M¨¢s que un acto de exaltaci¨®n
No es verdad que el congreso del PP haya quedado reducido a un acto de exaltaci¨®n del presidente de la Generalitat Francisco Camps, aunque mucho de eso haya sido. Los compromisarios que durante este fin de semana han votado tan acr¨ªtica como un¨¢nimemente las ponencias, han apostado por un partido cada vez m¨¢s confesional y m¨¢s identificado con la jerarqu¨ªa cat¨®lica, pese a que es m¨¢s que probable que la mayor¨ªa de ellos, reflejo de la sociedad, vivan de espaldas a la Iglesia y algunos en abierta confrontaci¨®n con la doctrina que emerge desde el Vaticano. Tanto da esta hipocritilla actitud. El jefe, tan cuestionado hace apenas unos a?os por la guerrilla zaplanista y ahora aclamado con disciplina b¨²lgara, quiere trasladar su impronta a la organizaci¨®n. Si como presidente de todos los valencianos, que lo es, se esfuerza en reforzar el protagonismo de la Iglesia cat¨®lica y la moral cristiana en una sociedad laica en sus comportamientos y ajena a las reconvenciones de los jerarcas cat¨®licos, c¨®mo no va a hacer lo propio con sus militantes, que ven en ¨¦l al l¨ªder que les va a mantener en el poder durante muchos a?os.
El congreso no ha sido s¨®lo un acto de consolidaci¨®n y aclamaci¨®n del l¨ªder. Ha servido para dar cobertura program¨¢tica a todas y cada una de las pol¨ªticas desarrolladas por la Generalitat en los ¨²ltimos a?os. Desde su proclamaci¨®n de fe trasvasista hasta su oposici¨®n ideol¨®gica a la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa. Que esto ¨²ltimo haya servido para quitarle la coartada al Consell de que lo que pretende es extender el aprendizaje del ingl¨¦s no importa. Ya lo dijo el consejero Font de Mora: "Ciudadan¨ªa es una asignatura que pretende inocular la ideolog¨ªa socialista en los ni?os". Al consejero, el ingl¨¦s le importa un ardite. Su objetivo es boicotear la asignatura. Los compromisarios del PP respaldaron esa pol¨ªtica.
Y adem¨¢s se ha blindado a Carlos Fabra, que podr¨¢ seguir militando y ostentado cargos p¨²blicos bajo las siglas del PP hasta que el Constitucional o el Tribunal de Estrasburgo digan la ¨²ltima palabra. S¨®lo entonces el PP entender¨¢ que la sentencia es firme. Tiempos aquellos del c¨®digo ¨¦tico en los que bastaba una imputaci¨®n para ser apartado del cargo. Del blindaje no s¨®lo se beneficia Fabra. D¨ªaz Alperi, Pedro Hern¨¢ndez Mateo y el ex alcalde de Burriana, Alfonso Ferrada, tampoco tendr¨¢n que rendir cuentas ante su partido. Para qu¨¦, si a¨²n as¨ª siguen ganado elecciones por mayor¨ªa absoluta. Fabra lo dijo: "El pueblo me ha absuelto". Y se lo crey¨®, como buen dem¨®crata que dice ser.
Conservadurismo cristiano y conservadurismo econ¨®mico. En estos tiempos en que la aplicaci¨®n del manual socialdem¨®crata ha sido clave para atajar (de momento) el p¨¢nico existente en el mundo financiero, los populares valencianos propon¨ªan sus recetas neoliberales de toda la vida, como si nada hubiera cambiado y todav¨ªa estuvieran en aquellos buenos tiempos de Reagan y Thatcher. Por fortuna, no todos piensan as¨ª y algunos, m¨¢s pegados a la realidad y conocedores de lo que realmente ocurre, consiguieron modificar la ponencia introduciendo enmiendas para subrayar la econom¨ªa social de mercado frente a quienes piensan que s¨®lo el mercado, sin intervenci¨®n alguna, remedia todos los males.
Por si acaso, los compromisarios del PP creen que ante lo que hay y lo que se nos viene encima es necesario un plan de choque contra el paro. Es de esperar que la Generalitat en la elaboraci¨®n de ese plan ponga algo m¨¢s de su parte que la acostumbrada reivindicaci¨®n victimista al Gobierno de Zapatero. Hay tal desequilibrio entre la ret¨®rica que se gasta el Ejecutivo de Camps y la realidad, que resulta sorprendente que los valencianos no le hayan vuelto la espalda todav¨ªa a sus instituciones.
Los ciudadanos valencianos, como el resto de los espa?oles y de los europeos, tienen miedo. Las ¨²ltimas medidas adoptadas por los gobiernos de la Uni¨®n Europea han servido para calmar en parte esa ansiedad; pero la incertidumbre subsiste. Una desconfianza que se refleja en el miedo que han puesto de relieve estos ¨²ltimos d¨ªas los empresarios de Alicante. El hecho de que m¨¢s de 3.000 emprendedores alicantinos se hayan reunido a lo largo de tres jornadas celebradas en apenas una semana es algo m¨¢s que un s¨ªntoma de la crisis. Es la materializaci¨®n del miedo al presente y al futuro en una provincia que padece en todos sus sectores, desde el turismo hasta el calzado, pasando por el m¨¢rmol, los efectos del crack financiero y que es consciente de que lo peor para la econom¨ªa real est¨¢ a¨²n por venir.
A la peque?a y mediana empresa y a los parados angustiados, la ret¨®rica oficial de la Generalitat, el victimismo permanente, el lamento por la financiaci¨®n auton¨®mica, el debate sobre el trasvase del Ebro o las convicciones religiosas y morales del presidente Camps, les preocupa muy poco. Necesitan palabras de aliento y algo m¨¢s: ayudas reales y un consenso social para enfrentar la crisis. Y de eso, en la Comunidad Valenciana, hay m¨¢s bien poco, por mucho Pavace que se quiera esgrimir.
Tal vez hoy, en la clausura del 12? Congreso del PP, se puedan detectar algo m¨¢s que actos de exaltaci¨®n al jefe, victimismo a raudales y descalificaciones a tutipl¨¦n. La esperanza tambi¨¦n es una virtud cristiana.
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