Toneles de vino y perlas
Isla Margarita, un para¨ªso caribe?o donde Col¨®n y los espa?oles fueron recibidos con bananas en vez de flechazos
En agosto de 1498, Col¨®n encontr¨® una isla en el sur del Caribe a la que llam¨® Margarita, y no por una santa, sino porque "margarita" significa "perla" en griego y lat¨ªn. Tanto all¨ª como en las islas aleda?as Coche y Cubagua hab¨ªa tal abundancia de perlas, que la imaginaci¨®n espa?ola se desbord¨®. Parec¨ªan grandes como huevos de paloma, y tan numerosas como las arenas de la playa. Eso sin contar la cantidad de alj¨®fares, esas perlas peque?as e irregulares que en la Polinesia llaman barrocas. Los espa?oles enseguida vaciaron los toneles de vino, los cofres del nuevo tesoro de Am¨¦rica.
Margarita sigue ofreciendo muchos acicates, empezando por su historia y siguiendo por su marisco, sus soles y sus aguas marinas de gran calidad. Adem¨¢s de la gente con la que te puedes entender con poco que pongas algo de tu parte, y ellos de la suya. Nada nuevo bajo las palmeras. Margarita se ufana de su car¨¢cter caribe?o (junto a las islas de Coche y Cubagua, constituye el ¨²nico Estado insular de Venezuela, llamado Nueva Esparta, a 350 kil¨®metros de Caracas y con una poblaci¨®n de 400.000 habitantes). Pero tambi¨¦n destaca por su proximidad a una tierra firme voraginosa, selv¨¢tica, donde se ubica el delta del Orinoco, la Boca del Drag¨®n en tiempos colombinos. En el cercano golfo de Paria, o la Tierra de Gracia, se ubicaba Macuro, que quer¨ªa decir "hombre blanco" para los nativos waraos. Fue el primer Macondo de los espa?oles, un lugar de maravillas donde los waraos recibieron a los espa?oles con bananas en vez de flechazos.
En Margarita hay quienes venden perlas en la playa por el procedimiento de morderlas para ver si son de pega. Las brisas y la buena temperatura no suelen fallar. Tampoco se tarda mucho en ver volar a los escuadrones de pel¨ªcanos. La parchita (fruta de la pasi¨®n) o la patilla (sand¨ªa) son algunas de las jugosas palabras locales. O chucho, como llaman a la manta raya con la que cocinan un pastel a?adiendo papel¨®n (melaza).
Si vamos al oeste de la isla, la vista queda imantada por las Tetas de Mar¨ªa Guevara, dos cerros gemelos que celebran los atributos de una guerrillera de la independencia. Cerca, en la pen¨ªnsula de Macanao, los manglares de La Restinga forman un laberinto que gusta a las estrellas y a los caballitos de mar. Una garza real se come un pez sapo mientras te explican que las ra¨ªces del mangle negro crecen de arriba abajo, y al rev¨¦s en el mangle rojo. Aunque lo que vas buscando en el fondo es la ostra de mangle. Se comen por docenas por pocos bol¨ªvares en la playa que hay al fin del manglar, un arenal de 22 kil¨®metros.
Recuerdo de una batalla
Margarita tiene una capital econ¨®mica, Porlamar (viene de Puerto de la Mar), y una capital pol¨ªtica, La Asunci¨®n, con bien cuidados edificios coloniales. En su plaza, el tiempo parece adensarse como la masa de una arepa. Hay una sobria catedral del siglo XVII y un museo, el de Nueva C¨¢diz, instalado donde estaba la c¨¢rcel y el Ayuntamiento en ¨¦poca espa?ola. En las afueras se alza el castillo de Santa Rosa, rematado en 1682, con buenas vistas del cerro Matasiete, un lugar donde en 1817 los 3.000 soldados espa?oles del general Morillo fueron derrotados por "seiscientos intr¨¦pidos margarite?os", al mando del coronel de granaderos Francisco Esteban G¨®mez.
No faltan, pues, lugares para bucear en la historia, algo siempre interesante si no se convierte en una especie de an¨¢stasis, el descenso de Cristo a los infiernos, o al Limbo de los Patriarcas, que de ambas maneras se define ese bizantino asunto. Margarita se prestar¨ªa a una cierta an¨¢stasis espa?ola. Hasta aqu¨ª lleg¨® Lope de Aguirre arrasando vidas y la caja de la Real Hacienda. Uslar Pietri lo cont¨® en su novela En el camino de El Dorado: "A culatazos, y a golpes de pica y de daga, despanzurraron el grueso cofre...". Tras hacerse los mara?ones con el oro y las perlas de Margarita, se bebieron una pipa de vino en vasos, en caracolas y en sus propios cascos. Ven¨ªan de la tremenda aventura equinoccial, y el remate de Lope de Aguirre fue acuchillar al gobernador de Margarita y a todo hijo de vecino que se le pusiera por delante.
