Una promesa no es nada
En ocasiones, la situaci¨®n coyuntural nos hace olvidar las problem¨¢ticas estructurales que, en realidad, subyacen detr¨¢s de las cuestiones diarias que suceden a nuestro alrededor. Cuestiones que pasan desapercibidas entre el ruido medi¨¢tico pero que afectan de manera decisiva a la vida de millones de personas, como es el caso del hambre que cada d¨ªa padecen demasiadas personas en el mundo.
Ante ello, la sociedad puede mirar hacia otro lado, proveerse de argumentos econ¨®micos para actuar ante la crisis financiera y dejar para otro momento esas cosas que, como el hambre, siempre han sucedido y que seguir¨ªan sucediendo por los tiempos de los tiempos, como dicen algunos. Pero tambi¨¦n se puede pensar que la reversi¨®n de los problemas coyunturales ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil, si se solucionan antes las deficiencias estructurales que mantiene el mundo actual.
Fruto de esta segunda concepci¨®n que pretende transformar la realidad, en el a?o 2000, nada menos que 189 jefes de estado y de gobierno firmaron la Declaraci¨®n del Milenio, en la que se expon¨ªa la necesidad de hacer frente a la pobreza y de trabajar de manera conjunta en un plan de acci¨®n que cre¨® ocho objetivos cuantificables y que deb¨ªan alcanzarse para el a?o 2015.
Estos objetivos, conocidos como los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) son erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la ense?anza primaria universal, promover la igualdad entre los g¨¦neros, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH, el paludismo y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar una asociaci¨®n mundial para el desarrollo.
Hay quien considera que estos objetivos no contienen m¨¢s que buenas intenciones, que son promesas, o lo que es lo mismo, que no son nada, pero el movimiento sindical y la UGT-PV es consciente de que erradicar la pobreza es posible. Sabemos que existen recursos y tecnolog¨ªas como nunca hab¨ªan existido y que ¨¦sta es una oportunidad magn¨ªfica para erradicar el hambre en el mundo.
Lo que es necesario es que haya una voluntad pol¨ªtica inequ¨ªvoca de acabar con ella, y por ello, este fin de semana, millones de personas saldremos a las calles de las ciudades del mundo a reclamar esa voluntad.
En Valencia la manifestaci¨®n partir¨¢ a las 18 horas desde la plaza de Alfonso el Magn¨¢nimo. Y es que solamente con pensar que apenas el 6% del dinero que los gobiernos de la Uni¨®n Europea han decidido poner del erario p¨²blico para solventar la crisis financiera, es equivalente a la inversi¨®n que se estim¨® necesaria para cumplir los ODM, podemos darnos cuenta de que eliminar la pobreza extrema es alcanzable en el corto plazo.
Esta realidad compartida por millones de personas -se estima que el a?o pasado m¨¢s de 40 millones de personas se manifestaron para exigir el cumplimiento de los ODM- tiene que llegar de manera clara y rotunda a quienes dirigen las administraciones.
Nosotros como ciudadanos de los pocos pa¨ªses desarrollados que hay en el mundo, no podemos ponernos excusas y mirar para otra parte, mientras uno de cada cuatro habitantes del planeta vive en la pobreza. Debemos exigir que se alcance un porcentaje del 0,7% del PIB a la ayuda al desarrollo, que se cumplan los compromisos de la Cumbre del Milenio y que nuestros pol¨ªticos y representantes no puedan esquivar el bulto aprovechando la situaci¨®n complicada que atraviesa la econom¨ªa actualmente. Para que una promesa deje de ser nada, hay que exigir su cumplimiento, y para ello nada mejor que manifestar nuestra voluntad de que las personas sean prioritarias, recordando que el hambre estructural que padecen millones de personas en el mundo es la derrota de todos.
Rafael Recuenco es secretario general de la UGT-PV.
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