El tablero se mueve

El tablero pol¨ªtico israel¨ª es, quiz¨¢s, el m¨¢s enrevesado del mundo. La l¨ªder de Kadima, sucesora in p¨¦ctore de Ehud Olmert, Tzipi Livni, ha fracasado en su intento de formar Gobierno porque el partido religioso sefard¨ª Shas ped¨ªa subsidios sin fin para sus escuelas y se negaba a que se negociara sobre Jerusal¨¦n, para seguir en la coalici¨®n. Por ello, el Parlamento israel¨ª convocar¨¢ elecciones para primeros de a?o, y lo sorprendente es que algunas variables, hasta ahora esquivas, apuntan a una convergencia que permitir¨ªa hablar seriamente de paz con la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas.

La primera de ellas es que, al rechazar el chantaje de Shas, la integridad de Livni ha subido muchos enteros ante la opini¨®n y, seg¨²n las encuestas, podr¨ªa derrotar a la derecha del Likud que abandera Benjamin Netanyahu, duro entre los duros. La cosa no es balad¨ª porque aunque est¨¢ por demostrar que Kadima y Livni lleven consigo la voluntad de renuncia territorial que har¨ªa posible negociar la paz, s¨ª lo est¨¢ que Netanyahu, ex jefe de Gobierno, ¨²nicamente cree en la paz de la imposici¨®n y de la victoria militar.

Al mismo tiempo, el presidente israel¨ª, Sim¨®n Peres, muestra s¨²bitamente un inter¨¦s llamativo por la iniciativa lanzada por la Liga ?rabe en 2002, en la que se ofrec¨ªa la paz sin reservas y el reconocimiento de Israel por todos sus miembros, a cambio de la retirada completa de todos los territorios ocupados, incluida Jerusal¨¦n. El hecho de que en aquella fecha Peres, l¨ªder del laborismo, desechara con sarcasmo mal avisado la propuesta, no hace sino m¨¢s interesante su cambio de opini¨®n. Mudar es de sabios.

Y en el otro lado de la negociaci¨®n, Abbas anuncia la mejor disposici¨®n para poner en pr¨¢ctica el plan de reconciliaci¨®n egipcio, anunciado el 19 de octubre, con el movimiento Ham¨¢s, que domina en Gaza y que ya hab¨ªa dicho que est¨¢ dispuesto a discutir la unificaci¨®n sobre esas bases. Y, evidentemente, sin una unidad del movimiento palestino no tiene objeto negociar, porque una parte anular¨ªa lo que decidiera la otra, si no se contaba con su anuencia previa.

Son muchos interrogantes, posibilidades abiertas y expectativas de dif¨ªcil resoluci¨®n. El mundo ya ha estado ah¨ª antes y todo ha acabado en la m¨¢s absoluta frustraci¨®n. Pero nadie tiene derecho a no estudiar cualquier iniciativa seria de paz. El voto de Israel tiene la palabra.