La Ca?ada no figura en el plan de Madrid para acabar con las chabolas
Las 800 familias que habitan en infraviviendas ser¨¢n realojadas antes de 2011
El 10 de enero de 1986, las tres administraciones (local, aut¨®noma y central) crearon el Consorcio para el Realojamiento de Poblaci¨®n Marginal en la regi¨®n. La intenci¨®n era acabar con 2.500 chabolas levantadas en poblados de creativos nombres como El Cerro de la Mica, Los Focos, Pies Negros o Camino de las Pajarillas y alojar a sus habitantes en pisos de ladrillo. El objetivo se consigui¨® 12 a?os m¨¢s tarde, pero las chabolas siguieron creciendo; algunas, en nuevos poblados como el Salobral y otras, junto a los edificios donde se hab¨ªa realojado a las familias. Era imposible acabar con los guetos.
La guerra declarada por el Ayuntamiento y la Comunidad contra el chabolismo en Madrid empieza en aquella fecha de 1986 y culmina con la firma del convenio, ayer. La meta es m¨¢s ambiciosa: acabar con el chabolismo en la capital antes de 2011. La operaci¨®n pretende desmantelar cuatro poblados chabolistas (El Ca?averal, en el distrito de Vic¨¢lvaro; Mimbreras II, en Latina; Santa Catalina, en Puente de Vallecas, y el Ventorro de la Pu?al¨¢, en Villaverde) y realojar en pisos a 499 familias. El coste total, financiado a medias por ambas administraciones, es de 109,8 millones de euros, a 220.000 euros la familia. Otros dos poblados, Los Trigales (en el distrito de Puente de Vallecas) y Puerta de Hierro (en Moncloa-Aravaca) seguir¨¢n la misma suerte. En total, habr¨¢ 837 infraviviendas menos. Pese a que la nota de prensa del Ayuntamiento se titulaba Adi¨®s a las chabolas en Madrid, la infravivienda no acabar¨¢ en esa fecha de 2011. La Ca?ada Real, el mayor poblado de todos, con 40.000 viviendas, no est¨¢ incluida en los planes.
"Si viene la polic¨ªa, la recibiremos otra vez enmascarados y a pedradas"
La noticia de los nuevos realojos sent¨® bien ayer por la ma?ana en poblados como El Ca?averal, con 118 infraviviendas, y Mimbreras II (121), dos barrios que parad¨®jicamente fueron construidos por el Gobierno regional hace m¨¢s de 12 a?os para dar cobijo a los chabolistas.
El patriarca de las Mimbreras II, el t¨ªo Curro, la define como "una buena cosa que todas las personas humanas tienen que querer por la fuerza". "Tener un piso donde estar caliente, sin la humedad y las ratas, con tus habitaciones para que la familia est¨¦ a gusto y los ni?os vayan al colegio... Eso est¨¢ muy bien, ?no?", dec¨ªa. "Pues no", le contesta en otra calle, apoyado en el cap¨® de un coche, un joven del poblado. "Yo no quiero moverme. Me he criado aqu¨ª y no pienso dejar mi tierra. Si viene la polic¨ªa los recibiremos otra vez enmascarados y a pedradas", dice el chaval sobre una calle de fango.
La ca¨ªda del precio de la chatarra, de 30 c¨¦ntimos a seis en unos pocos meses, deja dudas a quienes tendr¨¢n que pagar el alquiler de los nuevos pisos. "Con eso ni siquiera se paga el gasoil que se gasta en ir a buscarla. Es por la crisis", dice Jes¨²s V¨¢zquez, de 24 a?os. "Estoy apuntado al INEM. He tenido un trabajo de guarda de seguridad, pero ahora ya no hay nada, y en muchos sitios no me contratan porque soy gitano", asegura.
En el Ca?averal, el suelo es un amasijo de asfalto, azulejos y cristales rotos. Las chozas se apoyan unas en otras. Los muros de ladrillo se solapan con paredes met¨¢licas y techos de pl¨¢stico ondulado de color verde botella. Ruina tras ruina, se suceden m¨¢s de un centenar de hogares.
Las familias combaten el fr¨ªo con candelas de le?a. Do?a Juana, falda larga y pendientes de oro, guisa a fuego lento en su choza. No recuerda cu¨¢ntos a?os tiene, pero s¨ª que lleva 22 de ellos en el poblado. "Mi casa est¨¢ mejor que una chabola, tengo muros y se pasa menos fr¨ªo. Pero entra agua. Y ratas. Y bichos. De noche no podemos dormir de las cucarachas".
