Harding, el deseado por el Real
La ¨®pera madrile?a tantear¨¢ al m¨²sico brit¨¢nico para sustituir a Jes¨²s L¨®pez Cobos
Fue prodigio en los noventa, hoy es una de las batutas j¨®venes m¨¢s consolidadas en todo el mundo. El presente de Daniel Harding (Oxford, 1975) se divide entre aeropuertos y salas de concierto de todo el mundo, con Londres, Suecia y lugares donde recala la Mahler Chamber Orchestra, formaci¨®n que dirige m¨¢s asiduamente, como escalas especiales. Pero el futuro tambi¨¦n puede estar en Madrid, donde llega ma?ana para inaugurar el ciclo de Iberm¨²sica con la London Symphony y donde ser¨¢ tanteado por vez primera por el Teatro Real para ser su director musical a partir de 2010, seg¨²n han confirmado sus responsables. "Estoy dispuesto a escuchar sus propuestas", asegura el m¨²sico.
El inter¨¦s del teatro, que hasta ahora se ha dirigido a ¨¦l por carta, le ha cogido estas semanas de improviso. Harding, un tipo activo, alegre y en¨¦rgico, formado desde los 16 a?os como asistente de grandes batutas europeas, afronta su nueva temporada entre tres actividades: con los m¨²sicos consagrados de la London Symphony -es uno de sus principales directores invitados-, al frente de la Orquesta de la Radio Sueca -entr¨® en 2007- y entre los nuevos valores de la Mahler Chamber, en la que trabaja codo con codo con Claudio Abbado.
"Estoy dispuesto a escuchar sus propuestas", asegura el director
"Madrid me fascina, pero sinceramente no conozco el teatro ni la orquesta"
"Me gusta afrontar programas que mezclen diferentes estados de ¨¢nimo"
El legendario director milan¨¦s es uno de sus grandes valedores desde siempre. Igual que Simon Rattle, responsable de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, quien le descubri¨® y le adopt¨® ya como nuevo valor en su etapa de Birmingham, contrat¨¢ndole como asistente. Fue cuando un audaz Harding le envi¨® una cinta con una grabaci¨®n del Pierrot Lunaire de Sch?nberg. Lo hab¨ªa hecho con unos amigos y a Rattle le entusiasm¨®. An¨¦cdotas as¨ª, denotan una audacia precoz. "Cuanto m¨¢s joven era, m¨¢s valiente. A los 16 o 17 a?os, no ten¨ªa miedo de dirigir una orquesta. Ahora, a medida que pasa el tiempo, m¨¢s temor me entra", dice.
Por eso, lo de la ¨®pera se lo va a pensar a fondo. Hasta el momento, el g¨¦nero es una excepci¨®n en su carrera. "Me encanta, pero ahora estoy m¨¢s centrado en la m¨²sica sinf¨®nica. Elijo uno o como mucho dos t¨ªtulos al a?o, lo hago con cuidado, porque si una ¨®pera sale mal, es algo terrible", afirma. Hasta ahora, su actividad en los fosos tambi¨¦n ha sido de gran nivel. Sus colaboraciones han ido acompa?adas de montajes estelares con nombres como Patrice Chereau, Luc Bondy, Peter Brook o Peter Musbach, vacas sagradas de la escena europea, en la direcci¨®n de propuestas.
Pero Harding nunca ha estado al frente de la orquesta de un teatro de ¨®pera como titular. Aunque dice que es algo que cabe en sus planes. "No puedo pensar en el momento, supongo que cuando se den las condiciones. Puede que dentro de cinco a?os o la pr¨®xima temporada", comenta sin comprometerse. Puede que esta semana, si en el Real logran convencerle para aceptar el puesto que hasta 2010 ocupar¨¢ Jes¨²s L¨®pez Cobos. En el nuevo proyecto del teatro madrile?o tambi¨¦n se ha barajado el nombre del venezolano Gustavo Dudamel, de 27 a?os, a cuya puerta tambi¨¦n han llamado. Pero es una opci¨®n lejana por el momento, debido a los compromisos del nuevo valor mundial.
El t¨¢ndem que puede formar Harding con St¨¦phane Lissner como director art¨ªstico es la prioridad en estos momentos. El actual cerebro de la Scala de Mil¨¢n tiene una oferta para volver al lugar del que sali¨® con cajas destempladas en 1997. Fue antes de que se reabriera el teatro para el que Lissner y Elena Salgado hab¨ªan dise?ado uno de los proyectos frustrados m¨¢s apasionantes de la escena europea.
