No m¨¢s beb¨¦s en la c¨¢rcel
La primera unidad espec¨ªfica para acoger a reclusas con hijos se estrena hoy en Palma de Mallorca - El plan es sacar a 200 peque?os de prisi¨®n para 2012
![Mar¨ªa R. Sahuquillo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F9450e41e-903a-4681-86d5-38a9faa6e758.png?auth=4ce7ed04e46e0bf8618cf91b6c37efb3fa6a988a3a4f250fece6ec07def7ae0e&width=100&height=100&smart=true)
Cuando Darius mira por la ventana de su guarder¨ªa ve un muro. Una pared de piedra pintada de colores, pero con un ribete de alambre espinado. El peque?o, de a?o y medio y enormes ojos azules, ha nacido en la c¨¢rcel. Est¨¢ acostumbrado al uniforme marr¨®n y beis de las funcionarias, al sonido met¨¢lico de la apertura y cierre de puertas que le a¨ªslan del exterior y a que su universo sean los hijos de otras reclusas. Pero Darius y sus 17 compa?eros de cole se mudan. A partir del lunes las vistas desde la ventana de su nueva habitaci¨®n ser¨¢n a la calle o a un colorido patio de juegos que podr¨ªa ser el de una urbanizaci¨®n de una ciudad cualquiera. Seguir¨¢ viviendo en la c¨¢rcel junto a su madre, pero su habitaci¨®n no se parecer¨¢ a una celda.
El centro intenta reproducir la que ser¨ªa la vida de un menor en el exterior
Las presas podr¨¢n abrir y cerrar sus apartamentos desde dentro
Es uno de los ni?os que pasar¨¢ por la primera unidad externa de madres de Espa?a, la de Mallorca, que se inaugura hoy. Un centro penitenciario m¨¢s similar a una peque?a urbanizaci¨®n de apartamentos, que intenta reproducir al m¨¢ximo la que ser¨ªa la vida de un ni?o en el exterior. El centro, que ha costado 5,5 millones de euros y tiene 20 plazas, es el primero de los cinco que se construir¨¢n en Espa?a -Sevilla, Madrid, Canarias y Valencia- antes de 2012 para cobijar a los 200 peque?os que, como Darius, viven en prisiones espa?olas.
Pueden permanecer junto a sus madres hasta los tres a?os. Duermen con ellas, comen con ellas y suelen ir a la guarder¨ªa dentro de la propia c¨¢rcel. Hasta 1996 pod¨ªan estar en el centro hasta los seis a?os, algo que el departamento de Mercedes Gallizo, secretaria general de Instituciones Penitenciarias, estudia restablecer. Eso s¨ª, siempre fuera de las c¨¢rceles usuales, en unidades como la de Mallorca. "Los ni?os tienen que estar con sus madres, pero no es justo que tengan la experiencia de vivir en un centro penitenciario", sostiene Gallizo. En la mayor¨ªa de los pa¨ªses de Europa s¨®lo pueden quedarse en la c¨¢rcel hasta los 12 o los 18 meses.
Corina, la madre de Darius, ya no se imagina la vida sin ¨¦l. Cumple tres a?os y seis meses de condena por tr¨¢fico de mujeres y asegura que el ni?o la ha cambiado por completo. "Ahora s¨®lo pienso en salir para buscarme y buscarle un futuro fuera", dice. Naci¨® en Rumania hace 27 a?os y nunca lo ha tenido f¨¢cil. Ha llegado a la c¨¢rcel de Mallorca desde Picasen (Valencia) para incorporarse a la unidad externa de madres la semana pr¨®xima. Hasta entonces -como el resto de madres- comparte celda con su hijo. All¨ª, junto a las dos literas atornilladas al suelo ha puesto su cunita. Al lado est¨¢ el cochecito, el ba?o, el cambiador, juguetes... Ha decorado la habitaci¨®n pero sigue siendo una celda. Nada que ver con el minipiso que ocupar¨¢ junto a Darius desde el lunes. All¨ª tendr¨¢ una habitaci¨®n m¨¢s amplia -caben holgadamente la cuna y todos los b¨¢rtulos de un beb¨¦-, un sal¨®n con sof¨¢, una mesa redonda, y hasta un fregadero y un microondas para poderle preparar los biberones.
