Buenas intenciones

Dos vecinos de la barcelonesa calle de P¨¦rez Gald¨®s se dirigen a esta secci¨®n para dar cuenta de c¨®mo, a veces, una mejora puede acarrear tambi¨¦n algunos problemas. I. M. y P. Z. explican lo que sigue: en la calle se hicieron una serie de obras para convertirla en peatonal ("lo que nos parece fant¨¢stico", se?alan). El resultado no ha sido el esperado: los coches entran en ella con impunidad y, con frecuencia, desde la calle de Nil Fabra, pese a que est¨¢ prohibido por una se?al de tr¨¢fico. Y no s¨®lo entran en la calle aun estando prohibido, sino que hay quien lo hace marcha atr¨¢s, lo que, relatan, caus¨® en un caso que una persona de edad que andaba por donde cre¨ªa poder hacerlo acabara en el suelo de un golpe de coche.

Otra consecuencia indeseada es que esos mismos coches aparcan como les parece y, por supuesto, tratando de interceptar lo menos posible a otros coches. Es decir, tan cerca de los portales que impiden salir de casa a cualquiera que lleve un carro de la compra o un cochecito de ni?o. Por supuesto, se puede llamar a la gr¨²a "pero no llega antes de un par de horas" lo que equivale a mantener arrestados a los residentes.

El distrito de Gr¨¤cia, al que pertenece la calle, dice que s¨®lo consta una queja de una empresa editorial. Ni una de los vecinos. ?stos, en cambio, sostienen que han llamado repetidamente a la gr¨²a. El distrito ha reforzado la presencia de la Guardia Urbana, que en lo que va de mes ha puesto 16 multas en ese punto. "S¨ª", reconoce I. M., "pero las infracciones son muchas m¨¢s y el vecindario empieza a estar soliviantado". Admite la presencia de los guardias, pero cree que no de modo suficiente y se pregunta si no valdr¨ªa la pena optar por un moj¨®n retr¨¢ctil. Los vecinos piensan. ?Tiene soluci¨®n el Ayuntamiento?

Para quejas sobre las administraciones y empresas p¨²blicas pueden dirigirse a catalunya@elpais.es a la atenci¨®n de Francesc Arroyo.