El resurgir de Sendero alarma a Per¨²
La guerrilla, reconvertida al narcotr¨¢fico, pasa a la ofensiva contra el Ej¨¦rcito
El fantasma de Sendero Luminoso todav¨ªa inquieta. El grupo terrorista que sumi¨® a todo Per¨² en el terror y desat¨® una guerra intestina que caus¨® alrededor de 60.000 v¨ªctimas entre 1980 y mediados de los noventa ha sido derrotado en su intento de tomar el poder, pero no aniquilado. Sus trazas todav¨ªa existen en dos importantes zonas cocaleras. Lejos de los centros urbanos, del foco de la prensa y de los grandes atentados, pero todav¨ªa capaces de dar batalla gracias al factor sorpresa y a su conocimiento del terreno, como qued¨® demostrado el 9 de octubre.
Ese d¨ªa, un convoy militar fue emboscado en el distrito de Tintay Punco, tan alejado que el ataque se conoci¨® en Lima un d¨ªa despu¨¦s. Murieron 16 personas, entre ellas 13 soldados. Fue el golpe m¨¢s duro de Sendero contra las Fuerzas de Seguridad peruanas en casi una d¨¦cada. Y sacudi¨® al Gobierno en el peor momento posible, cuando un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n (el Petrogate) hizo caer a todo el gabinete de Alan Garc¨ªa. De pronto, el terrorismo resurgi¨® como un dolor m¨¢s.
El Gobierno calcula que hay unos 500 senderistas en dos zonas del pa¨ªs
Lo que queda de Sendero no es mucho. Las autoridades hablan de menos de 500 hombres distribuidos en dos regiones selv¨¢ticas: El valle del Alto Huallaga, ubicado al norte; y el valle de los r¨ªos Apur¨ªmac y Ene, m¨¢s conocido por sus siglas (VRAE), ubicado en la zona central y sur. Ambas, pero sobre todo el VRAE, son zonas agrestes, muy pobres y de dif¨ªcil acceso. Tambi¨¦n son las regiones m¨¢s importantes de producci¨®n de coca en el pa¨ªs y Sendero opera en ellas desde el inicio de la lucha armada. Sin embargo, con el tiempo ha cambiado de oficio.
"En 2000 estableci¨® una firme alianza con los traficantes de droga y desde 2004 Sendero ya se convirti¨® en un cartel del narcotr¨¢fico", se?ala el investigador Jaime Antezana. Seg¨²n ¨¦l, el marco ideol¨®gico mao¨ªsta y el objetivo de tomar el poder por las armas han quedado de lado y si se mantienen es s¨®lo para los micr¨®fonos. "Sendero no est¨¢ resurgiendo, lo que ahora enfrentamos es un ciclo de violencia distinto: el narco-senderismo", enfatiza.
"La relaci¨®n entre terrorismo y narcotr¨¢fico no es nueva. Se inici¨® en 1984, cuando Sendero ingres¨® a las zonas cocaleras en busca de financiaci¨®n", se?ala Rub¨¦n Vargas, otro experto en el tema. Antezana explica que lo que se inici¨® como un acuerdo de protecci¨®n con los sembradores de coca y los narcotraficantes locales deriv¨® luego en una alianza y finalmente en un negocio propio, al estilo de las FARC colombianas. "Actualmente, tienen sus propios cultivos y pozas de maceraci¨®n para elaborar pasta b¨¢sica de coca¨ªna. Con lo que han ganado se han fortalecido y ya cuentan con armamento m¨¢s moderno", asegura. Su renovada fuerza qued¨® demostrada no s¨®lo en Tintay Punco, tambi¨¦n en otros atentados de menor impacto.
El punto neur¨¢lgico de la actividad senderista es la localidad de Vizcat¨¢n, ubicada en el coraz¨®n del VRAE, una zona que fue dominada por Sendero durante d¨¦cadas y en la que el Ej¨¦rcito -a cargo del frente del VRAE, pero no del de Huallaga, del que se ocupa la polic¨ªa- inici¨® en agosto una ofensiva para recuperar el control de la zona. Sin embargo, no logr¨® aniquilar a ning¨²n grupo senderista importante y mucho menos capturar a los cabecillas, que se retiraron a zonas contiguas, como la provincia de Tayacaja, donde se ubica Tintay Punco. Desde entonces se han informado de al menos tres ataques senderistas en la regi¨®n, pero la decisi¨®n del Gobierno y los mandos militares es no retirarse.
"Obviamente, recuperar un territorio tomado por m¨¢s de una d¨¦cada es dif¨ªcil", se?ala Rub¨¦n Vargas. "Adem¨¢s, hablar de la fuerza de Sendero en la zona es muy arbitrario. El Ministerio de Defensa dice que se trata de 300 hombres armados, pero la estructura mao¨ªsta ha entrado en las comunidades. Hay bases y comit¨¦s de apoyo que no tienen el fusil en la mano, pero s¨ª dan apoyo log¨ªstico. Eso s¨ª, ya no se trata una adhesi¨®n ideol¨®gica, sino pragm¨¢tica". La coca es la fuente de sustento de muchos pobladores de estos valles y, tambi¨¦n, la columna vertebral de un problema que cada vez tiene menos que ver con Marx, Lenin y Mao, y m¨¢s con el gran capitalismo de la droga.
