Morente en el San Juan
El viernes por la noche, el teatro del Colegio Mayor San Juan Evangelista, conocido familiarmente como el Johnny, estaba hasta los topes de gente y de emoci¨®n. Se celebraba el 40? aniversario de las bodas del Colegio con el flamenco desde casi el inicio de su fundaci¨®n. All¨ª ese arte que se escuchaba en los tablaos, ese arte para iniciados, para la noche, que secularmente hab¨ªa servido para divertir a los se?oritos, entraba en la universidad de la mano de unos estudiantes que cre¨ªan que la cultura era vida, vida con may¨²sculas, y que hab¨ªa que abrirle las puertas. En medio de una dictadura a la que las palabras le daban terror, la imaginaci¨®n y el atrevimiento de unos cuantos enriquecieron la sociedad sin grandes discursos ni solemnidades y, sobre todo, sin esperar nada a cambio. Perdonen que me emocione un poco, pero eso ya no se lleva. Todos colaboraron: cantaores, guitarristas, bailaoras, flamenc¨®logos y aquellos chicos para quienes ser universitarios no consist¨ªa s¨®lo en ir sacando sus carreras y pensar en su futuro particular, a decir verdad no pensaban demasiado en ¨¦l. Es justo reconocerles que pusieran en funcionamiento algo que ha calado profundamente en la cultura popular. Ya no hace falta ser un entendido ni sumergirse en las sombras de la noche para arrancarle los secretos al cante jondo, porque el flamenco est¨¢ en todas partes. Y tambi¨¦n el flamenco se liber¨®, empez¨® a sacudirse las ataduras del purismo y a fusionarse y a recorrer otros territorios. Tambi¨¦n el Colegio ampli¨® sus horizontes y en 1970 arranca el Club de M¨²sica y Jazz, cuya presidencia ha desempe?ado con todo merecimiento Alejandro Reyes Domene.
Se celebraba el 40? aniversario de las bodas del Colegio con el flamenco desde casi el inicio de su fundaci¨®n
Desde el escenario nos hablaron aquellos chicos, hoy con algunos a?os m¨¢s, de ese momento ¨²nico propiciado por ellos. Jos¨¦ Luis Ortiz Nuevo, Paco Guti¨¦rrez Carbajo, Andr¨¦s Raya y Antonio Villarejo, fundadores adem¨¢s junto con otros de la espl¨¦ndida editorial Dem¨®filo, dedicada al flamenco. Nos contaron cosas importantes con una sencillez y falta de petulancia, como si no hubieran hecho nada, que a m¨ª, perd¨®nenme otra vez, me emocion¨®. Nos quedamos con ganas de saber m¨¢s. Hay que decir que formaban parte del grupo de amigos antes mencionados y eran asiduos del San Juan: Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, F¨¦lix Grande, Fernando Qui?ones, Manuel R¨ªos Ruiz, el flamenc¨®logo Jos¨¦ Blas Vega y los cr¨ªticos Jos¨¦ Monle¨®n y Francisco Almaz¨¢n (tristemente desaparecido). Habr¨ªa tanto que decir que este espacio se me queda corto.
Se mencion¨® al gran Jes¨²s Cobeta Aranda, el primer director del San Juan y quien hizo construir este teatro por el que pasaron desde Paco de Luc¨ªa a Manolo Sanl¨²car, desde Menese a Carmen Linares o Camar¨®n de la Isla (si no recuerdo mal, aqu¨ª celebr¨® su ¨²ltimo concierto), desde Rafael Romero a Fosforito. Para actuar en el Colegio rebajaban su cach¨¦ al m¨ªnimo. Y, por supuesto, hijo predilecto del San Juan ha sido y es Enrique Morente, a quien tambi¨¦n el viernes se le rindi¨® homenaje. Se podr¨ªa decir que Enrique Morente es la expresi¨®n hecha carne y cante de una ¨¦poca con ganas de ser o¨ªdo, de rebeld¨ªa y de creatividad, de compromiso aut¨¦ntico. Enrique es el artista completo e inteligente, de mente extraordinariamente abierta, que ha sabido incorporar lo necesario para crecer y crecer. No se sabe hasta d¨®nde puede llegar de seguir as¨ª. Seguramente es el artista m¨¢s grande y respetado de este pa¨ªs ahora mismo.
El teatro se ven¨ªa abajo el viernes. A la guitarra un Pepe Habichuela genial. Morente no hizo concesiones y cant¨® como nunca, de una manera que nos lleg¨® al coraz¨®n con la profundidad de las soleares y de otros cantes grandes. Pero adem¨¢s (y lo digo porque es la pura verdad) Enrique Morente y su trayectoria puede ser un modelo para cualquier artista del ramo que sea. Su amigo Paco Guti¨¦rrez Carbajo me lo descubri¨® hace muchos a?os, me lo se?al¨®, me hizo fijarme en la paciencia de Morente para ir arranc¨¢ndose su mejor veta, como si la ansiedad fuera cosa de mediocres. Siempre ha estado m¨¢s preocupado por dar calidad que por recibir el aplauso. Jam¨¢s ha perdido la compostura. Lo hemos visto siempre constante y sereno, sin bajar la guardia, ?por qu¨¦ va a quedar algo s¨®lo bien si se puede llegar a la excelencia? Hasta que todo el mundo ha acabado rendido a la evidencia. Su calidad, y s¨®lo su calidad, lo ha elevado a lo m¨¢s alto. Pero no ha sido cosa de un d¨ªa. Han sido muchos d¨ªas y muchas ganas, muchos incondicionales, mucho talento, curiosidad y un sexto sentido para explorar en el flamenco y en el alma. Y adem¨¢s de todo eso, Enrique Morente es una bella persona.
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