La risa ins¨®lita
La crisis de asistencia a las salas de cine est¨¢ provocando, entre otros males, que la mayor¨ªa de peque?as distribuidoras de cine en versi¨®n original arriesgue cada vez menos y prefiera productos amables y complacientes para amplias minor¨ªas en lugar de caminar en el alambre de la comercialidad con la exhibici¨®n de algunas de las propuestas m¨¢s ins¨®litas del cine de hoy (algo, por otra parte, tan criticable como comprensible en tiempos de recesi¨®n).
Por eso hay que celebrar como una rara avis la irrupci¨®n en la cartelera espa?ola de un cine tan inaudito como el del sueco Roy Andersson, del que hoy se estrena La comedia de la vida, una pel¨ªcula completamente alejada de los c¨¢nones habituales de narraci¨®n, sin planteamiento, nudo ni desenlace, sin protagonistas ni personajes secundarios y con un ¨²nico movimiento de c¨¢mara a lo largo de su hora y media de metraje. Eso s¨ª, miedos fuera, estamos ante algo mucho m¨¢s cercano a Buster Keaton que a, por poner un ejemplo, Robert Bresson.
LA COMEDIA DE LA VIDA
Direcci¨®n: Roy Andersson. Int¨¦rpretes: Jessika Lundberg, Elisabet Helander, Bj?rn Englund, Ollie Olson.
G¨¦nero: comedia. Suecia, 2007.
Duraci¨®n: 90 minutos.
Formado en la publicidad y con una obra cinematogr¨¢fica excepcional -cuatro pel¨ªculas en tres d¨¦cadas, s¨®lo una estrenada en Espa?a: Una historia sueca de amor, de 1970-, Andersson compone en La comedia de la vida un mosaico de secuencias, aparentemente distantes entre s¨ª, con las que muestra una sociedad plagada de seres a la deriva, incapaces de encontrarse a s¨ª mismos ni a los dem¨¢s. Desde una perspectiva a menudo kafkiana y por medio de un humor a medio camino entre lo absurdo, lo ingenuo y lo filos¨®fico, el director nos viene a decir que, como afirma una de sus criaturas, "la gente pide demasiado; exige ser feliz, pero es ego¨ªsta, interesada y poco generosa".
Para ello, Andersson utiliza el gran angular en escenas de interior y, con la c¨¢mara en ligero contrapicado y exquisitos encuadres, mostrar as¨ª continuos retablos de la soledad contempor¨¢nea, como un g¨¦lido Edward Hopper escandinavo. De modo que la pel¨ªcula se presenta como la opci¨®n m¨¢s v¨¢lida para aquellos asiduos a las salas de versi¨®n original que se hayan sentido decepcionados con ¨¦xitos como Caramel o Los falsificadores.
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