Las alarmas suenan en Sur¨¢frica
El caos pol¨ªtico pone en riesgo la prosperidad de la gran potencia del continente
Un presidente de Gobierno que el mes pasado se vio forzado, tras nueve a?os en el poder, a dimitir; un presidente interino que contempla con estupor c¨®mo su partido, el Congreso Nacional Africano (CNA), est¨¢ a punto de quebrarse por primera vez en sus 96 a?os de historia; y un presunto futuro presidente que el mes pasado pensaba haberse librado de un juicio por corrupci¨®n, pero resulta que no: ayer un juez dio luz verde al fiscal para que apelara.
?ste es el panorama pol¨ªtico que presenta hoy Sur¨¢frica, la indiscutida superpotencia econ¨®mica africana y todav¨ªa el pa¨ªs m¨¢s democr¨¢tico del continente. Pero suenan las alarmas, y lo suficiente como para que Condoleezza Rice, la secretaria de Estado estadounidense, se negara a ser fotografiada anteayer en Washington con Jacob Zuma, que se supone ser¨¢ presidente de la naci¨®n tras las elecciones generales programadas para abril del a?o que viene, pero que podr¨ªa tambi¨¦n acabar en la c¨¢rcel.
Jacob Zuma puede ser presidente el pr¨®ximo abril o acabar en la c¨¢rcel
Lo que tampoco est¨¢ claro -y por eso quiz¨¢ Rice se ve con Zuma, pero no quiere que la vean con ¨¦l- es si toda esta fren¨¦tica actividad pol¨ªtica y judicial es s¨ªntoma de una democracia en fuerte estado de salud o si augura la implosi¨®n de un modelo pol¨ªtico y constitucional que empez¨® siendo, bajo el liderazgo de Nelson Mandela, ejemplar.
Durante los 14 a?os desde las primeras elecciones democr¨¢ticas surafricanas, el CNA se ha ido convirtiendo m¨¢s y m¨¢s en una especie de PRI mexicano, "revolucionario" pero tambi¨¦n "institucional" (democracia electoral con partido ¨²nico de facto). Y, como se vio en M¨¦xico y se ve en todas partes, tales circunstancias llevan a la corrupci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y moral. Y as¨ª ha ocurrido en Sur¨¢frica durante el mandato del recientemente expulsado presidente, Thabo Mbeki.
La semilla del c¨¢ncer fue la decisi¨®n del Gobierno en 1999 de comprar grandes cantidades de armamento militar que el pa¨ªs no necesitaba a precios por encima de lo que val¨ªan con dinero que se podr¨ªa haber utilizado de manera infinitamente m¨¢s valiosa para fortalecer el sistema de educaci¨®n o en la construcci¨®n de casas para los pobres. Result¨® que de esa compra militar se llenaron los bolsillos varios altos mandos del Gobierno. Uno de los que quedaron salpicados por el esc¨¢ndalo fue Zuma, en aquel momento vicepresidente de Gobierno. Seg¨²n Zuma, Mbeki, su rival pol¨ªtico dentro del CNA, manipul¨® el sistema judicial de manera selectiva para que el peso de la ley recayera sobre ¨¦l. El mes pasado un juez concurri¨® con Zuma en que Mbeki hab¨ªa sobrepasado los l¨ªmites legales de su cargo presidencial, lo cual abri¨® la puerta para que el CNA obligara a Mbeki, que hab¨ªa hecho muchos enemigos dentro del partido, a dimitir.
Se ha colocado ahora a un presidente interino, ya que Zuma no es diputado parlamentario y por ley no puede ocupar el cargo. Kgalema Motlanthe, ex secretario general del poderoso sindicato de mineros, es un hombre sobrio y sereno ampliamente respetado en el CNA, sin excluir a Mandela. Motlanthe goza de mucho m¨¢s apoyo que Mbeki y muchos dentro y fuera del partido consideran que es el hombre indicado para poner en orden al partido de Gobierno. Su problema es que hay una importante facci¨®n dentro del CNA que cree que hay una mejor soluci¨®n: la ruptura y creaci¨®n de un nuevo partido, seguramente en diciembre, cuyo nombre parece que ser¨¢ el Congreso Nacional Surafricano, CNSA. El objetivo, seg¨²n sus l¨ªderes, ser¨¢ el de todos los partidos que emergen en similares circunstancias en otros pa¨ªses; recuperar los principios y valores supuestamente perdidos.
En el caso de Sur¨¢frica, la posibilidad de que surja un partido capaz de ofrecer un desaf¨ªo electoral al aparente partido ¨²nico -no 70 a?os despu¨¦s de llegar por primera vez al poder, como el PRI, sino 14- es un fen¨®meno al que muchos dem¨®cratas han dado la bienvenida. Pero hay un problema de credibilidad, como se?al¨® en un editorial el Sunday Times, el peri¨®dico de m¨¢s venta surafricano. "El partido perdi¨® el rumbo bajo el liderazgo de Thabo Mbeki... y por eso es ir¨®nico que muchos de los que ahora buscan una nueva vida pol¨ªtica fuera del CNA hubieran pertenecido a aquel asfixiante r¨¦gimen".
El l¨ªder del nuevo partido parece que ser¨¢ Mosiua Lekota, un personaje carism¨¢tico que en tiempos de Mandela, con quien comparti¨® c¨¢rcel, promet¨ªa un gran futuro -hasta que se enred¨® en la telara?a de Mbeki y acept¨® ser su ministro de Defensa.
El problema que tienen Lekota y sus seguidores, como muchos han se?alado, es que dan la impresi¨®n de estar motivados m¨¢s por el resentimiento que por el principio; m¨¢s por su rabia al haber sido marginados por Motlanthe y Zuma -hoy por hoy, aliados- que por su deseo de guiar al pa¨ªs por un camino m¨¢s decente y honrado.
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