Vivo tras el bautismo de fuego
La campa?a estadounidense aparece llena de oscuros temores sobre la seguridad de Obama. Pero el candidato dem¨®crata, mucho m¨¢s s¨®lido tras dos a?os de batalla, sigue prometiendo esperanza
D¨®nde estabas cuando dispararon contra Obama? La frase que esperamos no tener que decir nunca. Una frase que incluso he dudado en poner por escrito, como si el mero hecho de escribir las palabras pudiera invitar a la desgracia. Pero ese miedo est¨¢ ah¨ª, en el fondo de nuestro cerebro, cada vez que vemos a Barack Obama sumergi¨¦ndose en las multitudes. Llevo varias semanas siguiendo las im¨¢genes de la campa?a electoral en los canales estadounidenses de informaci¨®n continua, en los que se examina cada m¨ªnimo detalle hasta el agotamiento, y, sin embargo, no he o¨ªdo mencionar esa posibilidad ni una sola vez. En cambio, casi todos los d¨ªas tengo alguna conversaci¨®n privada en la que sale a relucir el tema, sobre todo cuando hablo con periodistas.
Es irresponsable el giro de la campa?a de McCain y Palin al emprender ataques personales contra Obama
Sin querer precipitarse, el dem¨®crata prepara ya listas de colaboradores y prioridades pol¨ªticas para el Gobierno
?Est¨¢ bien esa autocensura de los medios? ?Quiz¨¢ no deber¨ªa ni estar escribiendo esto? Por ah¨ª hay gente inestable y sugestionable. Tal vez no hay acuerdo entre los expertos sobre el efecto psicol¨®gico que tienen las informaciones sobre esos temas en los medios de comunicaci¨®n, pero es evidente que alg¨²n efecto tienen. Hace unos meses, en un blog, su autora dijo que, ese d¨ªa, "asesinar a Obama" figuraba en la lista de los 100 t¨¦rminos m¨¢s buscados en Google. Su opini¨®n era que los art¨ªculos de prensa sobre el peligro de atentado hab¨ªan aumentado el n¨²mero de b¨²squedas, y que el hecho de que ella lo mencionara en su blog pod¨ªa aumentarlo a¨²n m¨¢s. Quiz¨¢ esta columna tambi¨¦n contribuya.
No obstante, ignorar este asunto por completo, no mencionar jam¨¢s por escrito lo que tantos piensan, es ignorar algo que es importante. S¨®lo con ese l¨²gubre fondo de temor es posible comprender la absoluta irresponsabilidad que representa el giro que ha dado la campa?a de McCain y Palin al emprender ataques personales contra Obama, su car¨¢cter, su biograf¨ªa y su patriotismo, unos ataques que, en otros contextos, no dudar¨ªamos en calificar de difamaci¨®n. La acusaci¨®n hecha por Sarah Palin de que se ha dedicado a "ser amigo de terroristas", los mensajes telef¨®nicos autom¨¢ticos en los que se le relaciona con el "terrorista local" William Ayers; la turbia insinuaci¨®n de que es extranjero, o incluso antiamericano, la rima de Obama con Osama; la falta de reprimenda instant¨¢nea cuando alg¨²n idiota, en un mitin de Palin, lanza un grito de "?terrorista!" o incluso "?que lo maten!"...
Los seguidores de Palin podr¨ªan replicar que esto es Estados Unidos, no la ?o?a Europa. Luchamos duro y luchamos para ganar. En esta tierra de hombres de verdad no pasa nada por sacarse un poco los ojos mientras nos revolvemos en el suelo. Pero los republicanos m¨¢s responsables no est¨¢n de acuerdo. Afirman que, si de verdad quieren poner "el pa¨ªs por delante" -el lema de campa?a de McCain-, no deber¨ªan ir en esa direcci¨®n ni arriesgarse a agitar esos demonios. No es casualidad que a Obama le ofrecieran protecci¨®n del servicio secreto desde muy pronto en las primarias. Al ver las medidas y elocuentes palabras de apoyo de Colin Powell a Obama, muchos habr¨¢n recordado que, seg¨²n se dijo, uno de los motivos por los que el propio Powell no se present¨® a la presidencia fue el miedo de su mujer a que lo asesinaran. Ning¨²n analista serio puede tener dudas de que el riesgo para Obama, por muy eficaz que sea su protecci¨®n, es mayor que el que correr¨ªa un candidato blanco.
Es evidente que los locos, xen¨®fobos y racistas est¨¢n ah¨ª, de todas formas. Pero se trata de que nadie pueda alegar jam¨¢s, ni con el menor asomo de credibilidad, que la campa?a republicana les dio la menor pizca de est¨ªmulo. Me parece importante dejar claro que he o¨ªdo a varios republicanos blancos decir, con aut¨¦ntica sinceridad, que ser¨ªa magn¨ªfico que Estados Unidos tuviera un presidente negro.
