Elogio de la modernidad

Ilustraci¨®n y Liberalismo es el t¨ªtulo de la exposici¨®n que, desde el Palacio Real de Madrid, relata el tr¨¢nsito de aquellos dos pujantes momentos del pensamiento acaecidos consecutivamente en Espa?a en el preludio de la Edad Contempor¨¢nea y que tanto contribuyeron a zanjar el Antiguo R¨¦gimen. La muestra, inaugurada el viernes por el Rey, se inserta en las conmemoraciones del Bicentenario de la Guerra de la Independencia y ha sido organizada por el Ministerio de Cultura, a trav¨¦s de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, y la Fundaci¨®n Rafael del Pino.

A lo largo de 12 salas y mediante un sorprendente despliegue de obras de arte, documentos y objetos pertenecientes al Patrimonio Nacional, m¨¢s otros prestados por 50 entidades distintas, se intenta destilar la atm¨®sfera intelectual que entre 1788 y 1814 propici¨® aquellos cambios que transformaron decisivamente la realidad del pa¨ªs.

Se exhiben dos peque?os cuadros de Goya del despacho del Rey

Los comisarios de la exposici¨®n, Emilio La Parra, Carlos Sambricio y Jos¨¦ Luis Sancho han encarado el reto de traducir en t¨¦rminos pl¨¢sticos y tangibles lo que fue una lenta maceraci¨®n, no siempre lineal, de ideas y prop¨®sitos, de cuyas m¨¢s importantes manifestaciones la muestra da cuenta. Para ello, desde el mundo del arte, han recurrido al principal notario de la ¨¦poca, Francisco de Goya, cuyo asombroso pincel retrat¨® a los m¨¢s egregios protagonistas, coronados o ilustrados, de aquel tr¨¢nsito crucial, con la impronta en sus rostros -como muestra el dedicado a su amigo el poeta Juan Mel¨¦ndez Vald¨¦s- de toda la contradictoriedad de una ¨¦poca signada por el dif¨ªcil encaje entre tradici¨®n, raz¨®n y libertad. Y ello bajo la vigorosa estela de la Revoluci¨®n Francesa, m¨¢s el ambicioso empuje de Napole¨®n Bonaparte.

De su influjo, Francisco de Goya tampoco pudo sustraerse, por haber militado, tal vez a su pesar, en el bando del rey impuesto Jos¨¦ Bonaparte, del cual se expone un espl¨¦ndido lienzo de Fran?ois G¨¦rard, el bar¨®n que retratara al rey corso con el gran manto azul y oro de la Orden Real de Espa?a, por ¨¦l creada. La presencia de un cuadro de este monarca en el Palacio Real no tiene precedente; revela respeto por la Historia y filtra deportividad ante ella.

No obstante, se relata con otros excelentes lienzos parte del expolio sufrido por Espa?a tras la retirada de las tropas de Bonaparte, que arramblaron con miles de obras de arte directamente robadas de palacios, museos, conventos y monasterios: desde una Inmaculada y un San Antonio pintados por Rafael Mengs para que acompa?aran siempre al rey Carlos III -el primero de esos lienzos hoy felizmente recobrado por Patrimonio Nacional tras a?os de extrav¨ªo- hasta Cristo y la mujer ad¨²ltera, de Anton van Dyck, o Santa Isabel curando a los ti?osos, obra maestra de Bartolom¨¦ Esteban Murillo, sevillano como Vel¨¢zquez, aunque con m¨¢s impacto que ¨¦ste en Francia e Inglaterra.

En la exposici¨®n destacan otros dos peque?os pero espl¨¦ndidos cuadros de Goya sobre fabricaci¨®n de armas y de p¨®lvora, que decoran el despacho del Rey Juan Carlos I en el palacio de la Zarzuela.

Buena parte de la apuesta diferencial de esta exposici¨®n se manifiesta en una rica planimetr¨ªa que refleja, en los ¨¢mbitos del urbanismo y de la arquitectura, la concreci¨®n pr¨¢ctica de las ideas ilustradas en hospitales, colegios, gimnasios y cementerios. Un plano para reconstruir San Sebasti¨¢n es todo un s¨ªmbolo de la nueva racionalidad urbana. El empuje liberal se hace visible al visitante a trav¨¦s de textos del C¨¢diz constituyente de 1812: causa emoci¨®n esparcir la mirada sobre aquellos libros que parecen rezumar, a¨²n, anhelos de emancipaci¨®n y progreso.

Ilustraci¨®n liberalismo 1788-1814. De 9.30 a 18.00. Hasta el 11 de enero. Palacio Real. Entrada gratuita. Calle de Bail¨¦n, s/n.