Todos los expertos coinciden que del Sendero Luminoso liderado por Abimael Guzm¨¢n queda muy poco. Ni siquiera puede hablarse de una coordinaci¨®n entre sus remanentes. Tras la captura de Guzm¨¢n y la mayor parte de su c¨²pula en 1992, el grupo terrorista comenz¨® a escindirse y ahora las dos facciones comparten apenas el nombre y poco m¨¢s. Las columnas del VRAE, al mando de dos sujetos conocidos como Jos¨¦ y Alipio incluso renegaron de su antiguo l¨ªder y fundador, al que tildaron "revisionista, capitulador y traidor", despu¨¦s de que planteara la posibilidad de una "soluci¨®n pol¨ªtica" que pusiera fin al conflicto a cambio de la liberaci¨®n de los senderistas presos.
Artemio, l¨ªder en el Huallaga y ¨²nico miembro de la antigua c¨²pula senderista que sigue en libertad, s¨ª se ha pronunciado a favor de la "soluci¨®n pol¨ªtica" y, al menos en teor¨ªa, se mantiene leal a Guzm¨¢n, preso hace 16 a?os en la base naval del Callao. Son sus huestes las que peores golpes han recibido de parte de las fuerzas de seguridad. En los ¨²ltimos tres a?os tres de sus lugartenientes han sido abatidos en enfrentamientos con la polic¨ªa y sus columnas est¨¢n replegadas. En varias ocasiones las autoridades han asegurado estar a punto de capturarlo, pero a¨²n no tienen ¨¦xito. Su ¨²ltima acci¨®n armada, consisti¨® en llamar por tel¨¦fono a una radio para anunciar que no dejar¨¢ las armas, pero a la vez insisti¨® en pedir al Gobierno una salida pol¨ªtica al conflicto.
En lo que s¨ª se parecen ambas facciones es en sus nuevos m¨¦todos. Ya no imponen el terror en las comunidades asesinando autoridades civiles o destruyendo infraestructura. Sus acciones armadas las dirigen contra las fuerzas de seguridad y, m¨¢s bien, tratan de posicionarse como promotores y defensores del derecho a sembrar coca. De esta manera, han logrado mimetizarse en las poblaciones.
Lima destinar¨¢ m¨¢s fondos a la lucha antiterrorista
Yehude Simon, flamante jefe de gabinete del Gobierno peruano, sali¨® disparado hacia el valle de los r¨ªos Apur¨ªmac y Ene para demostrar que el Estado no pretende ceder ni un palmo en la regi¨®n que la narco-guerrilla de Sendero Luminoso le disputa. Lleg¨® el jueves, unos d¨ªas despu¨¦s de asumir el cargo, encabezando una comitiva de seis ministros y varios altos mandos de las Fuerzas Armadas, para visitar Vizcat¨¢n y otras localidades, para anunciar que la ofensiva del Gobierno en el valle de los r¨ªos Apur¨ªmac y Ene (zona conocida como el VRAE) no ser¨¢ s¨®lo militar.
"Ac¨¢ en el VRAE no hay inflaci¨®n ni recesi¨®n, solamente hay pobreza y la necesidad de que el Estado haga algo", enfatiz¨®. Por eso, anunci¨® que presentar¨¢ al presidente Alan Garc¨ªa propuestas para ampliar la lucha contra el narcoterrorismo y, a la vez, aumentar la presencia del Estado, ausente en la zona por d¨¦cadas.
"Hay una decisi¨®n pol¨ªtica de luchar contra el terrorismo, el narcotr¨¢fico y la pobreza", explic¨® Simon, quien consider¨® que es necesario que el Estado invierta m¨¢s en educaci¨®n, salud, apoyo a la agricultura y en proyectos de infraestructura.
Respecto a la intervenci¨®n militar, se?al¨® que el plan previsto por el Ej¨¦rcito requiere ser afinado. "Hemos encontrado unas Fuerzas Armadas con la moral a tope, pero hay que enfrentar dificultades. Aqu¨ª no existe un problema pol¨ªtico, nos enfrentamos al narcoterrorismo, es decir, a delincuentes", enfatiz¨®. El Gobierno tambi¨¦n tiene planes para aumentar el presupuesto militar y policial para la lucha contra el narcotr¨¢fico.
La expectativa de la poblaci¨®n "es que el Gobierno no les falle", destac¨® el primer ministro. El plan del Ejecutivo incluye las regiones de Cuzco, Ayacucho, Huancavelica y Jun¨ªn.
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