Esperanzas frustradas

Cuatro familias espa?olas se han servido ya de la selecci¨®n gen¨¦tica de embriones para curar a hijos enfermos de graves dolencias, algunas hereditarias y pr¨¢cticamente incurables. Para iniciar el proceso, las madres tuvieron que tratarse en la Universidad Libre de Bruselas o en el Reproductive Genetics Institute (RGI), de Chicago. El caso es que el proceso ¨ªntegro puede realizarse en Espa?a desde que se aprob¨® en 2006 la Ley de Reproducci¨®n Asistida, impulsada por el PSOE y votada con el apoyo de todos los grupos parlamentarios, con excepci¨®n del PP y Uni¨® Democr¨¤tica de Catalunya. Resulta llamativo que, casi dos a?os y medio despu¨¦s de la entrada en vigor de la ley, no naciera hasta el pasado domingo 12 en Sevilla el primer beb¨¦ concebido tras realizar la selecci¨®n gen¨¦tica en Espa?a.

La Iglesia, que ya se opuso en su d¨ªa a la ley, condena con dureza este procedimiento porque considera que un embri¨®n es persona desde el momento de la fecundaci¨®n del ¨®vulo. De los embriones obtenidos por fecundaci¨®n in vitro, s¨®lo sirven los que no han heredado la enfermedad del hermano al que van a ayudar a curar, y adem¨¢s tienen que ser compatibles gen¨¦ticamente con ¨¦l. La virulenta reacci¨®n de la Iglesia contrasta con la opini¨®n de la inmensa mayor¨ªa del mundo cient¨ªfico y de gran parte de los espa?oles, que aprueban los beneficios m¨¦dicos que puedan obtenerse de la investigaci¨®n con embriones.

Desde su entrada en vigor, el Ministerio de Sanidad ha recibido 31 solicitudes, de las que ha autorizado s¨®lo ocho casos, y siguen 17 expedientes paralizados. Los fuertes controles que contempla la norma exigen seis o siete meses de tr¨¢mites, cuando, para llegar a tiempo de salvar a los enfermos, deber¨ªan resolverse como mucho en 30 d¨ªas. La opci¨®n que les queda a los angustiados padres es salir al extranjero. Las esperanzas que despert¨® la iniciativa terminan por generar as¨ª una inmensa frustraci¨®n.

No es la ¨²nica ley en la que esto ocurre. Tambi¨¦n la Ley de Dependencia y la llamada Ley de Memoria Hist¨®rica, por citar dos de las iniciativas m¨¢s ambiciosas impulsadas por el PSOE, despertaron muchas expectativas que no terminan de cumplirse. En el primer caso, la urgencia de su calendario, su escasa dotaci¨®n y la complejidad de su desarrollo la han conducido a estrellarse con la dura realidad y, a?o y medio despu¨¦s de su aprobaci¨®n, dista todav¨ªa mucho de ser operativa. En el segundo caso, los t¨¦rminos en que est¨¢ formulada son tan vagos que no es f¨¢cil saber qu¨¦ se le puede exigir al Estado respecto a la exhumaci¨®n de los restos de las fosas comunes, por ejemplo.

Las leyes deben elaborarse y dotarse para ser cumplidas. Si no es as¨ª, se distorsiona su sentido y se acaba con las ilusiones de quienes las celebraron porque las necesitaban.