Obama, actor y guionista
Estamos ante un excelente narrador. Un hombre que sabe contar historias. Que lo hace con ¨¦nfasis y pasi¨®n. Pero sin desbordarse ni desafinar con una nota excesiva. La contenci¨®n y la moderaci¨®n forman parte tambi¨¦n de su estilo. Durante esta larga campa?a, la m¨¢s larga de la historia, no ha cesado en ning¨²n momento de contar historias, ap¨®logos sacados de la vida real con los que transmite sus ideas y propuestas. Ha contado con una materia prima excelente, escrita de su propia mano hace 15 a?os, cuando todav¨ªa ni siquiera so?aba en una carrera pol¨ªtica tan fulgurante. Su libro Los sue?os de mi padre, en el que cuenta su b¨²squeda de las ra¨ªces paternas, es ante todo una excelente narraci¨®n, que se convirti¨® en best seller.
Una buena historia y mucho dinero es la f¨®rmula que ha hecho grande al cine. Con el lenguaje cinematogr¨¢fico a su disposici¨®n, su actuaci¨®n como narrador y su testimonio personal, Obama ha dado un golpe sensacional a cinco d¨ªas del decisivo martes 4 de noviembre. Ha contado con el dinero, m¨¢s de tres millones de euros, para comprar media hora en las principales cadenas, donde sus narraciones apenas han llegado a su p¨²blico millonario.
Su rostro sonriente y tranquilo y su voz de tenor, redonda y bien modulada, ha entrado casi por primera vez en muchos hogares donde imperan las diatribas de los jim¨¦nezlosantos americanos. Y lo ha hecho con historias de la vida real, dif¨ªciles pero esperanzadas, sin asomo de ataque alguno a su rival.
Constituye todo un hito en la propaganda pol¨ªtica y electoral, sin duda. El objetivo es que la gran mayor¨ªa, esos votantes indecisos o reticentes, perciban de forma pl¨¢stica la naturalidad de una situaci¨®n en la que Obama sea el presidente. Juega para ello con el lenguaje de las emociones y de los sentimientos m¨¢s que con arduos argumentos, todo con un subrayado musical lleno de lirismo y una iconograf¨ªa de banderas, campos de trigo, suburbios y coches, totalmente americana. El remate es el engarce entre el montaje cinematogr¨¢fico y la realidad: los ¨²ltimos minutos son de conexi¨®n en directo con su mitin en Orlando. Lo que en Espa?a hacen las televisiones p¨²blicas en sus espacios informativos aqu¨ª lo admiten algunas privadas, previo pago de 775.000 d¨®lares.
Obama se puede permitir esto, y m¨¢s. Es una demostraci¨®n de poder¨ªo financiero y de confianza en la conducci¨®n de su propia campa?a. Para llegar hasta aqu¨ª ha tenido que arriesgar en dos momentos. El primero, cuando renunci¨® a la financiaci¨®n p¨²blica de la campa?a, que sit¨²a el l¨ªmite en 84 millones de d¨®lares, desatendiendo sus propias ideas acerca de los dineros electorales. El segundo, cuando decidi¨® comprar espacio publicitario en prime time como s¨®lo hab¨ªa hecho el multimillonario Ross Perot en 1992. Todav¨ªa no hay traducci¨®n visible en los sondeos, pero el prop¨®sito es ensanchar la diferencia que le separa de McCain en un momento tan pr¨®ximo a la jornada electoral que no permita reaccionar a su rival. Adem¨¢s de buen narrador, tiene dinero y es astuto. Nada puede deducirse de todo ello. Pero merece ganar.
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