La guitarra que afin¨® el diablo
Yo no creo que el demonio exista. Quiz¨¢ usted s¨ª crea en su existencia. Acerquemos posiciones: si alguien me convenciera de que hay demonio, apostar¨ªa lo que m¨¢s quiero a que Robert Johnson le conoci¨® personalmente. No por la leyenda, sino por los hechos. La leyenda, muy conocida, dice que Robert Johnson vendi¨® su alma al diablo en el cruce de carreteras de Clarksdale, Misisipi, a cambio de convertirse en el mejor guitarrista del mundo. ?Los hechos? Casi no hay.
Robert Johnson pas¨® por la vida como una sombra. Se desconoce su fecha de nacimiento, se desconoce la causa de su muerte (parece probable un asesinato con veneno), y quienes le trataron le recordaban como alguien fugaz, huidizo, sonriente, carente de amigos, en un continuo viaje. En palabras de Martin Scorsese, uno de sus devotos: "Robert Johnson s¨®lo existi¨® en sus discos, fue pura leyenda".
Hay tres l¨¢pidas dedicadas a Johnson sobre tres supuestas tumbas. No parece que ninguna sea aut¨¦ntica
Muchos bi¨®grafos y music¨®logos han trabajado durante a?os para desenterrar algunos datos. La hermanastra Carrie cre¨ªa recordar que su madre le hab¨ªa dicho que Robert naci¨® el 8 de mayo de 1911 en Hazlehurst, Misisipi. Es posible, pero no existen registros. Dicen que el padre de Robert abandon¨® a la familia porque un grupo de terratenientes blancos le persegu¨ªa para lincharlo. S¨ª se sabe que en 1929, con 18 a?os, se cas¨® con Virginia Travis, y que Virginia muri¨® al a?o siguiente mientras par¨ªa.
El m¨²sico de blues Son House trat¨® a Robert Johnson en esa ¨¦poca desgraciada, y le recordaba como un guitarrista p¨¦simo, carente del m¨¢s m¨ªnimo talento. Son House contaba que Robert Johnson desapareci¨® durante unos meses, y que volvi¨® convertido en un maestro supremo de la guitarra. Ah¨ª comenz¨® la leyenda del diablo, de la que el propio Johnson habl¨® alguna vez. Dec¨ªa que, en efecto, hab¨ªa vendido su alma. Seis de sus canciones hablaban del diablo.
Investigaciones posteriores indican que House no tard¨® unos meses, sino casi dos a?os, en rencontrarse con Johnson. En cualquier caso, Robert Johnson aprendi¨® a tocar, cantar y componer ya adulto y en muy poco tiempo. Atenci¨®n, no estamos hablando de niveles normales. Hablamos del mejor bluesman de todos los tiempos. Hablamos del compositor de Love in vain. Hablamos de un hombre que s¨®lo dej¨® dos sesiones de grabaci¨®n y hoy es considerado uno de los mejores guitarristas de la historia. Cuando los Rolling Stones hicieron una versi¨®n de Love in vain para el disco Let it bleed, Keith Richards se neg¨® a interpretarla como blues para no incurrir en sacrilegio.
En noviembre de 1936, Robert Johnson grab¨® varias canciones en San Antonio (Tejas). Entre ellas, Crossroad blues (El blues de la encrucijada). Si la escuchan ("Fui a la encrucijada y ca¨ª de rodillas, ped¨ª al Se?or, ten piedad, salva, por favor, al pobre Bob") creer¨¢n que, en efecto, Johnson sufri¨® una experiencia terrible en un cruce de caminos, porque en su voz se percibe un terror absoluto. Parece veros¨ªmil, y menos sobrenatural, que en una encrucijada hubiera corrido un serio peligro de linchamiento. Al a?o siguiente, en Dallas (Tejas), grab¨® otro pu?ado de canciones. Una de ellas era Love in vain, maravillosa, inmensamente triste.
Robert Johnson muri¨® el 16 de agosto de 1938, a los 27 a?os, en un cruce de caminos, cerca de Greenwood (Misisipi). Todo hace pensar que fue envenenado. El m¨²sico Sonny Boy Williamson, que tocaba con ¨¦l aquellos d¨ªas, explic¨® que alguien puso estricnina en el whisky de Johnson por un l¨ªo de faldas. Hay tres l¨¢pidas en Greenwood dedicadas a Robert Johnson, sobre tres supuestas tumbas. No parece que ninguna sea aut¨¦ntica. Se cree (al menos lo cree Sony, que edita sus grabaciones) que el guitarrista fue enterrado bajo un ¨¢rbol, sin l¨¢pida ni cruz, al lado del cruce de caminos.
En su canci¨®n Yo y el diablo, Robert Johnson dec¨ªa: "Enterrad mi cuerpo junto a la carretera, para que mi viejo y malvado esp¨ªritu pueda subirse a un autob¨²s de la Greyhound y viajar".
El cruce de las carreteras 61 y 49 en Clarksdale (Misisipi), donde se supone que el diablo afin¨® la guitarra de Johnson, se ha convertido en lugar de peregrinaci¨®n.
En 1973 se descubrieron dos fotograf¨ªas de Robert Johnson, en poder de su hermanastra Carrie. Una de ellas ilustra este art¨ªculo. Eso y unas pocas grabaciones es todo lo que hay. El resto es leyenda diab¨®lica. -
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