismo, maneja inmejorablemente el sarcasmo, la provocaci¨®n, el desprecio y el cinismo, es un virtuoso en dial¨¦ctica incendiaria y en estrat¨¦gicos silencios, desprende seguridad y un aroma entre cardenalicio y maquiav¨¦lico. Calla mucho m¨¢s de lo que dice, miente con desarmante aplomo. Da mucho miedo este pulcro y cultivado se?or. El adjetivo "inquietante" adquiere pleno sentido con un personaje como ¨¦l.
El ABOGADO DEL TERROR
Direcci¨®n: Barbet Schroeder.
G¨¦nero: documental. Francia, 2007.
Duraci¨®n: 135 minutos.
Es el desasosegante protagonista de un documental largo que se te hace corto
A Barbet Schroeder, el director, siempre le ha fascinado la ambig¨¹edad del mal
El cine de ficci¨®n de Barbet Schroeder siempre se ha sentido fascinado por la ambig¨¹edad del mal. Tambi¨¦n utiliz¨® el documental para retratar al exc¨¦ntrico y monstruoso dictador Idi Am¨ªn Dad¨¢. Es muy coherente que se haya acercado a una personalidad abarrotada de claroscuros, dif¨ªcilmente etiquetable como la de Verg¨¨s, alguien que siempre ha estado asociado al derramamiento de sangre, aunque ¨¦l confiese con sibar¨ªtica sorna que su ¨²nica herida de guerra se la provoc¨® la apertura de una ostra. Tambi¨¦n asegura que le hubiera encantado asumir la defensa de Hitler, e incluso de Bush, a condici¨®n de que se declararan culpables.
Verg¨¦s es el desasosegante protagonista de El abogado del terror, un documental muy largo que se te hace corto, un repaso escalofriante a 50 a?os de terrorismo, a la certidumbre de que los bombazos selectivos o indiscriminados, contra peces gordos o contra la poblaci¨®n civil, son el elemento m¨¢s s¨®lido para lograr tus objetivos pol¨ªticos. Verg¨¨s tiene claro, como cualquier ciudadano del mundo que sea m¨ªnimamente l¨²cido, que existe un intocable, pavoroso y legitimado terrorismo de Estado. Pero seg¨²n sus convicciones, al colonialismo s¨®lo se le puede combatir con la violencia revolucionaria. Y si pillan al terrorista, ah¨ª est¨¢ ¨¦l para defenderle jur¨ªdicamente, para utilizar todas las fisuras legales y la pretendida civilizaci¨®n de los sistemas democr¨¢ticos y darle la vuelta a los juicios demostrando que son mucho m¨¢s culpables los acusadores que los acusados, d¨¢ndole habilidosamente la vuelta a la siniestra tortilla.
Con este hombre hay numerosas certezas e infinitas sospechas. Se sabe que fue el abogado de Djanila Bouhired, la condenada a muerte que simboliz¨® la lucha de Argel contra el colonialismo franc¨¦s, de los feday¨ªn, de la Baader Meinhoff, de Carlos El Chacal, del terrorismo iran¨ª propiciado por el fundamentalista Jomeini, del posteriormente asesinado presidente del Congo Moises Tshomb¨¦. Pero el misterioso y sinuoso Verg¨¨s borra todas sus huellas y desaparece del mundo durante ocho a?os. ?Qu¨¦ ocurri¨® entonces; a qu¨¦ renovada historia de la infamia asesor¨®; por qu¨¦ alguien tan exhibicionista se borra de la escena p¨²blica y de esos medios de comunicaci¨®n que tan inmejorablemente utiliza? ?l hace mutis. Sus bi¨®grafos m¨¢s fiables aseguran que su destino fue Camboya, que no fue ajeno a la barbarie de los jemeres rojos, que al igual que Mao, el genocida Pol Pot tambi¨¦n contaba con la admiraci¨®n intelectual e incondicional de Verg¨¨s.
Cuenta su mejor amigo que jam¨¢s podr¨ªa imaginar al ilustrado y refinado Verg¨¨s como un karateka suicida, aunque no le extra?ar¨ªa que apretara el bot¨®n de un detonador si se le presenta una c¨®moda ocasi¨®n. Siempre estuvo asociado a los movimientos de izquierda de lucha armada, pero tampoco desde?¨® tomar la defensa del viejo y capturado nazi Klaus Barbie. Cuenta Verg¨¨s con satisfacci¨®n y orgullo que en ese juicio ¨¦l estaba s¨®lo frente a los 39 ineptos abogados que pretend¨ªan crucificar al monstruo en nombre de la dignidad humana, que consigui¨® transformar el juicio al nazi en un juicio contra Francia.
Dicen que Verg¨¨s, hijo de una vietnamita y de diplom¨¢tico franc¨¦s, y criado en la isla de Reuni¨®n, siempre se ha sentido en guerra contra los imperialismos. Es un argumento simplista. Lo que resulta claro es que lo sabe todo de las cloacas que comparten los subversivos y los legalistas, que los conceptos del bien y del mal pueden ser intercambiables, que la turbiedad es el motor de la pol¨ªtica. Y piensas en la impresionante novela que podr¨ªa construir alrededor de este personaje un John Le Carr¨¦ en estado de gracia.
Una vida azarosa
- Jacques Verg¨¨s nace el 5 de marzo de 1925 en Ubon Ratchathani (Tailandia).
- Tras la II Guerra Mundial, estudia Leyes en Par¨ªs y preside la Asociaci¨®n de Estudiantes de las Colonias. Conoce a Pol Pot.
- En los a?os cincuenta apoya la lucha armada en Argelia y defiende a Djamila Bouhired, acusada de poner una bomba en un caf¨¦. Se casar¨¢ con ella.
- Entre sus defendidos destacan Klaus Barbie, Carlos 'El Chacal', terroristas palestinos e isl¨¢micos iran¨ªes y varios dictadores africanos. Su ¨²ltimo defendido famoso fue el viceprimer ministro iraqu¨ª Tariq Aziz.
Babelia
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