Blinis y vodka con acento argentino
El punto de inflexi¨®n entre el zarismo y la revoluci¨®n sovi¨¦tica. Dos mundos representativos de la ahora Rusia de Putin que inspiran un local cuyas luces tenues ba?an cortinas de terciopelo rojo, techos dorados y una barra de madera con reminiscencias constructivistas. Entre sus paredes, en pleno Madrid castizo, una propuesta cimentada sobre dos pilares de la gastronom¨ªa b¨¢ltica: blinis y vodka. "No es un plato m¨¢s de la carta. Jugamos con los blinis como si fuera una cr¨ºperie", dice Ramiro L¨®pez Crespo, fot¨®grafo porte?o afincado en la capital, para desmarcarse del resto.
Abierto el pasado abril, junto a otros dos amigos argentinos, en el 1917 pueden degustarse estas caracter¨ªsticas tortas, aqu¨ª en su variante m¨¢s gorda y esponjosa, con cr¨¨me fraiche, huevas de pescados diversos y ahumados como salm¨®n, trucha, arenque, anguila o esturi¨®n. "Los hacemos con harina de trigo, aunque el tradicional ten¨ªa mitad de harina de alforf¨®n. Pero aqu¨ª es muy dif¨ªcil de conseguir; adem¨¢s, para el paladar occidental, su gusto es un pel¨ªn rancio", afirma el propio Ramiro.
1917
Independencia, 1
(esquina Amnist¨ªa). Madrid.
Metro: ?pera.
Tel¨¦fono: 911 42 98 00.
Internet: www.bar1917.com.
?Y para beber? Por encima de los habituales tragos, una carta que de momento incluye m¨¢s de treinta vodkas. La mayor¨ªa premium y con alguna peculiaridad. Como el Primo, producido a partir de vino. "Es de unos canadienses que fueron a Argentina y compraron unos terrenos en la precordillera de los Andes, en general zona de vi?edos", cuenta Ramiro. "Su sabor es m¨¢s cercano a una grappa, pero bueno, tiene su gracia". Destaca tambi¨¦n el suizo Xcelent, otros de procedencia estonia como Ux y Viruvalgue, o el canadiense Black Wood, dif¨ªcil de conseguir y en cuya etiqueta el color de un barquito hecho con papel termosensible marca la temperatura id¨®nea para servirlo.
Rumores afrodisiacos
Pero la estrella indiscutible es el Zubr¨®wka. De origen polaco y considerado por muchos como el mejor vodka del mundo. Ideal para beberlo solo o en versiones como el Tatanka (con zumo de manzana y un punto de Cointreau) o el White Estonian (creaci¨®n marca de la casa en homenaje al White Russian que tomaban en la pel¨ªcula El gran Lebowski).
El sabor ¨²nico de esta marca, mezcla de canela con vainilla, nos remite a una hierba que crece en el bosque de Bialowieza (a caballo entre Polonia y Bielorrusia), ¨²ltima reserva de bisontes salvajes de Europa. La leyenda le atribuye ciertos poderes afrodisiacos, ya que dichos animales pasean sobre ella antes de ir en busca de su pareja. "Al segundo trago puede ser que te desleng¨¹es un poco y logres ligar; el verbo se te pone m¨¢s florido", afirma Ramiro con una media sonrisa, "pero puedo asegurarte que alrededor del sexto, los poderes se anulan".
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