Un coronel al mando de cien generales
Desde la designaci¨®n de D¨ªvar, el Supremo respira malestar contra el Gobierno
Un manifiesto del Tribunal Supremo contra la "intolerable presi¨®n" de la vicepresidenta Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega al exigir del Poder Judicial la suspensi¨®n por tres a?os para el juez del caso Mari Luz, Rafael Tirado, ha puesto el broche final a la revuelta que ha unido a jueces y secretarios de todas las tendencias en una protesta sin precedentes contra el Gobierno.
El comunicado, firmado por 46 magistrados, un 80% de la plantilla si se except¨²a la abstenci¨®n forzada de la Sala de lo Contencioso -que juzgar¨¢ en ¨²ltima instancia la sanci¨®n al juez Tirado-, ha causado asombro por su contundencia en exigir que se "desatiendan" demandas "justicialistas y de ejemplaridad" debidas a "motivos de oportunidad". Tambi¨¦n reclama al Poder Judicial que valore la situaci¨®n real y la carga de trabajo del juzgado de Tirado.
Los mismos que arroparon a Bermejo ahora lo menosprecian
Por supuesto, los jueces supremos se han hecho o¨ªr siempre que les ha convenido, pero un manifiesto p¨²blico tan contundente contra el Gobierno nunca se hab¨ªa producido. En el Ministerio de Justicia reconocen que ha sido "el que m¨¢s ha dolido": lo firman todos los compa?eros del sector progresista del ministro Bermejo. Los mismos que le arroparon en su sonado enfrentamiento con su predecesor del PP, Jos¨¦ Mar¨ªa Michavila, que le cost¨® la jefatura de la Fiscal¨ªa de Madrid. Al entonces admirado fiscal le definen ahora como "relevante sujeto p¨²blico".
Desde Justicia responden que el Supremo incurre en las mismas presiones al Poder Judicial que tanto critica, y se quejan de que lo haga frente a un Gobierno que ha decidido "apostar fuerte" por la justicia, con reformas y altos presupuestos.
En realidad, no hay Gobierno que m¨¢s o menos ret¨®ricamente no haya "apostado fuerte" por la justicia, y los resultados a la vista est¨¢n. Pero ha sido precisamente la ¨²ltima apuesta del presidente Zapatero, la de llamar al presidente de la Audiencia Nacional, Carlos D¨ªvar, para presidir el Tribunal Supremo la que ha generado el fort¨ªsimo malestar que respira el comunicado.
En t¨¦rminos militares, el nombramiento de D¨ªvar equivale a poner a un coronel al mando de cien generales. D¨ªvar tiene un trato afable, sentido institucional, prudencia, constancia y un sinf¨ªn de virtudes cristianas. Pero ni ha hecho la mili en el Tribunal Supremo, ni se le reconocen galones para mandar sobre tantos entorchados y tanta Cruz de San Raimundo.
El nuevo presidente procede de un juzgado central desde el que pas¨® a presidir la Audiencia Nacional. Como instructor se le recuerda por sus sumarios impecables, perfectamente ordenados. Pero no ha puesto una sentencia en su vida y en el Supremo algunos curr¨ªculos suman m¨¢s de cinco mil sesudas resoluciones de varios ¨®rdenes jurisdiccionales. Y no s¨®lo llega de una jurisdicci¨®n inferior, sino de la que m¨¢s sopapos jurisprudenciales ha recibido del Supremo en los ¨²ltimos a?os.
Entretanto, para el nuevo Consejo del Poder Judicial s¨®lo promociona una magistrada del Supremo, Margarita Robles. Nunca antes el alto tribunal hab¨ªa tenido un ¨²nico representante en el Consejo. Con un sentimiento de desprecio a flor de piel, las declaraciones de la vicepresidenta Fern¨¢ndez de la Vega caen como la cerilla que prende el incendio. Una "injerencia" de libro seg¨²n el Supremo, a la que el Ejecutivo replica que el Consejo est¨¢ sujeto a la cr¨ªtica y con m¨¢s raz¨®n si es por una multa de 1.500 euros al juez Tirado.
Pero una cosa es criticar una sanci¨®n por exigua, y otra recomendar una expulsi¨®n por tres a?os. El Supremo siempre ha estirado su garantismo cuando revisa las sanciones impuestas a los jueces y han sido varios los expulsados que han vuelto a la carrera tras presentar un recurso. As¨ª las cosas, las advertencias contra sanciones ejemplarizantes se resumen en el Foro con la frase "eso, en el Supremo, se lo cargan".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.