Cer¨¢mica nacida entre rejas
Tres internos de la prisi¨®n de Nanclares visitan la exposici¨®n de sus obras en la Escuela de Dise?o de Vitoria - Han seguido un curso de 725 horas
No hab¨ªa canap¨¦s ni copas de cava, adem¨¢s de que la hora era un tanto intempestiva para la recepci¨®n de los artistas en la exposici¨®n de su obra, pero Jos¨¦, Pedro y Miguel no responden al arquetipo del creador contempor¨¢neo. Y es que su vida diaria transcurre entre los muros de la c¨¢rcel de Nanclares de la Oca, desde donde llegaron ayer a las once de la ma?ana para contemplar por vez primera la muestra de cer¨¢mica en la que participan en la Escuela Superior de Dise?o del Pa¨ªs Vasco, sita en Vitoria.
El resto de sus compa?eros se qued¨® en presidio. Jos¨¦, Pedro y Miguel se convirtieron ayer en los afortunados de entre los casi 20 reclusos que han participado en los talleres que dirige el monitor Santiago Gonz¨¢lez Merino desde el a?o pasado. Prefieren no decir su apellido, aunque no eluden las fotograf¨ªas ni la charla sobre su obra art¨ªstica. M¨¢s discretos se muestran, como es l¨®gico, cuando se les pregunta sobre las obras que les llevaron a prisi¨®n.
"Cuando surgi¨® el taller de cer¨¢mica, no dud¨¦ en apuntarme"
Prefieren la vida en la calle. Pedro, m¨¢s de 50 a?os, porte elegante, dicci¨®n educada, reci¨¦n afeitado, reconoce su formaci¨®n como maestro industrial en Mec¨¢nica y su trabajo en el torno o realizando troqueles. "Cuando surgi¨® el taller de cer¨¢mica, no dud¨¦ en apuntarme; era lo m¨ªo", reconoce.
Empezaron con los "churros" de barro, de los que surgen c¨¢ntaros, b¨²caros o floreros como los que se exponen. Tambi¨¦n se trabaja en el modelado, en donde Pedro se ha descubierto como un h¨¢bil creador de dragones y otras figuras exc¨¦ntricas. Las 725 horas del curso dan para mucho: por supuesto, se aprenden unas t¨¦cnicas, pero tambi¨¦n se trabaja en la educaci¨®n en un sentido m¨¢s amplio. "Desde la socializaci¨®n, el debate con los compa?eros, el intercambio de opiniones, hasta la ocupaci¨®n del tiempo en la c¨¢rcel o aliviar las penas de prisi¨®n", explica el monitor.
Y tambi¨¦n llevar una alegr¨ªa a la familia. Como le ocurre a Jos¨¦, gitano natural de Zaragoza, residente en Vitoria, que no da abasto con su producci¨®n cer¨¢mica ante las peticiones de su familia. Si Pedro tiene formaci¨®n profesional y ha acabado en la c¨¢rcel por circunstancias adversas, Jos¨¦ tuvo que vivir una infancia y juventud m¨¢s que dif¨ªcil en un barrio a las afueras de la capital ma?a.
A pesar de que le cuesta reconocerlo, desde una combinaci¨®n de humildad y timidez que seguro no exhibe cuando se trata de otros asuntos, Jos¨¦ destaca por su capacidad en el dibujo y por el buen gusto en el acabado de las piezas. Lo comenta Santiago Gonz¨¢lez, el monitor, quien alaba algunos retratos en cer¨¢mica de Camar¨®n de la Isla que ha hecho y no han llegado a la exposici¨®n. "Es que se las lleva la familia y no me puedo negar", explica Jos¨¦, quien espera dedicarse a la cer¨¢mica cuando salga a la calle.
La familia, en este caso sus hijas, tambi¨¦n acompa?aban a Miguel en este d¨ªa especial, en el que sal¨ªa de la c¨¢rcel despu¨¦s de meses. Miguel, m¨¢s discreto, prefiri¨® la conversaci¨®n con sus hijas, en un entorno m¨¢s amable que los locutorios de Nanclares .
"Se trata de que los internos que participan en el taller recompongan en lo posible sus vidas", explica Gonz¨¢lez, quien recuerda c¨®mo Alberto, otro de los participantes en el primer taller, ahora en la calle tras cumplir condena, sigue trabajando en la cer¨¢mica. Pedro, el maestro industrial, tiene claros los beneficios del trabajo con la arcilla. Al menos, as¨ª lo ha escrito junto a sus figuras: "El trabajo duro, ejemplar, del alfarero me ha servido para entender que puedo volver a ser ¨²til a m¨ª mismo y a la sociedad".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.