Presi¨®n
Si nadie lo remedia antes, esta semana asistiremos una vergonzosa muestra de corporativismo con el paro, m¨¢s o menos encubierto, previsto para el martes, de los jueces y de los secretarios judiciales. Todos por las medidas adoptadas en raz¨®n de sus funciones por parte del Ministerio de Justicia contra la secretaria judicial, Juana G¨¢lvez en el llamado caso Mariluz y por las manifestaciones de distintos integrantes del Gobierno, encabezados por el propio presidente, Jos¨¦ Lu¨ªs Rodr¨ªguez Zapatero en favor de una sanci¨®n ejemplar al juez Tirado.
Unas opiniones que este colectivo ha interpretado, nada m¨¢s y nada menos, que como toda una injerencia del poder pol¨ªtico en el judicial. Como si las resoluciones que adoptan, no dichos jueces, sino el ¨®rgano que les gobierna, el CGPJ, no se pudieran cuestionar en p¨²blico.
Est¨¢ bien claro que en absoluto ha habido un intento de influir en el trabajo de cada uno de ellos a la hora de redactar sus sentencias, simplemente, se ha puesto de manifiesto la levedad del castigo que se hab¨ªa comtenplado para Tirado, consideracion, por cierto, muy coincidente con la que se percibe en la calle.
En este sentido, por tanto, no deben sentirse presionados, ya que saben muy bien que es leg¨ªtimo mostrar rechazo y disconformidad contra las iniciativas disciplinarias que se han adoptado por el anterior Consejo, cuya actuaci¨®n, por cierto, ha estado marcada por el sectarismo y la arbitrariedad.
De modo que no nos traten de enga?ar con esta bochornosa acci¨®n de protesta cuyas consecuencias vamos a pagar, directamente, los ciudadanos y no ellos, precisamente, puesto que este paro provocar¨¢ m¨¢s lentitud, si cabe, a la maquinaria judicial. Se molestan en hacer ruido ahora, porque de lo que se trata es de tapar a los suyos, que han quedado en evidencia ante toda la sociedad y para ello no dudan en plantearle descaradamente un pulso al Gobierno para que se les deje hacer.
Un desaf¨ªo en toda regla que est¨¢ por ver c¨®mo va a acabar y que cobra mayor relieve si recordamos los errores detectados en ese juzgado de marras. Aparte de los cometidos por el propio Tirado, llaman en especial la atenci¨®n los fallos percibidos en el trabajo de G¨¢lvez, marcado por la negligencia y los retrasos injustificados, lo que permiti¨® que Santiago del Valle permaneciera libre. Pero es que, adem¨¢s, esta funcionaria lleg¨®, incluso, a ?ordenar su detenci¨®n! y no por quien corresponde, como es el juez. Chapuza total que no cabe culpar a la administraci¨®n p¨²blica de turno. El que la hace debe pagarla, as¨ª de sencillo.
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