Carmen est¨¢ deseando pisar el nuevo centro. Tiene 26 a?os y un ni?o de dos. Entr¨® en prisi¨®n embarazada de tres semanas. Su padre, muy enfermo, no lo sabe. "Tengo miedo de dec¨ªrselo. Cree que estoy en Mallorca trabajando. Que tengo un horario muy malo y que por eso no voy a verle". El abuelo s¨®lo conoce a su nieto, Alex, por una foto. A Carmen a¨²n le quedan tres a?os y ocho meses de los casi siete de condena.
Menos que a Yolanda, una barcelonesa de 29 a?os, que cumple nueve a?os y un d¨ªa -"el d¨ªa no se me olvida", dice- por el mismo delito que Carmen: tr¨¢fico de drogas. Tiene dos hijos pero s¨®lo Javier, de dos a?os, vive con ella. El otro, de seis, est¨¢ con la abuela en Barcelona. Toda la vida del m¨®dulo de madres est¨¢ condicionada por los chiquillos. "Por ellos, te callas cuando algo te parece mal para que no te pongan un parte".
Lo peor de la c¨¢rcel para Yolanda es la machacona rutina. El saber que cada d¨ªa hasta dentro de siete a?os debe levantarse a las 7.30 para el recuento e irse a su celda a las ocho y media de la tarde, cuando cierran las puertas. Una cotidianidad que tambi¨¦n viven los ni?os y que ser¨¢ distinta en el nuevo centro. "Habr¨¢ horarios, pero las puertas no se cerrar¨¢n autom¨¢ticamente. La madre podr¨¢ abrir y cerrar su apartamento desde dentro. Podr¨¢ levantarse de madrugada y prepararle a su ni?o una manzanilla si le duele la tripa, o darle un yogur si tiene hambre", cuenta Juan Fernando D¨ªaz, director de la unidad externa de madres. Hasta ahora, eso era impensable.
Concha Yag¨¹e lo sabe muy bien. La subdirectora de tratamiento y gesti¨®n penitenciaria ha sido hasta hace poco directora de la c¨¢rcel de mujeres de Alcal¨¢ de Guadaira. "El nuevo centro es una prisi¨®n sin custodia similar a un r¨¦gimen abierto. Hay seguridad, pero m¨¢s enfocada a velar que nadie entre del exterior. Las mujeres no tienen el perfil de personalidad de los hombres", dice.
Pero los apartamentos y la c¨¢rcel-urbanizaci¨®n de Palma pueden despertar las mismas cr¨ªticas que tuvo la incorporaci¨®n de los ni?os a los centros penitenciarios. Entonces algunas voces aseguraron que las reclusas podr¨ªan quedarse embarazadas para acceder al pabell¨®n de madres. Sin embargo, Gallizo asegura que el n¨²mero de ni?os en c¨¢rceles se mantiene estable desde hace a?os. Argumenta que para ir al nuevo centro Corina, Yolanda o Carmen se han comprometido a seguir programas que les ayudar¨¢n cuando salgan de la c¨¢rcel. "La unidad es un proyecto educativo en el que aprender¨¢n tambi¨¦n a ser responsables de sus hijos", dice Gallizo.
Corina no quiere que su ni?o sepa que vive en una c¨¢rcel. "Cuando sea mayor no se lo voy a decir", afirma. A partir del lunes, Darius no tendr¨¢ que estar despierto a las 7.30 para el recuento. Ya no ver¨¢ m¨¢s el uniforme marr¨®n y beis de los funcionarios. En el nuevo centro nadie va uniformado. Saldr¨¢ a diario a una guarder¨ªa de la ciudad y volver¨¢, como cualquier ni?o, por la tarde. La responsable de Instituciones Penitenciarias asegura que esos ni?os tendr¨¢n una red social de apoyo: "Una vez me encontr¨¦ con el caso de un chico muy joven, pero que hab¨ªa pasado 15 a?os en la c¨¢rcel antes de fallecer. Hab¨ªa nacido y muerto en un centro penitenciario. Eso le marc¨®. No podemos permitir que estas cosas vuelvan a suceder".
![Una de las reclusas juega con su hijo en la unidad externa de madres de Palma de Mallorca.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/HJIC6C7WU4IWJL2OQ26VGJWI4U.jpg?auth=64fe6182be75fcd24e6e5d8e9d5bcf6dcbebb9d793b830c9dac866cd8295a9d3&width=414)
![Rosario, condenada a nueve a?os, en el pabell¨®n de madres de la c¨¢rcel de Palma de Mallorca.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YS2ICGSL6RNKYPSYYXOKH2XCZE.jpg?auth=3613956875a230cbf527b42967f14e550d3adf2dd58a8e8366de268b97de5dc3&width=414)
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