Los ni?os del poblado juegan con lo primero que encuentran. Algunos van al colegio. "Aprenden a dibujar, los n¨²meros... Alg¨²n d¨ªa pueden llegar a ser m¨¦dico o lo que quieran", dicen las madres m¨¢s j¨®venes. Los hijos de las chabolas duermen tiritando bajo tres mantas, abrigados y con gorro, porque en muchos chamizos no hay lumbre. Jos¨¦ Jim¨¦nez, de 29 a?os, tambi¨¦n lleva d¨¦cadas en el poblado. A los 16 descubri¨® que ten¨ªa enfermedad de Crohn, y desde entonces las idas y venidas al hospital no han cesado. Problemas de bazo, de h¨ªgado, de circulaci¨®n... Hace dos meses tuvo que pasar uno ingresado en el Gregorio Mara?¨®n. Cuando regres¨® ya no ten¨ªa casa. "Vienen sin un papel, sin nada, y te tiran la casa, con todo dentro", cuentan sus vecinos. "Es la segunda vez en un a?o que derriban la m¨ªa", cuenta Jos¨¦, que ayer estaba acabando de levantar su choza de nuevo. No ten¨ªa nada. Una habitaci¨®n vac¨ªa con una estufa el¨¦ctrica. Se dispone a pasar la noche all¨ª, con su mujer y sus dos hijas de ocho y tres a?os. "Dormiremos juntos para pasar el fr¨ªo. Se pasa tanto como durmiendo en la calle".
?stas son las caras de quienes recibir¨¢n los pisos de realojo. Para acceder a las viviendas, las familias deben cumplir varios requisitos. Los fundamentales son residir y estar empadronado en el barrio antes de 2004, ser mayor de edad -no tendr¨¢n derecho los menores de 25 a?os que no constituyan una unidad familiar con menores a su cargo-, tener unos ingresos inferiores a 25.000 euros al a?o y no tener bienes inmuebles ni haber sido adjudicatario de una VPO, as¨ª como tampoco ser titular de un contrato de arrendamiento.
El suelo de estos poblados quedar¨¢ en manos del Ayuntamiento, que lo destinar¨¢ a distintos fines. El alcalde, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, se?al¨® ayer con ejemplos de otros poblados ya desalojados el camino que seguir¨¢n los terrenos incluidos ayer en el convenio. En Plata y Casta?ar, por ejemplo, se construir¨¢ "un barrio sostenible y energ¨¦ticamente autosuficiente", asegur¨® Gallard¨®n. El suelo de El Salobral y Mimbreras I se destinar¨¢ a actividad industrial; la eliminaci¨®n de Trigales contribuir¨¢ a la ampliaci¨®n de Mercamadrid y la desaparici¨®n de Pitis ha permitido la construcci¨®n de nuevas infraestructuras de comunicaci¨®n. La presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, aport¨® otros ejemplos: "En el terreno que en tiempos ocupaba La Celsa hay ahora un instituto, y en el que se encontraba La Rosilla, uno de los conocidos como supermercados de la droga, es hoy en d¨ªa parte del Ensanche de Vallecas".
En algunos de esos poblados, concretamente en El Salobral y en los Trigales, pendientes de ser reutilizados, a¨²n resisten algunas familias. Varias resoluciones judiciales han conseguido parar por ahora las demoliciones de Urbanismo. Carmen G¨¢zquez naci¨® en Los Trigales hace 43 a?os. La mujer paga la luz, el agua y los impuestos de su casa. Un d¨ªa se presentaron los polic¨ªas y le dijeron que le iban a derribar la casa. Tambi¨¦n le dijeron que no la iban a realojar. Lo mismo le ocurre a su hermana Natividad y a otra familia en El Salobral. ?Qu¨¦ es lo que tienen en com¨²n estas familias? Que todas han recurrido a los tribunales para parar las excavadoras. Y una cosa m¨¢s. Todas tienen como abogado a Roberto Alonso Mart¨ªn, un joven letrado especializado en este tipo de conflictos y que ahora se har¨¢ cargo de algunas familias de la Ca?ada Real.
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