Un proyecto que el PP abort¨® al llegar al Gobierno con el despido de ambos. Aquello coloc¨® al Real en un estilo del siglo XIX que a duras penas se ha ido remontando despu¨¦s hasta el XX. Los responsables del Real hoy quieren colocarse en el XXI y para ello, la apuesta por Lissner y Harding les resulta fundamental. De hecho, habr¨ªa sido Lissner, actual responsable de la Scala de Mil¨¢n, quien habr¨ªa sugerido el nombre del m¨²sico brit¨¢nico. "No s¨¦ que har¨¢ St¨¦phane, creo que ¨¦l est¨¢ contento en Mil¨¢n. Por lo pronto, ¨¦l y yo estamos preparando cosas juntos para la Scala", comenta Harding.
Venir a Madrid le seduce. Pero tiene que conocer varias cosas antes de decidirse. "Madrid es una ciudad que me fascina, pero para ser sincero, no conozco el teatro, ni la orquesta", confiesa. Es algo que se encargar¨¢ de resolver a partir del martes el equipo directivo del Real, que le recibir¨¢ entre ensayo y ensayo de la gira que Harding comienza hoy en Valladolid, contin¨²a martes y mi¨¦rcoles en el Auditorio Nacional y concluye en Salamanca.
Para estos conciertos, Harding y la London Symphony llegan con dos programas. En el primero: la Sinfon¨ªa n¨²mero 7 de Sibelius, el concierto para piano y orquesta n¨²mero 25 de Mozart -con Imagen Cooper como solista- y la Sinfon¨ªa n¨²mero 2, de Schumann. "La obra de Schumann la escribi¨® cuando estaba muy enfermo y muestra una mezcla apasionante de neurosis, p¨¢nico a la vida y solemnidad. Oscila entre lo fren¨¦tico y la ternura hasta el ¨²ltimo movimiento, que para m¨ª resulta toda una oraci¨®n", comenta. En el segundo programa, el director ha unido la M¨²sica para cuerda, percusi¨®n y celesta, de B¨¦la Bart¨®k y la Sinfon¨ªa n¨²mero 1, de Brahms. "La obra de Bart¨®k aparece en El resplandor, de Kubrick, para m¨ª, la pel¨ªcula m¨¢s terror¨ªfica de la historia. Es una pieza que encaja muy bien ah¨ª porque es tan inquietante como desoladora, aunque acabe de manera c¨¢lida", cree.
Son obras que te hacen humilde, una de las claves que debe desarrollar un director de orquesta, piensa Harding. "En nuestro caso no nos queda m¨¢s remedio. Cuando nos enfrentamos cada d¨ªa al genio creador de aquellos que compusieron cosas que nuestro intelecto apenas llega a entender no nos queda otra opci¨®n que serlo. Es lo m¨¢s inteligente".
Pero eso no impide que quien acude a escuchar un concierto del director brit¨¢nico deba renunciar a dejarse llevar por una marea de emociones. Como la que ofrece su ¨²ltima grabaci¨®n de la D¨¦cima de Gustav Mahler (Deutsche Grammphon), con la Filarm¨®nica de Viena. Para su debut discogr¨¢fico con esta orquesta, ha elegido la misma pieza que interpret¨® con ellos por primera vez hace cuatro a?os. "Es cien por cien Mahler, una obra loca, moderna y avanzada que me recuerda a El grito de Edvard Munich, un cuadro que se escucha". En Harding, todo lo que tiene que ver con la m¨²sica, toca la vida: "Me gusta afrontar programas que mezclen todo tipo de estados de ¨¢nimo, como el viaje que hacemos cada d¨ªa en nuestra existencia, ?no?".
Como quien acude tambi¨¦n a un partido de f¨²tbol. Entre el entusiasmo y la desolaci¨®n. Algo que ¨¦l experimenta a menudo siguiendo a su equipo del alma, el Manchester United. Por cierto, si recala en Madrid, ?de qui¨¦n se har¨¢ hincha, del Real o del Aleti? "Sin dudarlo, del Atl¨¦tico. No me veo animando al Real Madrid, sinceramente. Aunque en el coraz¨®n de un aficionado s¨®lo hay lugar para unos colores y los m¨ªos siempre ser¨¢n los del Manchester United".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.