Aguas templadas
Los margarite?os fueron llamados espartanos por su papel en la guerra de la independencia del pa¨ªs. Hoy, las batallas parecen consistir en ver qui¨¦n se compra m¨¢s cajas de whisky a?ejo. Sin embargo, Margarita ofrece gratis lo mejor que tiene. El agua templada del mar, o unos crep¨²sculos en el pueblo de Juan Griego, con la bola del sol sumergi¨¦ndose, que por lo general son aplaudidos por la gente.
Tampoco habr¨ªa que perderse las aguas transparentes y el silencio que rodean a Margarita. Hay nueve millas de traves¨ªa hasta Cubagua por mar muy transitado. Los peces de colores se refugian en un ferry, en un buque asfaltero y en otros pecios. El pez m¨¢s sabroso de estas aguas es la catalana. Una vez asada, su piel rojiza sale de un tir¨®n y sus carnes surgen blancas, como las de un besugo. Junto a la playa de Las Breas, el mar burbujea con escapes de gas y se mancha con peque?as gotas de aceite. El cronista Oviedo, en su Historia (1535), fue el primero en mencionar la existencia en Cubagua del "aceite de piedra".
En 1541 hubo un maremoto que arras¨® la islita de Cubagua y sobre todo Nueva C¨¢diz, una de las primeras ciudades espa?olas fundadas en Suram¨¦rica. Carlos V le otorg¨® t¨ªtulo real en 1528. Para construirla se trajeron piedras de la pen¨ªnsula de Araya y de la isla Margarita, y lleg¨® a haber una poblaci¨®n de un millar de personas, incluyendo los esclavos negros que sustituyeron a los indios en el buceo de perlas.
Hoy, apenas se intuyen los per¨ªmetros de las 12 manzanas de casas de Nueva C¨¢diz, el Ayuntamiento, el cementerio, la iglesia de Santiago, el convento de San Francisco... Hab¨ªa hornos de cal donde se usaban madr¨¦poras, y en una reciente excavaci¨®n se han encontrado huesos humanos.
Ahora, el venezolano Jorge Armand dirige las campa?as del Instituto del Patrimonio Cultural y quiere hacer un parque arqueol¨®gico y un museo con las piezas que va encontrando. De momento, lo que m¨¢s sorprende en la vieja Nueva C¨¢diz son sus calles rectas, vac¨ªas y brillantes por tanto n¨¢car. Conchas y caracolas anaranjadas tapizan el suelo, adem¨¢s de unas lapas que aqu¨ª dicen cucarachas de mar. Y luego est¨¢n las incontables c¨¢scaras de ostras pata de cabra, y sobre todo de ostras tripa de perla, las que segregaron esas cotizadas bolitas irisadas que anta?o llamaban margaritas.
? Luis Pancorbo (Burgos, 1946) es autor de El banquete humano (Siglo XXI). Dirige en Televisi¨®n Espa?ola el programa Otros pueblos.
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Gu¨ªa
C¨®mo llegar
? Travelplan (www.travelplan.es) tiene paquetes a Isla Margarita en distintas fechas, desde 855 (nueve d¨ªas).
? Dominicana tours (www.dominicanatours.com; 902 90 13 27), desde 596 euros.
? FSB Viajes (http://fsbviajes.com; 915 28 78 90), para pasar la Navidad, por 1.075.
? Vuelos: Air France (www.airfrance.com), Lufthansa (www.lufthansa.com) y Delta (www.delta.com) tienen vuelos de ida y vuelta a Caracas desde Madrid (unos 600 euros) y Barcelona (desde 750). Para ir a Isla Margarita hay otros 40 minutos, con Aeropostal (www.aeropostal.com), Laser (www.laser.com.ve) o Aserca (www.asercaairlines.com), unos 80 euros.
Donde dormir
? Margarita hoy (www.margaritahoy.com) tiene una buena lista de alojamientos.
Informaci¨®n
? Turismo de Isla Margarita (www.conocemargarita.com).
? Turismo de Venezuela (www.mintur.gob.ve)
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