Obama, viento en popa

Los sondeos preelectorales, mezcla de aritm¨¦tica y cocina, conducen a veces a abultados errores predictivos. En todos los pa¨ªses, tambi¨¦n en Estados Unidos. Pero aun considerando el pu?ado de imponderables a que est¨¢n sometidos, parece dif¨ªcil ignorar la consistencia de la ventaja que otorgan a Barack Obama en la carrera hacia la Casa Blanca. Ventaja que se est¨¢ ampliando en los ¨²ltimos d¨ªas sobre su rival John McCain en los Estados que tienen las llaves del 4 de noviembre. Si son correctos, el senador McCain va a perder las elecciones, incluso considerando que las diferencias entre candidatos que reflejan las encuestas suelen reducirse a medida que se acerca el d¨ªa de la verdad. Y si se equivocan en aquellos extremos que m¨¢s se prestan a ello, tras a?os de afinamiento, el aspirante republicano podr¨ªa perder por goleada. Eso sin contar el diluvio de dinero que Obama viene recaudando (150 millones de d¨®lares en septiembre) y que le va a permitir, a diferencia de su rival, bombardear con publicidad cualquier rinc¨®n de EE UU en los ¨²ltimos d¨ªas de campa?a.

Todo sugiere que McCain comienza a pagar caro en la estima de los votantes los que probablemente son sus dos errores capitales. Uno, su confusi¨®n y sus contradicciones en la diagnosis y el tratamiento de la profunda crisis econ¨®mica estadounidense. El otro, la elecci¨®n de Sarah Palin como compa?era de candidatura. La figura de la gobernadora de Alaska mengua a medida que su acentuada proyecci¨®n p¨²blica muestra lo acusado de sus limitaciones.

Quiz¨¢ el empuj¨®n definitivo al aspirante negro a la Casa Blanca, uno que puede influir en el voto crucial de muchos ciudadanos independientes y de republicanos liberales, es el apoyo expl¨ªcito que acaba de hacer a su candidatura el ex secretario de Estado Colin Powell, republicano. Un apoyo que el general de cuatro estrellas ha guardado en la rec¨¢mara hasta la recta final de la campa?a y del que no hab¨ªa informado antes a ninguno de los dos contendientes, pese a que McCain es amigo suyo. La mesurada opini¨®n de Powell proviene de una de las figuras p¨²blicas m¨¢s respetadas de su pa¨ªs, pese al papel¨®n que represent¨® para Bush en la guerra de Irak. Y tiene el valor a?adido de haber sido formulada por un hombre leal que, pese a ello, ve en Obama el cambio de actitud y la ruptura generacional que EE UU necesita en este tiempo de descr¨¦dito.