Esta cr¨ªtica del giro desagradable que ha dado la campa?a de McCain y Palin perder¨ªa cierta fuerza si la campa?a de Obama hubiera emprendido ataques similares contra el car¨¢cter y la biograf¨ªa de los candidatos republicanos. No hay duda de que el bando dem¨®crata tambi¨¦n ha hecho algo de campa?a negativa, y la excelente p¨¢gina factcheck.org revela que el propio candidato, a veces, ha falseado algunas propuestas pol¨ªticas de McCain. Pero nunca ha recurrido a los ataques personales mezquinos. En el ¨²ltimo debate, incluso se contuvo heroicamente y no puso en tela de juicio las condiciones de Sarah Palin para ser presidenta. Su mensaje impl¨ªcito fue: que juzgue el pueblo estadounidense. Es decir, la campa?a de McCain y Palin est¨¢ jugando con fuego de forma unilateral.
Y lo que est¨¢ en juego en esta elecci¨®n es cada d¨ªa m¨¢s. Tengo la impresi¨®n de estar observando una partida de p¨®quer en la que se van acumulando enormes montones de fichas en la mesa. Tanto las p¨¦rdidas como las ganancias posibles son inmensas. Lo que podemos ganar es no s¨®lo el tanto simb¨®lico de elegir al primer presidente afroamericano y a un hijo del mundo que tiene depositadas las esperanzas del mundo en ¨¦l. Es, adem¨¢s, la llegada al cargo m¨¢s importante del mundo de una persona que tiene todo lo necesario para poder desempe?ar muy bien su tarea.
No siempre me lo pareci¨®. El a?o pasado lo encontraba todav¨ªa muy inexperto. Pero Obama ha adquirido m¨¢s talla con cada nuevo reto. Para empezar, ha demostrado una fuerza y una capacidad de resistencia enormes. Con el largo enfrentamiento contra Hillary en las primarias, lleva haciendo campa?a sin cesar casi dos a?os. A trav¨¦s de todos los altibajos y durante la crisis financiera de las ¨²ltimas semanas, se ha mostrado fresco y s¨®lido como una roca. ?sas son cualidades que vienen muy bien a un presidente.
En los debates se mostr¨® digno, bien informado y maduro, frente a un John McCain gesticulante que parec¨ªa el jovencito temperamental. Recibi¨® los ataques del viejo piloto de combate con una sonrisa ir¨®nica que claramente volv¨ªa loco a McCain. Tiene un cierto despego cr¨ªptico que es una ventaja para quien ocupa un puesto de mando. Desde el punto de vista personal, parece centrado y arraigado. Se siente que ¨¦ste es un hombre que sabe qui¨¦n es. No porque siempre haya sabido qui¨¦n es, como el heredero de "un largo linaje de McCains", sino porque, durante mucho tiempo, no lo supo, y luego lo averigu¨® por su cuenta y con mucho esfuerzo, mediante la b¨²squeda de la que habla en su autobiogr¨¢fica Dreams from my Father. Tiene, por as¨ª decir, el arraigo de los desarraigados.
Adem¨¢s, ha eliminado parte de la palabrer¨ªa que se o¨ªa al principio de la campa?a. Ha demostrado un claro dominio intelectual de los temas pol¨ªticos, la capacidad de absorber y sintetizar el consejo de los expertos y una atenci¨®n constante a unas cuantas prioridades estrat¨¦gicas: la situaci¨®n econ¨®mica de la clase media, la sanidad, la educaci¨®n, la energ¨ªa.
Despu¨¦s del ¨²ltimo debate, algunos de los expertos que dieron su opini¨®n inmediata en CNN se quejaron de que hab¨ªa estado "como un catedr¨¢tico" (?qu¨¦ tienen contra los catedr¨¢ticos?). Despu¨¦s de ocho a?os de "un tipo con el que te ir¨ªas a tomar una cerveza" (George W.), a lo mejor no estar¨ªa mal tener a alguien que comprenda verdaderamente los temas complejos. Aunque no quiere vender la piel del oso antes de cazarlo, Obama est¨¢ preparando ya sus listas de colaboradores y prioridades pol¨ªticas para el Gobierno, decidido a empezar su primer mandato en mejor situaci¨®n que Bill Clinton. Cada semana que pasa, siento m¨¢s respeto por ¨¦l.
Por supuesto, uno nunca sabe hasta que llega la hora de la verdad. ?Tendr¨¢ el valor necesario? ?Podr¨¢ hacer que la pesada maquinaria de Washington, incluidos los representantes de su propio partido en el Congreso, funcione con eficacia para hacer realidad sus objetivos estrat¨¦gicos? No sabemos. Pero lo que hemos visto este oto?o nos sugiere que tiene todas las posibilidades de ser un presidente muy bueno, tal vez incluso un gran presidente.
?stas son s¨®lo algunas de las razones por las que ninguna otra elecci¨®n estadounidense desde 1932 ha tenido un lado tan oscuro, lleno de miedo, y otro tan brillante, lleno de esperanza.
www.timothygartonash.com. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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